Generales Escuchar artículo

Quién es Rafael Grossi, el argentino candidato para ser secretario general de la ONU

Cuando el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se reúna a mediados del año próximo para decidir quién será el nuevo secretario general del organismo, tendrá que sopesar el nombre de un...

Quién es Rafael Grossi, el argentino candidato para ser secretario general de la ONU

Cuando el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se reúna a mediados del año próximo para decidir quién será el nuevo secretario general del organismo, tendrá que sopesar el nombre de un...

Cuando el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se reúna a mediados del año próximo para decidir quién será el nuevo secretario general del organismo, tendrá que sopesar el nombre de un argentino que ya presentó su candidatura y cuyo nombre suena fuerte para el cargo, Rafael Grossi.

El actual director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) se postuló para ser el sucesor del portugués Antonio Guterres, de salida después de dos mandatos, y ya anticipó que, de ser electo, pretende realizar cambios profundos en el organismo multilateral más importante del mundo que atraviesa un período de crisis y falta de legitimidad.

“En 2026 vamos a jugar dos mundiales, y yo creo que vamos a ganar los dos”, dijo el candidato el lunes en Buenos Aires, durante una presentación organizada por el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) en La Rural, aumentando la expectativa de lo que le espera para el año que viene.

Experiencia internacional

Si bien esta es su primera postulación al máximo cargo de la ONU, el argentino no es ajeno a la palestra internacional. Al frente del OIEA, la agencia especializada del organismo internacional para tratar el uso seguro y pacífico de la tecnología nuclear, Grossi ha intervenido como mediador para evitar el colapso de una planta de energía nuclear que quedó atrapada en el fuego cruzado de la guerra en Ucrania –algo en lo que, por ahora, ha sido exitoso– y se ha visto involucrado en un conflicto entre Irán, por un lado, e Israel y Estados Unidos por el otro, algo que le valió una amenaza de muerte y una custodia permanente.

En ambos casos, no obstante, Grossi recibió elogios por su labor diplomática navegando el difícil río de las negociaciones con líderes extremistas y mandatarios globales.

En 2022, el diplomático argentino lideró la expedición que se adentró en una zona de guerra activa para inspeccionar la central nuclear ucraniana de Zaporiyia –la mayor de Europa– , que quedó bajo el control ruso y el fuego cruzado de la guerra.

Grossi, a cargo del OIEA desde 2019, fue personalmente a medir los desafíos de la misión que pretendía establecer los mecanismos de seguridad necesarios para impedir una catástrofe nuclear.

“Comprendí que el organismo internacional de energía atómica tenía que tomar un papel proactivo y no esperar a que la guerra terminara. Nadie me pidió que fuera allí y nadie quizás lo esperaba”, contó Grossi en su momento a este diario.

El diplomático se reunió entonces con ambas partes en conflicto, tanto con el presidente ruso, Vladimir Putin, como con su homólogo ucraniano, Volodimir Zelensky, y consiguió el establecimiento de un régimen de vigilancia permanente por parte de su agencia y una cierta disuasión de atacar o militarizar la zona más próxima a la planta.

“Necesitamos un secretario general que se ponga las botas y vaya donde existe el problema”, dijo Grossi en La Rural, sintetizando la versión de liderazgo que pretende llevar a la ONU.

A raíz de su experiencia en Ucrania, el candidato parece haber quedado en buenos términos con el líder del Kremlin, figura clave del escenario internacional no sólo por su rol en el conflicto armado europeo más sangriento desde la Segunda Guerra Mundial, sino, de forma más específica, por su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Dado que el proceso de selección del próximo secretario general es una negociación a puertas cerradas entre los cinco miembros permanentes con capacidad de veto del Consejo –Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia– la relación positiva pero no alineada con Moscú no es poca cosa.

Por otro lado, el diplomático también parece haber ganado el visto bueno de Estados Unidos, al menos como director de la agencia nuclear.

