Secretos de la microbiota intestinal: qué sabemos de ella, qué la afecta y qué hábitos adoptar
La microbiota intestinal se ha instalado como un tema central en la salud y el bienestar de los argentinos, según informa un estudio realizado por IFOP (Instituto Francés de Opinión Pública) pa...
La microbiota intestinal se ha instalado como un tema central en la salud y el bienestar de los argentinos, según informa un estudio realizado por IFOP (Instituto Francés de Opinión Pública) para Danone. El informe, basado en una muestra representativa de personas mayores de 18 años de todo el país, muestra que el 85% de la población conoce qué es la microbiota intestinal y que dos de cada tres personas toman acciones regulares para cuidarla, principalmente a través de la alimentación, la hidratación y el ejercicio físico.
La microbiota intestinal, compuesta por billones de bacterias beneficiosas, cumple un rol fundamental no solo en la digestión, sino también en el sistema inmune, metabólico y nervioso. Según el estudio mencionado, el 66% de los argentinos adapta su dieta o hábitos para protegerla, y el 75% considera que el consumo de yogur tiene un efecto positivo sobre la salud intestinal. Pero, ¿qué es exactamente la microbiota?
“Dime cómo está tu intestino y te diré qué salud tienes”Para entenderlo de modo sencillo podemos decir que la microbiota intestinal es un ejército de miles de millones de microorganismos que interactúan entre sí. Se habla de una simbiosis cuando están en equilibrio y una disbiosis cuando está desequilibrado.
“A mí me gusta llamarlo el primer cerebro porque es como que nos comanda, es como nuestra base de control”, dice la dra. María Ana Puiggari, médica especialista en Medicina General y Familiar, especialista en desintoxicación y microbiota. Y agrega: “Todo lo que venga de afuera, los agentes nocivos van a depender de lo que vos tengas en tu microbiota, todo tiene microbiota: tu cuerpo, la piel, en las fosas nasales, en la boca, en los ojos, en el aparato reproductor, todo tienen flora”. Si nosotros lo alteramos y lo ponemos en disbiosis es cuando lo ataca cualquier enfermedad de afuera, desde una enfermedad ocasional como el resfrío hasta las enfermedades degenerativas, autoinmunes, metabólicas, el cáncer, la obesidad, todo depende de nuestra microbiota.
Pero eso no es todo, la dra. Puiggari explica que nuestro humor, temperamento, el carácter y las decisiones que tomamos dependen también de cómo está nuestra microbiota, “cuando arreglas la microbiota y está en equilibrio, tomás mejores decisiones, estás más tranquilo, menos irritable. Esto se ve con los pacientes día a día”, asegura.
Hipócrates decía “dime cómo está tu intestino y te diré qué salud tienes”, y esto se debe a que este ejército de miles de millones de microorganismos es un ejército de trabajadores que tenemos adentro y trabaja para nosotros: nos limpia, nos barre, nos desintoxica, nos defiende, nos regenera las células de todos los órganos y digiere nuestra comida.
La microbiota se heredaNo todos nacemos con la misma microbiota, la heredamos de nuestros padres y son muchos los factores que influyen. En el momento del parto vaginal y con la lactancia materna el bebé empieza a crear su propio ejército. Nosotros nacemos con la flora que nos dan nuestro padres y a lo largo del tiempo con el estrés y la mala alimentación se va dañando.
Los enemigos de la microbiotaHay ciertos alimentos que matan a los microorganismos benéficos, estos serían todos los agroquímicos, los alimentos procesados.
Los antibióticos es algo que debemos intentar evitar porque no solo destruyen la bacteria que tenés sino que también atacan a los microorganismos de la microbiota. “A veces necesitamos hasta cuatro meses para regenerar esa microbiota. Siempre ante un antibiótico, después hay que tomar probióticos naturales o en cápsulas”, aconseja la doctora y describe que una persona que está constantemente con antibióticos, y en la ciudad que no descarga a tierra, va a tener una microbiota muy desequilibrada.
Con los pies en la tierraEl grounding es el descalzarse y poner los pies en contacto directo con la tierra. “En los elementos eléctricos siempre tiene que haber un cable a tierra, lo mismo pasa en nuestro organismo que al estar enchufados con todas las luces, la computadora hay un desequilibrio en nuestra carga eléctrica, entonces si nosotros hacemos descarga a tierra es como que se equilibra esa electricidad y mejora la microbiota”, explica la Dra. Puiggari.
Es muy importante apagar el wifi a la noche y las luces, a medida que se termina el día ir apagando y alejando la tecnología.
Asegura que también tiene efectos antiinflamatorios, cuenta que se ha visto bebés que no pueden dormir y cuando la mamá lo lleva a la tierra empiezan a descansar.
Probióticos naturalesTodos los alimentos fermentados tienen probióticos que son los microorganismos que ya están en el alimento. Algunos de ellos son el kéfir, la kombucha y el chucrut. Es importante ver las tolerancias de cada uno porque el kéfir y la kombucha tienen azúcar que alimenta la cándida que es flora patógena, si no se tiene cándida no hay problema, sino es mejor optar por el chucrut.
