Protestas en Irán: atacan un edificio público y el gobierno advierte contra la “desestabilización”
TEHERÁN.– El poder judicial iraní advirtió que actuará con “firmeza” si las ...
TEHERÁN.– El poder judicial iraní advirtió que actuará con “firmeza” si las protestas contra el alto costo de la vida derivan en intentos de “desestabilización”, en un contexto de creciente malestar social por la hiperinflación y la crisis económica que atraviesa el país. Las manifestaciones, iniciadas el domingo en el mayor mercado de teléfonos móviles de Teherán, se expandieron en los últimos días a otros sectores comerciales, sindicatos y universidades, y ya cumplen su cuarto día consecutivo.
El fiscal general de la República Islámica, Mohammad Movahedi-Azad, sostuvo que “las manifestaciones pacíficas para defender los medios de subsistencia son comprensibles”, pero advirtió que cualquier intento de convertir los reclamos económicos en “un instrumento de inseguridad, destrucción de bienes públicos o ejecución de planes diseñados en el extranjero” será respondido con “medidas legales, proporcionadas y firmes”, según declaraciones difundidas por la televisión estatal.
En medio de esta escalada, las autoridades informaron de un “ataque” contra un edificio gubernamental en el sur del país. El jefe del poder judicial de la ciudad de Fassa, Hamed Ostovar, indicó que la puerta de entrada del edificio del gobernador provincial resultó dañada por “varios individuos”, sin precisar las circunstancias ni vincular directamente el episodio con las protestas en curso.
Protesters seized and set fire to the Basij headquarters in Asadabad, Iran pic.twitter.com/d1w7tZBSiE
— Open Source Intel (@Osint613) December 31, 2025El movimiento comenzó con el cierre de numerosos comercios el lunes y se extendió el martes a al menos diez universidades de Teherán y a varias ciudades del país, de acuerdo con las agencias Irna e Ilna. A las protestas se sumaron sindicatos de profesores, camioneros y choferes, así como gremios tradicionales de los bazares —entre ellos, los del oro y el hierro— y universidades de provincias como Kurdistán y Jorasán. En la Universidad de Isfahán, estudiantes difundieron un comunicado de fuerte tono político en el que afirmaron que “la Revolución Islámica de 1979 fue un error histórico” y que la universidad “no permanecerá en silencio”.
Ante el temor a un nuevo levantamiento en un contexto de tensiones regionales con Israel y Estados Unidos, el gobierno anunció el cierre temporal de tres importantes universidades de Teherán —Sharif, Beheshti y Allameh Tabatabaei— y dispuso que las clases se dicten de manera virtual.
Isfahan, Iran
Protesters head toward the central square chanting, “This year is the year of blood, and the regime of Ali Khamenei the butcher will fall.” pic.twitter.com/aXp1Iz8oPR
En paralelo, el servicio de inteligencia exterior israelí, el Mossad, publicó un mensaje en la red X en el que alentó a los manifestantes iraníes a intensificar la movilización. “Estamos con ustedes”, señaló, en una intervención que Teherán suele presentar como prueba de injerencia extranjera.
Pese a la expansión de los reclamos, en la capital las protestas de los comerciantes se mantuvieron acotadas y concentradas en el centro. La mayoría de los negocios en otras zonas continuaron operando con normalidad, según constató la AFP.
Protests erupted across Iran after the rial hit a record low against the US dollar. Demonstrations spread in Tehran and other cities over rising prices and economic hardship, despite government-pledged talks and relief. pic.twitter.com/53ytw2lxm8
— Al Jazeera English (@AJEnglish) December 31, 2025El miércoles, además, las calles de Teherán lucían inusualmente tranquilas tras la decisión oficial de cerrar escuelas, bancos y oficinas públicas por el frío y para ahorrar energía.
Por ahora, el movimiento parece de menor envergadura que las masivas protestas de fines de 2022, desatadas tras la muerte bajo custodia de Mahsa Amini, detenida por presuntamente llevar mal colocado el velo en violación del estricto código de vestimenta. Aquella ola de indignación dejó varios centenares de muertos, entre ellos decenas de miembros de las fuerzas de seguridad, y marcó uno de los mayores desafíos internos para la República Islámica en años.
Agencias AFP y ANSA