Sandra, de Gran Hermano: la pescadora que quiso llevar un mensaje y puso a prueba su tolerancia, pero no pudo llegar a la final
“Me frustró mi salida de Gran Hermano porque estuve seis meses adentro de la casa, y a veinte días de la final me sacó Selva, que estuvo dos meses menos que yo. Me parece injusto”, le confie...
“Me frustró mi salida de Gran Hermano porque estuve seis meses adentro de la casa, y a veinte días de la final me sacó Selva, que estuvo dos meses menos que yo. Me parece injusto”, le confiesa Sandra Priore a LA NACION. También cuenta cuál fue su objetivo cuando hizo el casting, dice qué hubiera hecho con el premio si ganaba y asegura que se mostró tal cual es y que, lejos de ser una carga, para ella fue un gusto echarse la casa al hombro, cocinar y organizar todo. La última eliminada del reality de Telefe asegura que, poco a poco, vuelve a su rutina familiar.
-¿Qué balance hacés de tu paso por Gran Hermano?
-Pasé de todo, momentos de felicidad, de extrañar mucho. Las emociones son muchas, sobre todo cuando pasa ya tanto tiempo. Mi balance es positivo, sobre todo por el gran crecimiento interior que viví. No sabía que tenía tanta tolerancia hasta que estuve ahí adentro, por ejemplo. Es una lucha constante con vos misma para darte fuerzas y seguir adelante. Si aparecía algo que me hacía mal, lo corría de mi cabeza para cambiar ese pensamiento por otro y encontrarle la vuelta todos los días para avanzar; ese es el desafío.
-¿Qué más aprendiste?
-En estos meses también pude reencontrarme después de muchos años con una Sandra que estaba muy pegada a hábitos; por ejemplo, yo fumaba un cigarrillo después de cada comida y acá era cuándo se podía y si había, y tenía que ver qué hacer con eso para que no me jugara en contra. Lo mismo sucedía cuando tenía que cocinar para los 24 y a algunos no les gustaba una cosa o la otra y yo intentaba hacer otra cosa que les gustara. Siempre le buscaba la vuelta para que todo estuviera en armonía, aunque eso no sucedía obviamente.
-¿Cómo viviste tu salida en un mano a mano con Selva, que fue tu archienemiga dentro del juego?
-Me frustró bastante porque ella entró hace cuatro meses y yo tengo dos más, que encima creo son los más jorobados y son los del principio, el momento en que extrañás mucho y, al mismo tiempo, tenés que adaptarte a la casa. No podía entender cómo me había quedado afuera faltando tan poco y después de seis meses en la casa. Y ella entró en febrero. Si bien es cierto que Selva también hizo mucho en la casa y se puso la cocina al hombro, no tiene nada que ver conmigo porque yo nací y crecí con la casa y me la cargué encima. Me levantaba, iba al confesionario para preguntar qué actividades teníamos para organizar y me preocupaba por que no nos quedáramos sin comer, por ejemplo. Trataba de ordenarme para que todos estuviésemos conformes, y lo hacía porque me salía y no para ganar el juego con eso. Me frustró irme de esa manera, entonces.
-Eras la jefa de la casa y decís que lo hacías porque querías... ¿Alguna vez se te hizo pesado o te enojaste con las actitudes de otros?
-Claro que se me hizo pesado en algunos momentos. Me peleaba mucho con Selva porque ella estaba en contra de cocinarles a los que no hacían nada y pretendía que se arreglaran con lo que hubiera. Y a mí no me parecía, porque en varias oportunidades ella no cocinaba y dormía la siesta porque no quería laburar para los otros.
-Te criticaron porque a veces no eras muy limpia en la cocina... ¿Eras consciente o acaso fue una forma de venganza?