En el caso del yogur el ideal es el ecológico de leche de vaca de pastura. Hay dos tipos de vacas, las que se alimentan con alimento balanceado o que les ponen antibióticos u hormonas, “todo eso que comen las vacas también va a ir a tu microbiota y la va a dañar porque crecen los patógenos en vez de los benéfico”, explica. Diferente es si consumís una leche de vaca pastoril, que no esté pasteurizada, o sea que tenga todas las cepas salvajes. Es importante hacerlo de a poco porque tiene una flora diferente a la tuya. Lo mismo pasa con los pollos que están llenos de hormonas y antibióticos; en el caso de los huevos la recomendación es optar por los huevos de gallinas felices.
“El caldo de huesos es espectacular, Santa Hildegarda lo da como primer medicamento para todo y para prevención. Tiene ácido butílico, te ayuda a sellar la impermeabilidad intestinal”, cuenta la dra. Puiggari.
Despertar a la misma horaEl equilibrio entre el descanso, el sueño, el trabajo y el ejercicio es importante porque genera una simbiosis en los microorganismos que son muy lábiles, son susceptibles a los cambios, al jet lag.
“Si nosotros todos los días de la semana nos levantamos a las siete pero el fin de semana nos levantamos a las 10 u 11, esas tres horas de diferencia ya es un jet lag y altera la microbiota”, explica la doctora. Por eso lo ideal es despertarse con una diferencia de una hora como máximo. “Si todas las semanas haces un jet lag los altera, si es cada tanto no pasa nada. Todo es cuestión de constancia y rutina”, aclara. Lo mismo aplica para la alimentación, por ejemplo, no es lo mismo si todos los días comemos procesados que si una vez cada tanto en un cumpleaños.
Bendita aguaEl agua lo primero que hace es barrer las toxinas, además aumenta la cantidad y la calidad de las heces, sin agua no se produce la materia fecal, se estanca, se fermenta y afecta a la microbiota benéfica. La hidratación promueve que haya un equilibrio intestinal, un ambiente favorable, por el contrario, la deshidratación altera el equilibrio, proliferan los patógenos, hay constipación y estreñimiento.
La dra. Ana María Puiggari advierte que hay que estar atentos a la calidad del agua de cada localidad, porque si el agua tiene cloro y flúor barre la microbiota, el agua de pozo es más saludable pero no debe estar contaminada. En ambos casos es importante utilizar un filtro para que el cloro no barra toda la microbiota en el primer caso, y para frenar todos los metales pesados en el segundo caso.
Qué tipo de ejercicio hacerLa recomendación es lograr un equilibrio entre intensidad, cantidad y frecuencia. Lo ideal es una intensidad moderada para que se mantenga el régimen benéfico y no el patógeno. “Lo que hace el ejercicio es estimular la diversidad y la abundancia de bacterias benéficas”, dice la dra. Puiggari.
También, y muy importante, es que el ejercicio mejora la permeabilidad intestinal que son como agujeritos que se hacen en la mucosa intestinal que se producen por estrés, por alimentos que no se pueden digerir, por gluten, parásitos, fármacos, entre otros. Entonces lo que sucede es que cuando vos comes algo que tiene alguna toxina pasa directo al torrente sanguíneo. “Entonces tu cuerpo lo toma como un cuerpo extraño y empieza a reaccionar el sistema inmunológico. El ejercicio lo que hace es ayudar a que esta permeabilidad se vaya cerrando”, asegura la doctora Puiggari.
Es importante saber que las grasas saludables, las proteínas y el ácido butírico también ayudan a que la permeabilidad se cierre dejando que las bacterias y todos los microorganismos que están en el torrente en la mucosa intestinal puedan hacer su trabajo de digestión y no pase directo al torrente sanguíneo.
Por último, el ejercicio disminuye la inflamación en general y el oxígeno con la actividad muscular estimula a que el colon empiece a moverse para evacuar.
El impacto en la saluda mental y cognitiva puede verse, “el ejercicio genera endorfinas y mejora el ánimo, todo eso hace que tu microbiota se desarrolle más, que los microorganismos benéficos vayan ganando terreno y los yuyos se vayan muriendo y saliendo”, describe.
La microbiota de los demásCuando nos relacionamos con otras personas vamos adquiriendo la flora del otro. Hay estudios que dicen que cómo está tu flora atraes a diferentes personas y a vos te atraen ciertas personas. “Te comanda tanto que te hace elegir la persona con la que vas a estar. Tiene que haber una simbiosis entre la microbiota del otro con la tuya. Lo que vos no tenés lo tiene él y viceversa”, explica la dra. Puiggari.
La microbiota y los argentinos“El bienestar empieza desde adentro”, destaca Juan Garibaldi, CEO de Danone Cono Sur, al explicar el porqué del estudio encargado, y agrega: “Necesitamos ofrecer alimentos que acompañen el equilibro de las personas promoviendo una relación más consciente con lo que comemos y cómo nos cuidamos”. Los resultados muestran que el 93% de los encuestados ha tenido molestias digestivas alguna vez y solo el 28% las sufre con frecuencia. Dentro de los nutrientes el 85% considera clave la fibra, el 58% valora los probióticos y el 56% prioriza los alimentos fermentados. Con respecto a los lácteos el 75% cree que el yogur y las leches fermentadas ayudan a la microbiota y el 73% de los encuestados los consumen al menos una vez por semana.
Por último, el estudio arrojó que el 67% de las personas consulta a profesionales de la salud, el 45% a familiares o amigos y el 41% usa las redes sociales para informarse sobre salud digestiva. ¿En qué grupo estás?