Qué están haciendo las empresas para reconvertirse y cómo ven la economía que viene, según la presidente de Abeceb
“El mundo cambió y la incertidumbre vino para quedarse. Esperar certezas es perder competitividad”, sentencia Mariana Camino, presidente y CEO de ABECEB, la consultora económica y de negocios...
“El mundo cambió y la incertidumbre vino para quedarse. Esperar certezas es perder competitividad”, sentencia Mariana Camino, presidente y CEO de ABECEB, la consultora económica y de negocios fundada por su socio Dante Sica. Experta en estrategia empresaria, Camino –que dirige la consultora hace 20 años- dice que la Argentina atraviesa una transformación a dos velocidades, con sectores dinámicos como el energético y el minero y otros que necesitan reconvertirse. Cree que el Gobierno debería dar precisiones sobre cuál será el esquema cambiario y afirma que con un tipo de cambio en torno a los $1500 “la economía funciona”. “La percepción ahora es que las reformas están más cerca”, destaca.
- El próximo martes 4 es el Foro de Abeceb, ¿cuáles serán las temáticas que tratarán?
- Este año cumplimos 15 años haciendo el foro, así que un momento especial para la compañía. Y es un foro que tiene varias particularidades. Lo que siempre buscamos es plantear una agenda estratégica, un pensamiento global y de largo plazo. Independientemente de la situación que está transitando la Argentina, sostenemos que es importante traer a la mesa lo que pasa a nivel global, hoy, más que nunca. El foro lo llamamos Chat Abeceb, con la idea de encontrar las respuestas que necesitamos para tomar decisiones en un mundo incierto, que está totalmente atravesado por lo tecnológico, por la innovación y por la geopolítica. Van a participar líderes políticos, entre ellos los expresidentes Felipe Calderón, José María Aznar, Mauricio Macri y Eduardo Frei. También tendremos la mirada de los miembros del hub global de negocios de Abeceb, que es nuestra mirada respecto del escenario. Ahí están Andrés Malamud, Juan Santiago y Antonio Sola, además de Dante Sica. El mundo se está moldeando y presenta cambios no solo en lo geopolítico y en lo económico, sino también en lo cultural. Esto incide en las inversiones y el reacomodamiento de las cadenas de valor productivas.
El protagonismo de la tecnología en la innovación lo vamos a abordar con Santiago Bilinkis y entre los empresarios van a estar Eduardo Elsztain, Máximo Cavazzani, Juan Martín de la Serna y Emiliano Kargieman, de Satellogic y Sur Energy, que se acaba de anunciar. Funcionarios, estarán Guillermo Francos y el ministro Luis Caputo.
- ¿La geopolítica pesa hoy más que antes para entender hacia dónde van las empresas?
- El mundo cambió y la incertidumbre vino para quedarse, ya nadie espera certezas. En nuestra mirada, esperar certezas es perder competitividad. La Argentina tiene una gran oportunidad de capitalizar toda esta transformación y venderle al mundo lo que hoy demanda. La geopolítica importa más porque la política se metió en la economía más que antes. La globalización, como la conocíamos, se fragmentó. Se está dibujando un nuevo mapa de poder y con la presencia de Donald Trump vuelven el proteccionismo y esta idea de tener una mirada más hacia el continente . Eso va marcando a los negocios, no solamente por la guerra de aranceles. Hay cambios a nivel de mercados globales, a nivel de cultura, a nivel de geografía. Es un escenario que el empresario local tiene que interpretar, si quiere hacer negocios en un ámbito local con estándar internacional. Muchos de los problemas domésticos que tenemos se resuelven con escala. Entonces, tener esa visión de que el mundo se amplía es muy relevante. Por ejemplo, después de 25 años es muy probable que en diciembre se firme el acuerdo Unión Europea – Mercosur. Hay un mundo más abierto a las relaciones internacionales, a los acuerdos bilaterales.
- Dice que la Argentina está frente a una gran oportunidad. ¿Cómo están reaccionando las empresas y los distintos sectores?
- Lo que vemos es que hay un cambio de ciclo desde 2023, liderado por el presidente Milei. La demanda de transformación y cambio se acaba de revalidar en las elecciones, con lo cual la sociedad argentina está pidiendo un cambio. En la matriz productiva hay mucha heterogeneidad y ese cambio está pasando, pero en dos velocidades. Los sectores más dinámicos, que lideran esta transformación, son los que están traccionando el crecimiento. Son sectores transables que capturan inversión y tienen demanda global. En algunos casos el Gobierno acompaña con el RIGI, que da reglas de juego y seguridad jurídica.
- Estamos hablando de la energía y la minería…
- Sí, de norte a sur sobre la Cordillera, tenemos Vaca Muerta y muchos recursos naturales para potenciar. Del otro lado está la realidad del AMBA o de centros urbanos donde la recuperación es más lenta. Al principio del año veíamos que en bienes durables o semidurables había crecimiento, pero todavía sigue rezagado el consumo masivo en general, el comercio está muy desafiado. Hay un mapa bastante heterogéneo, industrias que están mejor preparadas y otras que necesitan reconvertirse. El programa del Gobierno pretende crecer por el lado del frente externo, y no tanto por el consumo interno, como veníamos viendo en otros momentos de la Argentina. Eso es más lento, pero más profundo. Ahí tenemos a los complejos que son competitivos, el agro, oil and gas, minería y la economía digital.