-No era consciente para nada. Me habré equivocado un montón de veces y pido disculpas. Obviamente en mi casa no limpio la ojota con el trapo de la cocina, pero si no me doy cuenta quizá lo hago. Es un error. Muchas veces tampoco pensaba que tenía una cámara todo el tiempo, pero soy humana y me equivoco. En el desafío de Donato (De Santis) el lunes pasado, todos se levantaron a amasar la pasta y no se lavaron las manos a pesar de que estaban con los pelos de los perros, por ejemplo. Son cosas que pasan y no te das cuenta. No es a propósito. Todo esto es un aprendizaje también.
-Nunca estuviste en un grupo definido. ¿Por qué?
-Ingresé pensando que iba a estar en algún grupo; se armaron rápido, pero yo veía que no eran constantes. Cuando se asentaron, sentía que no encajaba en ninguno y en todos al mismo tiempo. Sentía que si me metía en un grupo me iban a catalogar y yo quería estar abierta. Costó porque estar en un grupo te contiene y yo tenía que ir buscando quien quisiera compartir conmigo.
-¿Te arrepentís de algo de lo que hiciste o no hiciste?
-De lo que no hice no: fui yo al mil por mil.
-¿Cómo es tu familia?
-Vivo con mi marido Lucas, que trabaja en la construcción, y con nuestro hijo Valentino, que es más chico. Mis hijas mayores, Candela y Camila, viven con sus parejas.
-¿Qué dicen sobre tu participación en el reality?
-Cuando me anoté, a mis hijas mayores no les encantó. Creo que nunca pensaron que iba a manejarlo de esta manera o que no iba a hacer yo; creyeron que iba a estar más expuesta. Pero en la casa fui yo y no pensaba si salía linda o no estaba maquillada. Como me vieron, es la Sandra que está en casa y se ríe con los amigos, la de los gestos. Así soy yo y cuando me enojo, me enojo, y si estoy triste, estoy triste.
-También sos maternal e intentaste contener y unir al grupo…
-Totalmente. Siempre les hablaba de la importancia de comer todos juntos, de lo lindo de compartir y de charlar, y es lo que mis viejos me decían cuando yo tenía 12 años. Muchos me dijeron que en su casa nunca comieron todos juntos y que de ahí en más querían comer con la familia y conversar. Y ya con eso me siento realizada.
-¿Con qué objetivo te anotaste en Gran hermano?
-Porque siempre me gustaron los realities y en especial Gran hermano. Quería mostrar que las mujeres también podemos ser pescadoras, porque es un deporte que se relaciona al hombre. Ese fue el puntapié. Yo tengo lancha, aunque ahora está fundida y no pudimos arreglarla; la tenemos en Corrientes, en Esquina. Mi marido es pescador y así lo descubrí, y conocí la navegación gracias a la pesca. Igualmente quiero sacar el carnet de timonel, porque ahora soy conductora náutica.
-¿Cómo era tu rutina y qué proyectás ahora?
-Trabajé de todo, soy visitadora médica, productora de seguros, estuve en ventas durante años. Acompañé y cuidé a mis padres hasta su muerte; fallecieron cuando llegó la pandemia y yo hacía viajes llevando y trayendo mercadería de La Plata a Buenos Aires. Pero en casa la plata no alcanzaba, empecé a buscar trabajo y no conseguí nada en un año y medio, por ser mujer y mayor de 50. Y todavía tengo un montón para dar. ¿Por qué no dan oportunidades como cuando teníamos 30? Es injusto. Quería visibilizar que las mujeres somos resolutivas y las mayores de 50 también podemos. Ahora, y gracias al programa, me gustaría hacer un stream de pesca de mujeres, radio o me encantaría estar en MasterChef porque me gustan los realities. Creo que tiene que haber un cambio que depende de mí.
-¿Qué pensabas hacer con el dinero, en caso de que ganaras?
-Arreglar la lancha y terminar mi casa, que tengo a mitad de hacer.
-¿Quién creés que llega a la final?
-Me gustaría que gane una mujer, pero creo que el premio va a estar entre Luz, Tato y Juan Pablo.