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Tony, Shelly y la linterna mágica: un cuento de Navidad, con la discriminación como tema central

Tony, Shelly y la linterna mágica (República Checa-Eslovaquia-Hungría/2023). Dirección: Filip Pošivač. Guion: Jana Šrámková. Fotografía: Denisa Buranová. Edición: Marek Královský. Mú...

Tony, Shelly y la linterna mágica: un cuento de Navidad, con la discriminación como tema central

Tony, Shelly y la linterna mágica (República Checa-Eslovaquia-Hungría/2023). Dirección: Filip Pošivač. Guion: Jana Šrámková. Fotografía: Denisa Buranová. Edición: Marek Královský. Mú...

Tony, Shelly y la linterna mágica (República Checa-Eslovaquia-Hungría/2023). Dirección: Filip Pošivač. Guion: Jana Šrámková. Fotografía: Denisa Buranová. Edición: Marek Královský. Música: Ádám Balázs . Voces originales: Michael Polák, Antonie Baresová, Ivana Uhlírová, Matej Hádek, Jana Plodková, Pavel Nový, Jaroslav Plesl, Sabina Remundová, Eva Holubová. Calificación: Apta para todo público. Duración: 83 minutos. Nuestra opinión: muy buena.

Una de las mejores tradiciones del cine de Europa del Este es la animación. Tanto en lo que hoy es República Checa como en los territorios de la ex-Yugoeslavia se desarrollaron grandes escuelas y surgieron grandes autores, de Karel Zeman a Jan Svankmajer, pasando por la escuela de Zagreb. No es extraño entonces que esa rica tradición genere aún buenas películas realizadas de modo tradicional. El estreno de Tony, Shelly y la linterna mágica, film premiado en el Festival de Annecy de 2023 (el Cannes de la Animación y el mercado más importante de la especialidad) lo demuestra y es para alegrarse.

La película es un cuento de Navidad que tiene como tema central la discriminación al diferente. Tony es un niño nacido con una rara cualidad: brilla. Sus padres lo cubren con una máscara y lo mantienen en casa con no pocos artilugios para evitarle los peligros y el rechazo del mundo exterior. A su edificio se muda Shelly, una niña audaz con la que entabla relación. Tony es imaginativo y ha creado mundos y fantasías en su reducido universo de cobijas y almohadones. Shelly tiene una linterna mágica que transforma lo cotidiano en mundos de fantasía. Y algo, además, está drenando la luz del edificio.

El film ha sido realizado completamente -con algunos pocos elementos digitales- en stop-motion artesanal, lo que le otorga la cualidad de un juego físico, algo que efectivamente está allí. Tanto en la historia como en el aspecto, recuerda a lo que otro gran animador de stop motion, Tim Burton, ha realizado en el campo. Las imágenes son al mismo tiempo notables por sus ideas como por la artesanía dedicada que las sostiene. Por momentos, abreva en el surrealismo en la medida en que explota la imaginación de los personajes como elemento central de la trama y de su resolución.

Estas virtudes, por suerte, diluyen un poco una característica que suele lastrar las películas cuyo público objetivo es la infancia y que se proponen enseñar lecciones más allá de su propia forma: el subrayado didáctico sobre la discriminación y las diferencias. Desde las primeras imágenes sabemos que ese tema es aquello sobre lo que el espectador debería pensar. Esa necesidad de que una película sea no sólo una isla para alejarnos del mundo sino un par de horas en la escuela es un lastre demasiado constante hoy, incluso en géneros y formas “para adultos”. Sí, sí, ya sabemos.

Por suerte, al “sí, sí, ya sabemos” debe seguirle “y ahora qué”, y ese “qué, en este film, es bastante. Por ejemplo, no trata de alivianar situaciones para evitar “traumas infantiles” (otra tara espantosa del cine para todo público que suele atosigarnos) sino que trata a sus personajes con ecuanimidad y delicadeza. Hay imágenes (Tony convertido en una especie de pato por la máscara que lleva al principio de la película) que son al mismo tiempo duras y poéticas. Hay personajes caricaturescos que encuentran una complejidad mayor a su diseño. Hay, en el color y la forma, una mezcla de lo cotidiano, lo fantástico y lo ominoso que sostiene el conjunto dentro del cuento de hadas (no otra cosa es un cuento de Navidad, después de todo). Todos esos elementos atraen la mirada y hacen que el espectador se mantenga interesado en lo que se narra tanto como en su forma.

Puede decirse que, en cierto sentido, el cuento no es demasiado original (a esta altura de la civilización hace siglos que no hay cuentos originales) pero sí lo son las imágenes, realizadas con el placer de jugar. Que, después de todo, es la gran justificación de la animación: hacer de la realidad un juego. Tony... es una película infantil, pues, en el sentido más adulto y noble del término.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/cine/tony-shelly-y-la-linterna-magica-un-cuento-de-navidad-con-la-discriminacion-como-tema-central-nid17072025/

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