Generales Escuchar artículo

Visitamos el departamento de Martín Roig, el ambientador más importante de los últimos 30 años

“Si no fuera por las sombras, no habría belleza. La encontramos, no en la cosa en sí, sino en los patrones de las sombras, en la luz y la oscuridad que crean una cosa contra otra”, definía e...

Visitamos el departamento de Martín Roig, el ambientador más importante de los últimos 30 años

“Si no fuera por las sombras, no habría belleza. La encontramos, no en la cosa en sí, sino en los patrones de las sombras, en la luz y la oscuridad que crean una cosa contra otra”, definía e...

“Si no fuera por las sombras, no habría belleza. La encontramos, no en la cosa en sí, sino en los patrones de las sombras, en la luz y la oscuridad que crean una cosa contra otra”, definía el escritor japonés Jun’ichiroōTanizaki en su libro El elogio de la sombra. Tanto lo oriental como la búsqueda de esa sombra que descubre la belleza viven en cada rincón del departamento de Martín Roig, al que llegamos en un ascensor antiguo y pequeño. A medida que subimos, distinguimos con mayor nitidez los acordes de “Signos”, de Soda Stereo.

Multifacético y con una gran trayectoria en eventos de lujo, Roig encuentra −en cada parte suya− un sentido y un lenguaje. Nos confiesa no estar disociado internamente. Sus facetas profesional, artística y musical conviven cómodamente en su mundo interno. Su amor por el piano nació cuando tenía solo seis años, y uno de sus principales maestros fue Antonio De Raco, con quien estudió durante una década. “Fue la persona que más me educó. Me enseñó a vivir. Es muy difícil ser intérprete de Mozart si no sos un buen intérprete de tu propia vida”.

“Mi vida es una obra en construcción y todos los artistas tenemos la obligación de reconstruirla las veces que sean necesarias. Como decía la gran María Félix, ‘Nací dos veces: cuando mi madre me trajo al mundo y cuando yo me inventé’”.

También, confiesa haber heredado ese amor por la música de su abuela paterna, que tuvo un palco en el Teatro Colón por 40 años y lo llevaba a escuchar óperas de chico. Fue en uno de esos conciertos, específicamente el del pianista polaco Witold Malcuzynski, en el que se dio cuenta que quería aprender a tocar el piano profesionalmente y empezó a tomar clases de inmediato.

“Mi casa es mi espacio de juego y de investigación. Es donde las cosas cambian de lugar todo el tiempo, donde no hay reglas. Y si hubiese, las rompo”.

“Trato de ser un buen ‘concertista’ en las fiestas que ambiento, que son sofisticadas, complejas y muy difíciles de hacer. Son un producto fabuloso. Creo en ellas profundamente. Yo mismo me haría esas fiestas”.

El legado

Desde hace muchísimos años, a principios de enero, Martín y su familia se suben a un barco y se van a la Antártida. Fue a través de su padre que tomó una enseñanza de vida interesante. Por empezar, gracias a él descubrió el mundo de la medicina (cursó hasta cuarto año) y llegó a presenciar varias cirugías de chico. En su mesa de operaciones, su padre podía tener a un futbolista cuya vida profesional se jugaba en la operación o a una señora que se había esguinzado un pie.

“Todo eso se ve reflejado en mi ética, mi estética, en mis creaciones y en mi casa. Mi padre operaba con el mismo cuidado y cariño a todo el mundo. Yo le hago fiestas a todos los jugadores y celebridades que se te ocurran y, también, a personas que no son famosas. Para mí, son todos iguales y los respeto profundamente, más allá de quiénes sean en su vida personal”.

Dice Martín que el elogio más grande que recibió en su vida profesional vino de un cliente que lo contrató para una de sus fiestas por el simple hecho de que le daba tranquilidad que estuviera allí. “Mi presencia le hacía bien, y eso lo valoré muchísimo”.

Hay que pensar que Roig y su equipo cambiaron la visión de lo que se entendía como un evento desde su puesta en escena: plantean una experiencia estética de muchísimos estímulos, y en una misma noche puede llegar a haber hasta 40 shows diferentes. “Los invitados se impactan mucho y se van con la sensación de haber viajado. No es normal lo que hacemos. No todo el mundo entiende la responsabilidad de tener 500 invitados en un evento. Mi trabajo me abre las puertas a las emociones de la gente. Si el cliente está contento, es una fiesta exitosa sí o sí, no importa lo que pase”.

“Hoy en día está muy profesionalizado el oficio. Ya no importa tanto el nivel de inversión en un evento; la fiesta que cuesta más dinero no siempre es la más divertida. Yo hago un producto y la disposición a ser feliz es tuya porque para mí la felicidad y el disfrute se trabajan”, nos cuenta Martín, que viaja por el país enseñando el oficio, fiel a la premisa “cuánto más das, más recibís”.

Soltar

Roig creó un ciclo de conciertos mensuales para 70 asistentes. Duran 30 minutos, son ejecutados por músicos de alto nivel y tienen lugar en el living de su casa. “Levanto absolutamente todo para montarlos. Lo que le propongo a la gente es que viva su casa sin prejuicios ni esquemas (salvo los propios) y que investigue cómo quiere vivir, que no se trabe en un formato".

“También, que intenten no acumular. A la casa hay que curarla todo el tiempo y soltar lo que ya no va”, dice Martín, “practicante” de la cultura japonesa, de la que admira su liviandad y despojo.

“Pero ¿qué hacés con los recuerdos?”, le preguntamos. Martín reconoce que no hay una sola partícula de nostalgia en su cuerpo. “Soy retro, me gustan los objetos antiguos y de los 60, pero no me apego a nada; menos, en esta etapa de mi vida. Mis amores, mis penas y los buenos recuerdos están dentro mío”.

“Cada uno ve el mundo con su propia lente. La mía es oscura, dark. Imaginate que mi autor favorito es Edgar Allan Poe. Si yo fuese una estación del año, sería el invierno”, dice Martín con humor.

“La disciplina me llegó a los 50 y se la debo al piano. De chico no era así; es un regalo que apareció ahora. A veces, las relaciones tardan en madurar”.

 

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/revista-living/visitamos-el-departamento-de-martin-roig-el-ambientador-mas-importante-de-los-ultimos-30-anos-nid12102025/

Volver arriba