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Una odisea para votar: el pueblo bonaerense aislado donde la única urna hizo 170 kilómetros para llegar

En Morea, una pequeña localidad del partido bonaerense de 9 de Julio, votar el domingo pasado para la gente que no vive en ese pueblo fue casi una odisea. La combinación de lluvias persistentes, ...

Una odisea para votar: el pueblo bonaerense aislado donde la única urna hizo 170 kilómetros para llegar

En Morea, una pequeña localidad del partido bonaerense de 9 de Julio, votar el domingo pasado para la gente que no vive en ese pueblo fue casi una odisea. La combinación de lluvias persistentes, ...

En Morea, una pequeña localidad del partido bonaerense de 9 de Julio, votar el domingo pasado para la gente que no vive en ese pueblo fue casi una odisea. La combinación de lluvias persistentes, caminos rurales intransitables y un pueblo prácticamente aislado terminó por impedir que la mayoría del padrón pudiera acercarse a la única urna disponible.

Morea tiene cerca de 200 habitantes. La mayoría son productores y se dedican al campo. “En realidad, es más campo que pueblo; Morea tiene cinco cuadras a la redonda”, describe Maribel Bruno, vecina de la localidad, a LA NACION.

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“En el pueblo vive mucha gente mayor; es por eso por lo que nos preocupa el tema del estado de los caminos rurales. Hoy, la situación es crítica. Lamentablemente, estamos muy complicados porque estamos aislados”, agrega.

Para llegar por la vía directa, el desafío es enorme: “Uno es 40 kilómetros hacia 9 de Julio por camino de tierra, pero está intransitable hace aproximadamente un mes y medio, totalmente cortado, imposible utilizarlo”, relata.

La otra opción tampoco ofrece garantías: “El otro camino son 17 kilómetros de tierra hasta la localidad de Dudignac y de ahí es todo ruta hasta el centro de 9 de Julio”. Pero en ese trayecto los caminos también están comprometido: “Complicados, también están cortados”.

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En ese sentido, Bruno explica: “Allí hay una cortada muy importante y profunda donde corre mucha agua y lo venimos sufriendo hace dos meses; somos los propios vecinos de Morea los que tratamos de mantener el paso. Le venimos tirando cascotes, tratando de solucionarlo nosotros”.

El problema es estructural: los campos, saturados de agua, están más altos que los caminos rurales. “Más adelante, ya llegando a Dudignac hay aproximadamente 100 metros de agua con un pozo profundo, que hoy lamentablemente, si no tenés una 4x4, no podés pasar”.

El impacto en la vida cotidiana es profundo. La educación es uno de los sectores más afectados. En el pueblo funcionan la escuela primaria Nº16, con más de 110 años; una secundaria y un jardín de infantes. Pero la asistencia de los docentes es cada vez más difícil.

“En las tres instituciones, por ejemplo, la primaria, los docentes vienen de 9 de Julio y de Dudignac. Esta semana hay clases virtuales porque es imposible llegar. Lo que es secundaria los profesores tenés uno solo que es de Morea, el resto vienen todos de Dudignac, o sea que tampoco llegan. Y para el jardín de infantes el director y la maestra vienen de 9 de Julio, que tampoco están llegando”, cuenta Bruno.

La situación tuvo un impacto directo en la votación del domingo. “La verdad que fue muy tranquila porque hubo gente que no pudo llegar”, describe la vecina que, vive en el centro, a apenas una cuadra y media de la escuela, pero la mayoría no está en esa situación.

“Mucha gente que vota en Morea es de Dudignac y de 9 de Julio y quisieron venir a votar a Morea y no han podido llegar. Mucha gente del campo que tenía que votar tampoco fue a votar a Morea. Hubo una familia que vino de 9 de Julio en un Ford Falcon que tienen y les entró el agua en el auto y no pudieron pasar”, lamenta.

De las 341 personas habilitadas para votar, solo 140 pudieron hacerlo, un 41% del electorado. “Porque el resto no pudo llegar, no es que no quiso votar sino que no pudieron porque era imposible llegar”, subraya Bruno.

La escena del operativo electoral también fue insólita. “Hay una única urna en Morea, la mesa es la 131 y el presidente fue mi marido, Mariano Barbosa, que también es docente”, detalla.

Incluso los gendarmes que transportaban la urna tuvieron inconvenientes: “Vinieron a traer la urna y se encajaron por el camino corto por lo que tuvieron que dar la vuelta y hacer 170 kilómetros para llegar”.

Lo mismo ocurrió con la gente del Correo Argentino: “Hicieron 170 kilómetros de ida, pero de vuelta no quisieron volver a repetir, probaron por el camino que estaba cortado y pasaron como pudieron”. Pese a la poca concurrencia, el resultado final fue 86 votos para LLA, 45 para Fuerza Patria y 10 votos para Provincias Unidas.

La bronca en los vecinos se acumula. “Nosotros venimos de meses de sequía y el municipio durante ese tiempo que no llovió no hizo nada”, cuestiona Bruno. Y asegura que “se sabía que este fin de semana iba a llover”, más aún cuando “ha llovido 110 milímetros en dos días”.

Sin embargo —reclama—, no se hizo nada de antemano: “Los días que no llovieron y que se pudo haber trabajado y limpiar canales y arreglar caminos para que la gente pudiera circular y pueda votar el municipio no hizo nada”.

Nacida y criada en La Matanza, hace nueve años Bruno quiso dejar la inseguridad del conurbano bonaerense y se mudó a Morea, en busca un futuro mejor para su familia. “Buscando tranquilidad”, reflexiona, con 40 años. Hoy, en medio de esta emergencia hídrica, reconoce con angustia que están “repensando qué hacer en el futuro si la situación de los caminos rurales continúa”.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/campo/una-odisea-para-votar-el-pueblo-bonaerense-aislado-donde-la-unica-urna-hizo-170-kilometros-para-nid28102025/

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