- El desafío de la competitividad es general. ¿Qué están haciendo en concreto las empresas sin depender de las mejoras que posibiliten las reformas estructurales?
- La industria, por ejemplo, tiene una agenda de reconversión. Tiene que hacer un catch-up tecnológico importante, buscar eficiencia, no solo desde el costo. La baja de la inflación también puso en la superficie que hay espacio de mejora. Esa agenda ya se viene dando y se empezó a gestionar, es toda la competitividad entendida por la eficiencia operativa. Pero después hay que crear valor. Y ahí la discusión es dónde juego el partido, cómo innovo y cómo la tecnología es mi aliado para eso. Hoy mucho tiene que ver con eso, con sumar tecnología que me dé la ventaja competitiva, que me mejore la relación con el cliente en una economía más desafiada porque entraron importaciones. Esa es la conversación cuando hablamos de reconversión. No es pedir una economía cerrada, ni alguna política sectorial específica, porque eso ya se asume que no va a pasar. La innovación es hacer las cosas de otra manera.
- Yendo a las reformas pendientes, ¿cuánto pesa hoy el costo argentino en este contexto?
- Las empresas tienen grandes deficiencias por el lado impositivo, laboral, infraestructura, financiamiento. La competitividad sistémica es un tema que está en agenda. Por eso hablaba de las dos velocidades. Yo creo que hay una resiliencia del sector empresario argentino, el 90% de las empresas son pymes. Siempre han financiado sus proyectos expansivos con capital propio. La demanda de tener menores impuestos y mejores condiciones estuvo siempre, y sigue estando. Lo que hay ahora es una percepción de que está más cerca. El Gobierno tiene una vocación de transformación y hasta el domingo pasado tenía debilidad en la gobernabilidad. Lo que pasó en las elecciones es un dato alentador en ese sentido, pero igual el desafío está. El empresario hace los deberes puertas adentro, le pide al Gobierno garantías y condiciones, pero sigue actuando. Lo peor que puede hacer una empresa para dar una pelea a nivel de participación de mercado es achicarse.
- Menciona el financiamiento, ¿cómo están incidiendo las altas tasas de interés en la actividad y qué panorama macro observan para adelante?
- Las tasas de interés explicaron mucho de la recuperación de la economía en el primer trimestre. Después llegó toda esta volatilidad muy de corto, explicada por el año electoral. Nuestra mirada es que va a tender a normalizarse un poco la macro, y en esa estabilización tendremos correcciones de la tasa de interés. Es lo que hay que empezar a monitorear ahora para que en algún momento vuelva a haber crédito, porque es necesario para la reactivación y para que las velocidades de las que hablé converjan a una. La baja del riesgo país es algo más que positivo y necesario para todos los privados y para el Gobierno.
- Con el nuevo escenario político y la posibilidad de que avancen las leyes, ¿revieron sus proyecciones para 2026?
- Cuando proyectamos miramos datos. Corregimos un poco la proyección de crecimiento para este año respecto de lo que pensábamos los primeros meses. La economía va a crecer más cerca de 4% (4,2%, el número) que del 5% inicial. Al comienzo de año todas las previsiones eran superiores, el FMI empezó planteando 6% de crecimiento. El año que viene nuestra proyección es un crecimiento del 3,5%. No es menor que el año que viene pueda mantener esos valores, dado que venimos de no crecer durante más de 15 años.
Creo que se va a consolidar el proceso de desinflación, que es lo que estamos viendo. La contracara de haber priorizado la inflación es justamente este parate de actividad y eso también explica la corrección de la previsión de crecimiento. Obviamente el Gobierno va a tener que dar alguna precisión mayor sobre la política cambiaria.
- Era la pregunta que seguía: ¿hay que abandonar el esquema de bandas cambiarias?
- El Gobierno sostiene que va a mantener el régimen de bandas. Creo que en el corto plazo se va a mantener, hasta que el tipo de cambio se empiece a estabilizar un poco más. Milei está mostrando capacidad de diálogo, ya convocó a los gobernadores, a Mauricio Macri, todo eso va en el camino correcto. Lo que vemos es que con un tipo de cambio en torno a los $1500 la economía funciona bien, dados los fundamentos. Para una economía que proyecta crecer por exportaciones e inversión es un tipo de cambio que funciona. Hay que ver qué es lo que el Gobierno define y cuánto de esta estabilidad la termina convalidando el mercado.
- ¿Sería sano entonces que flote libremente?
- Va a terminar convergiendo en algún momento. Todavía hay que liberar el cepo cambiario en su totalidad para las empresas y generar esa confianza que se perdió un poco con tanta volatilidad desde septiembre por el tema electoral.
- ¿Y las reservas? ¿Cuánto preocupan al sector empresario?
- El Gobierno tiene que poder dar claridad de cómo va a hacerse de las reservas para cumplir no solo la meta del Fondo Monetario, sino para dar garantías sobre la deuda. Hay que ver cómo encuentra ese equilibrio, aunque tenga superávit financiero. Creo que bajó un poco la expectativa de que pueda haber alguna volatilidad mayor o algún salto discreto del tipo de cambio, eso no lo vemos. El apoyo de Estados Unidos te da garantía. El problema estructural de la falta de reservas sigue estando y hay que ver cómo el Gobierno plantea el régimen para adelante. Pero en el corto plazo tiene instrumentos para manejar la liquidez y dar tranquilidad.