Una historia de comunicación
Hemos celebrado con alegría un nuevo aniversario del Club Gente de Prensa que nuclea a los comunicadores de la Iglesia. Lo hicimos en Santa Catalina, casa tan querida, y en la fiesta también tan ...
Hemos celebrado con alegría un nuevo aniversario del Club Gente de Prensa que nuclea a los comunicadores de la Iglesia. Lo hicimos en Santa Catalina, casa tan querida, y en la fiesta también tan querida de Nuestra Señora de Guadalupe. Y las lecturas, como no pueden ser de otra manera, nos hablan de María Santísima y nos muestran a María yendo al encuentro de su prima Isabel y el fruto de ese encuentro es la alegría.
María, que lleva a Jesús, es portadora de una alegría incalculable, una alegría que hace saltar de alegría a Juan, el Bautista, que todavía está en el seno de Isabel. La alegría de la fe, la alegría de la presencia de Jesús. Y en María y en este encuentro de mujeres encontramos algunas pistas importantes para quienes estamos en el tema de la comunicación. El Evangelio se transmite persona a persona. Es una alegría que se contagia.
Muy poquito antes se nos narra el momento en que el ángel anuncia a María que va a ser la madre de Dios. El ángel es el mensajero. Dios se comunica enviando mensajeros, no mensajes. Los mensajes de Dios siempre llegan a través de personas. El mensajero, que hoy en día llamaríamos el comunicador, es el que lleva la buena noticia. Dios se comunica con comunicadores, no con comunicados. Y esa manera de transmitir la buena noticia a través de mensajeros acompaña toda la historia de la salvación.
Esa manera que tiene Dios de llegar a todos nosotros, como llega a María. En el caso de María, con un ángel. Y en el encuentro personal se hace posible la respuesta. Y se hace posible el vínculo. El mensajero anuncia algo y María responde. Y cuando recordamos esta escena, fácilmente recordamos lo que dice el mensajero, que María dijo que sí. Pero antes, María dice, pero ¿cómo puede ser eso? El encuentro con Dios es un encuentro que hace posible la respuesta y también la pregunta, el diálogo. Nuestra oración es un diálogo de un Dios que viene a nuestro encuentro y en donde nosotros podemos responder y preguntar. María se pregunta y le pregunta al ángel, ¿cómo puede ser eso? Y seguramente no fue la única vez que lo preguntó.
Poco después, cuando el niño nació y vinieron los pastores, seguro que María dijo, ¿y cómo puede ser esto? Y cuando vinieron los reyes magos, ¿cómo puede ser esto? Y cuando el niño después tiene que huir a Egipto, ¿cómo puede ser esto? Y cuando se pierde en el templo… y se dice que María conservaba estas cosas en su corazón y no las entendía, ¿cómo puede ser esto? Y después 30 años ¡en los que no pasa nada! ¿cómo puede ser esto? Y después cuando empieza a predicar las autoridades de su religión, aquella en la que ella creía, lo empiezan a perseguir. ¿Cómo puede ser esto? Toda la vida de María es un sí, después de preguntarse, ¿cómo puede ser esto? Toda nuestra vida es un sí, después de preguntarnos tantas cosas…
Y la maravilla es que Dios se comunica así, con cada uno de nosotros, siempre dejándonos la posibilidad de preguntar, de no saber, de volver a empezar, de arrepentirnos. Sobre esas idas y vueltas se construye un vínculo. Sobre esas idas y vueltas es posible el amor. No es un Dios que manda un mensaje, hay que obedecer y se acabó la historia. Es un Dios que nos busca para un vínculo, en María, en la Iglesia, en cada uno de nosotros. Es un Dios que quiere comunicarse, establecer algo en común, establecer un vínculo de amor a partir del cual ayudarnos a crecer y a transformar nuestras vidas.
Y al hacerlo así, nos da la pista de cómo tenemos que hacerlo nosotros. La buena noticia de Jesús no se transmite diciendo ¡esto se hace así! Siempre se propone, se deja espacio para la pregunta, para la duda, para otra respuesta, para la posibilidad de decir que sí, o que no. Y sobre esas idas y vueltas se va armando la comunión, se va armando la comunicación, vamos creciendo como personas. Esto es así desde María Santísima, desde antes cuando comienza la historia de la salvación. Es una historia de comunicación.
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/una-historia-de-comunicacion-nid22122025/