Un youtuber norteamericano de 56 años bajó más de diez kilos con la ayuda de la IA
“Me daba vergüenza verme al espejo”. Esa fue la realización que llevó a Cr...
“Me daba vergüenza verme al espejo”. Esa fue la realización que llevó a Crody Crone a cambiar radicalmente su imagen de la mano de la inteligencia artificial. Y lo logró: bajó 11 kilos en 46 días. El influencer norteamericano, que difunde diariamente contenidos sobre construcción y arreglo de casas, contó que, a partir de un accidente en el que se lastimó las costillas y se quebró el brazo, se permitió excederse con ciertos malos hábitos durante la recuperación. Eso lo llevó a alcanzar un peso poco saludable para su cuerpo.
“Me sentía un poco deprimido en relación a eso”, comentó, al relatar que, con el aumento de peso, no podía hacer deporte ni realizar las actividades que quería con la misma fuerza y frecuencia. Pero lejos de “aceptar” esa realidad, Crone, con 56 años recién cumplidos, decidió dar un giro rotundo y cambiar ese destino. “Me lo debo a mí mismo. Y se lo debo a mi familia también”, señaló como parte de su motivación.
Y ahí fue cuando ChatGPT entró en la ecuación. Crone se define como una persona introvertida, a la que no le gustan mucho los gimnasios, no sabe demasiado sobre nutrición y, además, vive en una zona rural de Estados Unidos. La inteligencia artificial, entonces, se posicionó como la solución a todas estas cuestiones. Así, el influencer creó un GPT personalizado para cumplir este objetivo: volver a su peso saludable y sentirse bien consigo mismo.
Pero Crone no sabía por dónde empezar. Así que le ordenó a GPT que le hiciera algunas preguntas, como cuando uno va al médico. El creador de contenidos le explicó qué tenía en su casa para hacer ejercicio (dos pesas, una soga y acceso a un local donde podía comprar más materiales) y otros datos de su vida diaria. En una primera instancia, la IA le dio un plan muy estricto en el que debía controlar todas sus comidas y, además, ejercitarse seis veces por semana.
Crone ajustó la rutina con objetivos a los que podía comprometerse: iba a ingerir dos comidas por día y ejercitarse todas las mañanas alrededor de una hora. La inteligencia artificial le armó un plan a partir de eso, pero el verdadero secreto estuvo en comer sano, tomar agua, dormir bien y bajar la tensión. “Soy solo un hombre que quería hacer un cambio y hacerlo de la mejor manera con lo que tengo”, reflexionó en el video. “Si yo lo hice, vos también podés hacerlo”, agregó.
Pasó de 95 kilos a 83 en tan solo 46 días. Su rutina comenzaba a las 4.30 y lo primero que hacía era anotar su peso en ayunas. Después, tomaba 700 mililitros de agua mientras respondía mensajes y tomaba sus suplementos diarios. A las 6 ya estaba en el gimnasio que se había armado en su casa con los materiales adicionales que le sugirió ChatGPT. Después del entrenamiento, tomaba un licuado proteico que incluía más suplementos.
Pero la rutina también incluía contar con los mejores productos para fortalecer todas las partes de su cuerpo, incluida la higiene. Por eso reemplazó los productos tradicionales industrializados por otros sin toxinas, que pudieran, de alguna manera, debilitar su sistema inmune. “No quiero que nada me impida alcanzar mi objetivo. Quiero lo mejor de todo”, le pidió a ChatGPT.
Luego de higienizarse y ducharse, pasaba a su primera comida del día, que consistía en 250 gramos de carne picada orgánica sin hormonas, acompañada de cuatro huevos frescos de campo orgánicos y un plato hondo de avena cocida con canela. En paralelo, consumía otro tipo de suplementos, como omega, vitamina C y uno que reemplazaba la ingesta diaria de vegetales verdes.
Durante el día, se exponía al sol entre 15 y 20 minutos por la mañana, lo que, según Crone, le daba “muchos beneficios para la salud”. Su segunda —y última— comida del día era antes de las 5 de la tarde. El plato se componía de arroz jazmín, carne a elección sin hormonas ni grasas, una cucharada de sal y una palta (o una cucharada de aceite de oliva para reemplazar las grasas buenas).
Después de esa comida, ya se iba a dormir. Una recomendación más: no usaba pantallas antes de acostarse; mejor si antes hacía una caminata para despejarse. También explicó que el sueño era un pilar de esta dieta, y para eso ajustó su cuarto: nada de sábanas sintéticas ni luces artificiales, sino un ambiente lo más nocturno y natural posible, con cortinas que no dejaran pasar la luz.
Para cumplir el objetivo, era necesario dormir entre siete y ocho horas, y justo antes de acostarse se tomaba otros suplementos, como magnesio, junto con una cucharada de miel. Al despertarse, repetía la misma rutina, y durante la semana solo tenía un día de descanso, en el que no entrenaba y era más relajado con las comidas. “Espero que esto los motive”, concluyó en su video. “No estoy mintiendo. No vendo nada. Es solamente lo que pasó”, aseguró.
La realidad es que el fenómeno del fitness con inteligencia artificial no es nuevo. Herramientas como FitnessAI —que crea planes de entrenamiento personalizados basados en una base de datos de más de 5,9 millones de entrenamientos y 40.000 usuarios— o Fitbod —que aprovecha algoritmos de aprendizaje automático para analizar los datos del usuario y su historial de entrenamiento, y así generar programas que se adapten y evolucionen en el tiempo— ya son furor en redes sociales.
Pablo Benadiba, entrenador de educación física, explicó a LA NACION que la inteligencia artificial tiene la capacidad de generar planes de entrenamiento personalizados que pueden ser muy útiles. Además, las nuevas tecnologías te pueden enseñar a hacer mejor los ejercicios, así como dar consejos nutricionales de línea general. También pueden ir marcando el progreso e ir fomentando la motivación a través de notificaciones.
En esta línea, Gabriela Fortino, profesora de yoga y profesora de educación física, dijo a LA NACION que, en su experiencia, probó la tecnología para armar meditaciones o prácticas para la respiración y confirmó que la inteligencia artificial puede ser un buen espacio de consulta, aunque siempre tuvo que corregir. “Si uno pregunta y es muy específico con lo que quiere saber, la inteligencia artificial puede guiarte en buena dirección, en especial en todo lo que tiene que ver con la ejecución de los ejercicios”, comentó.
Pero ambos profesionales coincidieron en que hay un aspecto fundamental que la inteligencia artificial no va a poder reemplazar: la sensibilidad del profesor. “No hay nada más importante que la relación entre el entrenador y el alumno”, confesó Benadiba. “El entrenamiento no es solamente personalizado. La diaria trae variables, y esas variables no se detectan con la tecnología”, agregó.
Sobre esto, Benadiba confesó que muchas veces los alumnos vienen con diferentes tipos de estrés, cansancio o preocupaciones que son clave tener en cuenta a la hora de pensar un plan de entrenamiento para la persona. En adición, Fortino expresó que, al ser un trabajo físico, hay un montón de cuestiones posturales y rangos de movimiento que es necesario acompañar con una persona al lado. “Si estás con alguien que te asiste, te puede corregir”, señaló. “El ida y vuelta entre el alumno y el profesor es clave para mejorar la técnica y la ejecución”, continuó.