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Thundercats: un psicólogo para calmar a los padres, un negocio millonario y el nombre que trascendió a la ficción

Los años ochenta fueron un momento de oro para la animación de Estados Unidos. Todas las tardes, los niños y niñas de la época podían disfrutar de un variado menú que incluía títulos tan d...

Thundercats: un psicólogo para calmar a los padres, un negocio millonario y el nombre que trascendió a la ficción

Los años ochenta fueron un momento de oro para la animación de Estados Unidos. Todas las tardes, los niños y niñas de la época podían disfrutar de un variado menú que incluía títulos tan d...

Los años ochenta fueron un momento de oro para la animación de Estados Unidos. Todas las tardes, los niños y niñas de la época podían disfrutar de un variado menú que incluía títulos tan distintos como Los ositos cariñosos, Jem, Los Pitufos, El Inspector Gadget o Rainbow Brite. Pero el de aventuras, en esa época, fue un género especialmente popular, con personajes ícono como He-Man o She-Ra. Y en esa línea, hubo un dibujo animado de aventuras y ciencia ficción, que se convirtió en uno de los favoritos del público de la época: Thundercats.

Los padres de la criatura

Frente al éxito de He-Man, G.I.Joe y Transformers, eran muchos los productores que buscaban algún proyecto que pudiera replicar (o superar) esos fenómenos. Las series de animación protagonizadas por un grupo de valientes guerreros se habían consolidado como las predilectas de los más pequeños, y las posibilidades comerciales que brindaba las ventas de juguetes hacía de ese un negocio redondo.

Stanley Weston, un empresario vinculado al mundo de las series y los dibujos animados y pionero en el negocio de la venta de juguetes basados en licencias televisivas, se unió con el animador Tobin Wolf, y juntos idearon una línea de personajes humanos de rasgos felinos. Con los diseños finalizados, el guionista Leonard Starr trabajó luego en la historia de esos felinos cósmicos, de dónde venían, hacia dónde iban, quiénes eran sus villanos y cuál era el status quo del mundo en el que iban a transcurrir sus batallas.

Bajo la atenta mirada de Weston, Thundercats comenzaba a tomar forma. Inicialmente se produjo una temporada para la que se invirtió la friolera de 15 millones de dólares, una suma notablemente elevada, que incluso la ubica en el podio de los cinco shows animados más costosos de los ochenta. Y si bien en 1983 los primeros episodios ya estaban terminados, para disgusto de Weston la televisación de Thundercats no se pudo concretar hasta 1985. El negocio se hacía esperar, no había certeza sobre el interés que el show iba a despertar en los niños, y nada aseguraba que Lion-O y su grupo fueran un éxito.

Los padres son los villanos

Antes de su emisión, los Thundercats tenían que vencer a una amenaza peor que Mumm-Ra, y esa era el conjunto de asociaciones de padres y madres que criticaban a muchos de estos shows animados por considerarlos muy violentos para los menores. Innumerables series se enfrentaron a rumores de cancelación impulsados únicamente por adultos que aseguraban que eso de “andar pegándose y a los tiros” no era una forma de entretenimiento saludable para los chicos. Y muy conscientes de ese riesgo, desde la producción de Thundercats tomaron cartas en el asunto.

Pocas semanas antes que el show fuera puesto al aire, un comunicado oficial adelantaba: “Thundercats tiene toda la acción y la aventura que los niños aman, pero también tiene algo más: enseñanzas sobre la vida, la amistad, la verdad, la honestidad y la justicia”. Lejos de ser un eslogan, el interés por ganarse el corazón de los padres y madres llegó a tal punto, que la producción decidió contratar a un especialista para que analizara los guiones de todos los episodios.

Un psicólogo infantil llamado Robert Kuisis fue contratado por la productora, con el objetivo de evaluar que las historias siempre concluyeran con algún tipo de moraleja. Por ese motivo es que la escena final de los capítulos, presentaban a alguno de los Thundercats hablándole al público, y compartiendo la lección aprendida en el transcurso de la aventura (un recurso similar utilizaron otros shows de la época, como Los halcones galácticos).

