Último parte médico: cómo sigue el niño que sobrevivió al monóxido de carbono en una casa de Devoto y por qué se salvó
“El paciente se encuentra estable, con evolución favorable”, dice el último parte médico sobre Milk de Nastchokine, al que accedió LA NACION. El niño de 2 años y nueve meses es el único ...
“El paciente se encuentra estable, con evolución favorable”, dice el último parte médico sobre Milk de Nastchokine, al que accedió LA NACION. El niño de 2 años y nueve meses es el único sobreviviente de la tragedia que todavía sacude a Villa Devoto: cinco miembros de una familia murieron por inhalación de monóxido de carbono dentro de su casa de la calle Sanabria, entre Pedro Morán y Ricardo Gutiérrez.
Según detalla el parte, “el chico, único sobreviviente de la tragedia ocurrida en Villa Devoto, fue inicialmente trasladado al Hospital Zubizarreta y luego derivado al Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez para una mejor evaluación”. En este último hospital, situado sobre Sánchez de Bustamante 1352, en Recoleta, se efectuaron estudios al pequeño para medir el nivel de intoxicación: “Se realizaron nuevos estudios –incluyendo análisis de sangre, carboxihemoglobina y ecocardiograma— y se detectó una acidosis metabólica”.
La acidosis metabólica es un trastorno del equilibrio ácido-base del cuerpo que ocurre cuando se acumula demasiado ácido en la sangre porque el organismo produce más ácido de lo normal o no logra eliminarlo bien; en casos de intoxicación por monóxido de carbono, como el de Milk de Nastchokine, esto sucede porque las células no reciben suficiente oxígeno, cambian a una respiración sin oxígeno y generan ácido láctico, lo que baja el pH de la sangre y puede poner en riesgo órganos vitales. Por eso, se trata eliminando la causa, administrando oxígeno y controlando los parámetros para estabilizar al paciente.
El integrante más chico de la familia que protagonizó la tragedia quedó internado bajo cuidados estrictos: “Por precaución y para un control más estricto, fue trasladado a terapia intensiva, donde se trabaja en estabilizar su cuadro. Su estado general es bueno”. Mañana evaluarán si corresponde aplicar un tratamiento con oxígeno a presión, pero dependerá de su evolución.
Junto con Milk, dentro de la vivienda estaban su abuelo Demetrio de Nastchokine y su abuela Graciela Leonor Just, ambos mayores de 70 años; su padre, Andrés, de 44, y su madre, de nacionalidad francesa y 42 años, y su hermana mayor, Elisa, de 4 años. Los Bomberos encontraron a los adultos mayores en la planta alta; Andrés, su esposa Marie Lanane y Elisa, en la planta intermedia. Los cinco, sin vida.
El niño fue hallado solo, apartado del resto. La rápida intervención de los Bomberos y el SAME permitió trasladarlo de inmediato. En la cuadra de Sanabria, algunos vecinos se acercan a la reja negra de la casa, que permanece cerrada. Sobre la puerta de entrada cuelga un rosario blanco, quieto entre las rejas. Frente a esa puerta, el comentario se repite entre murmullos: preguntan cómo está el nene, si “va a salir”.
Mientras tanto, dentro del Hospital Gutiérrez, la rutina de enfermeros y médicos se detiene cada tanto frente al box de terapia intensiva pediátrica. Allí, se controlan minuto a minuto los parámetros: saturación de oxígeno, frecuencia cardíaca, carboxihemoglobina. Cada dato se anota y se vuelve a verificar. En forma reservada, fuentes del hospital indicaron que “sus parámetros están mejorando”, pero aclaran que todo se maneja con cautela.
“El asesino invisible”En uno de los pasillos cercanos a Toxicología, pegado a una pared blanca, se observa un cartel que llama la atención de todos los que pasan. En letras grandes: “MONÓXIDO DE CARBONO: La información evita la intoxicación.” Debajo, una definición clara:
“¿QUÉ ES EL MONÓXIDO DE CARBONO? Es un gas tóxico producido por la mala combustión de artefactos utilizados para calefaccionar los ambientes o generar energía artificialmente que puede ocasionar la muerte".
En rojo se lee: “Es el ASESINO INVISIBLE”. El cartel enumera: “Brasero, hornallas de cocina, estufas, tiro balanceado, calefones, grupo electrógeno, termotanques”. Y detalla los síntomas: “Dolor de cabeza, náuseas, vómitos, debilidad, desvanecimiento y convulsiones”.
Y, más abajo, explica qué hacer: “Abrir puertas y ventanas inmediatamente. Oxigenar. Retirarse del espacio contaminado. Consulta inmediata a personal de salud”. También apunta a la prevención: “Mantener el ambiente ventilado. NO instalar calefón en el baño. Evitar calefaccionar con hornallas. Revisar instalaciones de gas con gasista matriculado. Colocar detectores de monóxido de carbono en ambientes”.
En la cuadra de Sanabria al 3700, la escena que reconstruyó el SAME sigue retumbando. Alberto Crescenti, titular del Sistema de Atención Médica de Emergencias, detalló en declaraciones radiales cómo encontraron a Milk de Nastchokine: “Estaba en otra habitación y lejos de la familia, por eso se salvó. Pienso que el ambiente debía tener otro tipo de ventilación. Actuaron rapidísimo con el niño, lo sacaron del lugar y nos lo entregaron para oxigenarlo. Había aspirado monóxido de carbono”.
Nada interrumpe el silencio de la calle. La casa, la reja y el rosario quedan como marca. Del otro lado de la ciudad, en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, cada parte médico se espera con cautela. Entre pasillos y sillas de ruedas, los carteles recuerdan que el monóxido no avisa. Detrás de la puerta de terapia intensiva pediátrica, ese pequeño de 2 años y nueve meses sigue bajo control. El parte lo repite: “El paciente se encuentra con evolución favorable”.