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Una vivienda con frente de ladrillo, techos inclinados, forma de “casita” y absoluta originalidad

El último lote de un barrio de Escobar fue el elegido por una familia para construir su nueva vivienda. La normativa era estricta: todos los techos debían ser inclinados. “Las casas más ant...

Una vivienda con frente de ladrillo, techos inclinados, forma de “casita” y absoluta originalidad

El último lote de un barrio de Escobar fue el elegido por una familia para construir su nueva vivienda. La normativa era estricta: todos los techos debían ser inclinados. “Las casas más ant...

El último lote de un barrio de Escobar fue el elegido por una familia para construir su nueva vivienda. La normativa era estricta: todos los techos debían ser inclinados. “Las casas más antiguas y tradicionales ya los tenían; las más nuevas los ponían pero como ocultos, disimulados, a regañadientes, algo que no queríamos hacer”, cuentan sobre el proyecto los arquitectos Matías Mosquera y Camila Gianicolo, de Atelier M, que en esta obra hicieron equipo con Nicolás Krause.

¿Qué decidieron? Cumplir con las reglas, pero reinterpretándolas con una mirada actual que permitió ambientes amplios, luminosos y en- lazados con naturalidad. “Por ejemplo, a uno de los volúmenes lo ‘soltamos’ del piso. Flota por arriba y cruza de forma perpendicular los espacios sociales”, explican.

Más allá

Los otros elementos fuertes de la obra fueron el ladrillo –presente en las fachadas y muros y techos interiores– y una vista constante hacia los el parque arbolado y los patios, enmarcando una postal.

El límite impuesto fue la oportunidad para explorar cómo hacer arquitectura desde la tradición con un guiño contemporáneo. Y lo llevamos al extremo, con pórticos que muestran un perfil arquetípico de casita

Arqs. Matías Mosquera, Camila Gianicolo, de Atelier M, y Nicolás Krause

“Buscamos ser sintéticos. El volumen de los espacios sociales tiene en las paredes y el cielo raso una terminación sin juntas que les da el aspecto de muros de piedra”.

Imagen mental

La forma básica de eso que desde chicos representa un hogar encuentra dos versiones en el contrafrente: la salida del playroom, en ladrillo; la galería, comunicada con la cocina y el sector de parrilla, en hierro.

“Creo que terminamos rompiendo el prejuicio de que,si el techo es inclinado y tenés ladrillo, es una casa vieja. Al final, no son esos elementos los que definen, sino cómo se usan”.

Comunicación

“Este tipo de casas, típicas de los años 90, muchas veces resultaban oscuras y desconectadas del exterior. Entonces, pusimos el foco para lograr exactamente el efecto contrario”.

Tamices

“La escalera cuelga desde arriba y en el espacio inferior hicimos un cantero. Sumado a las rejas exteriores, todo funciona como un filtro entre la calle y la casa, pero dejando pasar la luz de la tarde”, explican los arquitectos de Atelier M.

Los ladrillos tuvieron también otra aplicación: “Con esta alternancia de llenos y vacíos, creamos un límite difuso. Esta pared semitransparente da privacidad sin bloquear ni el aire ni la luz”, explican.

En la planta alta, el escritorio tiene una mesa de trabajo en L que permite elegir la mejor ubicación segúnla hora del día y la luz.

Transición

En la suite principal, la materialidad cambia, con cielo raso blanco y panel de kiri natural, con tablas en dos sentidos, que funciona como cabecera y divisor.

El panel de kiri separa el cuarto del vestidor con un aporte de textura y color sumamente cálido

Toques propios

Todos los baños de la casa son diferentes, con detalles, materiales y objetos que los hacen únicos.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/revista-living/una-vivienda-con-frente-de-ladrillo-techos-inclinados-forma-de-casita-y-una-originalidad-unica-nid02112025/

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