El negocio del plástico

La serie debía sostenerse por sí misma, entusiasmar a los televidentes y generar un vínculo de interés y fascinación con los niños. Porque a fin de cuentas, como era sabido, el verdadero negocio estaba en la venta de muñequitos, sus vehículos y la innumerable parafernalia juguetera. Pero en los años ochenta había mucho lobby en contra de los dibujos animados cuyo único objetivo parecía el de vender muñecos. El modelo de He-Man por ejemplo, cuya serie se pensó como plataforma para impulsar el interés de los chicos por sus juguetes, provocó una oleada de críticas que incluso derivó en un caso que debió ser examinado por la Comisión Federal de Comunicaciones estadounidense.

Aunque hubo un juicio que culminó con un fallo que autorizaba a las empresas a producir juguetes basados en series infantiles, varios años después se revisó dicho fallo, y se concluyó que las publicidades de los muñequitos correspondientes un show televisivo no podían ser emitidos en los cortes de esa misma ficción. Sin embargo, en el caso de Thundercats eso no supuso un obstáculo, aunque el contenido de los capítulos sí era habitual que estuviera atado a la posterior venta de juguetes.

Los guionistas de Thundercats, en muchos casos, debían someterse a las directivas de la empresa juguetera, cuando les presentaban una figura que planeaban lanzar al mercado y que debía tener su debut en la ficción para así alimentar la demanda sobre el nuevo personaje. Entonces los escritores se veían obligados a escribir una historia que sirviera como presentación del muñequito en cuestión. Y si bien a muchos escritores esta dinámica los fastidiaba, para la guionista Kimberly Morris, responsable de varios episodios de Thundercats, esa mecánica era un incentivo: “Muchos elementos surgían conducidos por el deseo de expandir la línea de juguetes. Y para mí, eso representaba más un desafío creativo que un conflicto. Que me pidan introducir algún nuevo personaje era una oportunidad narrativa fantástica”.

Como era de esperar, la línea de juguetes de Thundercats fue un éxito descomunal alrededor del mundo, y al día de hoy, no solo continúan saliendo nuevas figuras, sino que los muñecos originales y en buen estado, gozan de un enorme valor de reventa. La rareza de la colección es una figura llamada Mad Bubbler, que jamás tuvo aparición en la serie pero cuyos prototipos llegaron a ser puestos en venta en sitios de subasta por valores que superaron los 25 mil dólares.

Un fenómeno cósmico

A cuarenta años de su debut en la televisión, hay toda una generación de hombres y mujeres que recuerdan ver Thundercats durante su niñez. Y es que esa serie tuvo una vida televisiva muy sólida, que se extendió entre 1985 y 1989, a lo largo de 130 episodios divididos en cuatro temporadas. En esos años, el show fue un verdadero furor, hasta el punto de que en los Estados Unidos se registraron 81 niñas que fueron llamadas Cheetara, en honor a la heroína del grupo. Un insólito récord que evidencia el boom de los felinos cósmicos.

Thundercats aún hoy cuenta con millones de fanáticos alrededor del mundo, que celebran y reveen los episodios clásicos con su entusiasmo intacto. Aunque no tan recordado es el show musical en vivo que se presentó en distintas ciudades de los Estados Unidos, y que bajo el nombre de Thundercats Live!, mostraba a un puñado de bailarines enfundados en trajes de goma, en lo que parecía más una mala copia de Cats que un espectáculo basado en los dibujos animados.

Con el paso de las décadas hubo dos nuevas versiones de los Thundercats (una en 2011 y otra en 2012), pero ambas estuvieron muy lejos de la popularidad de la serie original. Porque como muchos de los grandes dibujos animados realizados en los ochenta, su encanto y mística dejó una huella imposible de replicar.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/series-de-tv/thundercats-un-psicologo-para-calmar-a-los-padres-un-negocio-millonario-y-el-nombre-que-trascendio-a-nid09082025/

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