Un virus de la infancia puede contribuir a desarrollar demencia en la adultez
WASHINGTON.— Uno de los mayores estudios que se hayan realizado sobre el vínculo entre la vacuna contra el virus varicela-zoster (VVZ) y la salud del cerebro reveló el modo en que el herpes zó...
WASHINGTON.— Uno de los mayores estudios que se hayan realizado sobre el vínculo entre la vacuna contra el virus varicela-zoster (VVZ) y la salud del cerebro reveló el modo en que el herpes zóster —la así llamada “culebrilla”— aumenta el riesgo de demencia.
El estudio descubrió que las personas que sufrieron episodios recurrentes de herpes zóster tuvieron mayor riesgo de desarrollar demencia durante varios años a partir del segundo brote de la enfermedad, en comparación con quienes solo tuvieron culebrilla una vez.
Los hallazgos fueron publicados recientemente en la revista científica Nature Medicine y aporta evidencia adicional sobre la importancia de vacunarse contra el VVZ para ayudar a proteger el cerebro.
El VVZ es el virus causante de la varicela infantil, y luego queda en estado latente en el sistema nervioso. A medida que envejecemos, el virus se reactiva pero “suele ser derrotado por nuestro sistema inmunológico”, dice Pascal Geldsetzer, profesor de la medicina de la Universidad de Stanford y uno de los autores del estudio. Sin embargo, en otros casos “el virus se reactiva completamente”, dice el investigador, y entonces se desatan los síntomas típicos de la varicela: ardor, picazón, enrojecimiento y ampollas que duelen.
El estudio descubrió que las dos versiones que existen de la vacuna —con y sin virus vivos—, reducen esas recidivas de la enfermedad y el riesgo de desarrollar demencia.
Los investigadores revisaron la historia clínica electrónica de más de 100 millones de personas en Estados Unidos en el periodo que va del año 2007 al 2023. Tras analizar 400 variables diferentes —incluyendo enfermedades crónicas, datos demográficos, recetas médicas y visitas al médico—, descubrieron que durante los tres años posteriores a vacunarse contra el VVZ había entre un 27% y un 33% menos de riesgo de desarrollar demencia.
El estudio también reveló que quienes experimentaron múltiples episodios de culebrilla tuvieron un riesgo entre un 7% y un 9% mayor de desarrollar demencia después de entre tres y nueve años del segundo brote del virus, en comparación con quienes tuvieron un solo episodio.
Cuantos más episodios de culebrilla, más riesgo de demenciaLos factores que influyen en la demencia son múltiples y complejos, desde la genética hasta el entorno y las infecciones virales. Y si bien el número de personas que desarrollan la enfermedad va en aumento, existen pocos tratamientos efectivos y no hay formas de prevenirla, más allá de los cambios en el estilo de vida.
A pesar de las prometedoras investigaciones actuales, el mecanismo biológico que explica el impacto del virus varicela-zóster en la demencia sigue sin estar clara.
Pero existen varias teorías. Una de ellas, según los investigadores, es que el VVZ se reactiva “continuamente” aunque no cause síntomas observables, afectando directamente partes del cerebro relacionadas con la demencia.
Otra teoría tiene que ver con la respuesta inmunitaria natural del cuerpo ante las infecciones: la inflamación ante una reactivación del virus o un efecto tóxico del mismo. “Así que el virus en sí no estaría atacando directamente las células del cerebro, sino el problema se deriva de la respuesta inflamatoria del cerebro ante la presencia de ese virus”, apunta Anupam Jena, médica del Hospital General de Massachusetts.
La causa también podrían ser los medicamentos que se usan para tratar los dolorosos síntomas de la culebrilla. “No lo sabemos”, dice Jena.
Sin embargo, los hallazgos del estudio señalan que quienes recibieron más de una dosis de la vacuna contra el VVZ están mejor protegidos contra la demencia, lo que respalda investigaciones anteriores que muestran que recibir dos dosis —en lugar de una— de la vacuna Shingrix reduce las reactivaciones del virus varicela-zóster.
Comprender mejor si el VVZ contribuye a la neurodegeneración es un paso importante para encontrar mejores maneras de tratar la demencia, apunta Patrick Schwab, autor principal del estudio y director de aprendizaje automático e inteligencia artificial de GSK, una biofarmacéutica que elabora una de las vacunas contra el virus.
El estudio reveló que las personas que recibieron dos dosis de Shingrix —una vacuna reciente fabricada por GSK que contiene porciones inactivadas del virus—, tuvieron un riesgo 18% menor de desarrollar demencia durante los cinco años después de vacunarse, en comparación con quienes recibieron una sola dosis de Zostavax, una vacuna más antigua elaborada con virus zóster vivos atenuados. (Zostavax fue retirada del mercado norteamericano en 2020).
También se descubrió que tres años después de vacunarse, las mujeres mayores de 50 años que recibieron Zostavax tenían un riesgo un 35% menor de demencia. A su vez, durante el mismo periodo, las mujeres de entre 80 y 89 años que recibieron dos dosis de Shingrix experimentaron un riesgo un 39% menor.
“La consistencia de los resultados es muy notable”, afirma Schwab, quien también dirige el grupo de IA biomédica en GSK. “Y eso es lo que en última instancia hace que el estudio sea tan interesante”.
Un aspecto “complejo” del estudio, según Schwab, es que solo pudo medir los casos de culebrilla que en las historias clínicas aparecen con diagnóstico de herpes zóster, lo que significa que se convirtió en “un indicador indirecto de la reactivación del virus en general”.
Qué implica para los pacientesLa vacuna contra el VVZ ya está dentro de las recomendadas para adultos mayores de 50 años y personas con sistemas inmunitarios debilitados. Algunos médicos aseguran que la evidencia actual ya es lo suficientemente sólida como para que les comentan a sus pacientes que la prevención de la demencia puede ser un beneficio adicional y un motivo extra para vacunarse. El profesor Jena comenta que recientemente les mencionó la investigación a un grupo de residentes de medicina que ni siquiera habían oído hablar de esta relación entre la culebrilla y la demencia.
Jena revisó un estudio anterior, del que Geldsetzer fue coautor, que hizo el seguimiento de más de 280.000 adultos del país de Gales y descubrió que las personas que recibieron la vacuna contra el VVZ tenían 20% menos de riesgo de desarrollar demencia durante siete años.
El investigador señala que el nuevo estudio contempla varias elementos que refuerzan la solidez de sus hallazgos “y aportan evidencia de muy buena calidad”. Al evaluar la eficacia de ambas vacunas para prevenir la demencia, por ejemplo, los investigadores descubrieron que los beneficios para el cerebro no eran permanentes, y parecían estar relacionados con la disminución de la protección de las vacunas.
AM Barrett, presidenta y profesora de neurología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts, dice que las herramientas actuales para reducir el riesgo de demencia son limitadas y no tan efectivas. Barrett, neuróloga y jefa de los servicios de neurología del Sistema de Atención Médica para Veteranos del Centro Oeste de Massachusetts, teme que el problema se politice y se vea afectado por la creciente desconfianza hacia la medicina y la creciente reticencia a las vacunas.
“Lamentablemente, los que no se ven afectados personalmente por la demencia pueden llegar a creer que esto es un intento de convencer a la gente de darse vacunas que no necesitan”, dice Barrett.
Sin embargo, agrega que la vacunación contra el VVZ no es cara y está ampliamente disponible.
“Todos queremos cinco años más de poder jugar con nuestros nietos o cinco años más de poder manejar nuestro auto”, dice Barrett. “Y esas cosas no tienen precio”.
Por Akilah Johnson
(Traducción de Jaime Arrambide)