Este año, la agencia declaró por primera vez en dos décadas que Irán había violado las provisiones de seguridad previstas en el Tratado de No Proliferación Nuclear, haciendo referencia a los numerosos incumplimientos de sus obligaciones por parte de la República Islámica en varios sitios no declarados. La agencia y el propio Grossi aclaraban, no obstante, que no existía un programa sistemático de armas nucleares de Teherán.

Poco después, Israel y Estados Unidos bombardearon múltiples instalaciones nucleares iraníes, desatando lo que se conoció como la “guerra de los 12 días”, y de la cual el régimen iraní hizo personalmente responsable al argentino.

“Una vez que termine la guerra, nos ocuparemos de Grossi”, dijo entonces Ali Larijani, cercano al ayatollah Ali Khamenei. Los líderes iraníes culparon a las declaraciones de Grossi sobre el estado de su programa nuclear de provocar la ofensiva de Israel, a la que se sumó Estados Unidos horas después.

A pesar de las amenazas, en agosto Grossi logró negociar que Irán vuelva a permitir la entrada de inspectores de la OIEA, lo que ha sido considerado un triunfo de se gestión al mando de la agencia y otra credencial de sus capacidades diplomáticas.

El proceso de selección

Ya respaldado por el gobierno del presidente Javier Milei, que fue el primero en el mundo en presentar oficialmente una candidatura para la Secretaría General, el director de la agencia nuclear ha recibido también el apoyo de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y del presidente paraguayo, Santiago Peña.

Fue el canciller Pablo Quirno, también presente en la exposición de Grossi en la Rural, el que comunicó la presentación de la candidatura del argentino a través de un mensaje publicado en X, apenas un día después de que se iniciara el proceso de selección.

“Es un honor y un privilegio presentar hoy la candidatura de Rafael Grossi al cargo de secretario general de las Naciones Unidas. Rafael Grossi es reconocido internacionalmente por la extraordinaria tarea que viene desempeñando como Director General del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) desde hace ya seis años, lo que demuestra su gran capacidad de liderazgo ante grave situaciones que afectan la paz y la seguridad internacional”, señaló el canciller en la publicación.

Antes de ser elegido director del OIEA, Grossi ejerció el cargo de presidente designado de la Conferencia de las Partes encargada del Examen del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP) de 2020, y entre 2014 y 2016 fue titular del Grupo de Suministradores Nucleares (GSN). En 2015, presidió la Conferencia Diplomática de la Convención sobre Seguridad Nuclear y logró que se aprobara por unanimidad la Declaración de Viena sobre la Seguridad Nuclear.

Además de su amplia trayectoria internacional y del respeto profesional que le profesan múltiples figuras internacionales, Grossi cuenta también con el hecho de ser latinoamericano, lo que podría probar ser una ventaja en su campaña al cargo.

Esto se debe a que, si bien no es una norma oficial, la selección del máximo cargo de la ONU se rige por un mecanismo informal que dicta una cierta rotación geográfica de los seleccionados. Si se respeta esta regla tácita, el próximo secretario general debería ser de América Latina.

Sin embargo, el declarado interés de las Naciones Unidas por que los Estados miembros consideren “firmemente la posibilidad de nominar a mujeres como candidatas”, podría ser uno de los factores que compliquen la carrera del argentino. Todavía más por el hecho de que las dos principales competidoras por el momento son la expresidente chilena, Michelle Bachelet, y la exvicepresidenta de Costa Rica, Rebeca Grysnpan, ambas con una amplia experiencia en organismos multilaterales y lo suficientemente laureadas como para ser electas.

De todos modos, ya para cuando el Consejo optó por elegir a Guterres en 2016, había intensos pedidos de la ONU para que el máximo cargo fuera una mujer. Según el esquema rotativo informal, además, la misma debía ser de Europa del Este.

Grossi es doctor en Relaciones Internacionales, Historia Internacional y Política por el Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo de la Universidad de Ginebra, del que también obtuvo su diploma de maestría. Inició su trayectoria académica en la Pontificia Universidad Católica Argentina y en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación, el establecimiento de formación de la Cancillería.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/quien-es-rafael-grossi-el-argentino-candidato-para-ser-secretario-general-de-la-onu-nid23122025/

Volver arriba