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Por qué a los gatos no les gusta que los acaricien

Los gatos son animales fascinantes que, a lo largo de la historia, conquistaron corazones y hogares alrededor del mundo. Aunque su presencia en la vida de las personas es casi mágica, se les recon...

Los gatos son animales fascinantes que, a lo largo de la historia, conquistaron corazones y hogares alrededor del mundo. Aunque su presencia en la vida de las personas es casi mágica, se les reconoce también por su actitud distante y su marcada preferencia por mantener cierto espacio personal. Esto da lugar a una de las curiosidades más comunes sobre ellos: su aparente rechazo a las caricias.

Para comprender mejor este comportamiento, es importante tener en cuenta que los gatos poseen una personalidad profundamente independiente. A diferencia de los perros, que descienden de animales sociales como los lobos, los antepasados de los gatos fueron cazadores solitarios. Esta evolución marcó una diferencia notable en su mentalidad, que prioriza la autosuficiencia y la necesidad de mantener el control sobre las situaciones que los rodean.

Esa independencia inherente también explica por qué los gatos suelen ser percibidos como “ariscos”. Sin embargo, más que una falta de afecto, esta actitud refleja su preferencia por interactuar bajo sus propios términos. Cuando un gato parece distante, no necesariamente rechaza la compañía humana, sino que espera el momento adecuado para establecer contacto, bajo sus propios límites, de acuerdo al medio especializado K&H Pets.

A pesar de esta aparente distancia, los gatos disfrutan de las relaciones con los humanos de una manera única. Por ejemplo, es común que busquen rozarse contra las piernas o descansar cerca de sus dueños, gestos que son claros indicadores de afecto y confianza. Sin embargo, esta conducta también transmite un mensaje importante: esperan que su espacio y sus límites sean respetados.

Esta necesidad de autonomía está profundamente arraigada en los gatos, lo que explica por qué algunos reaccionan negativamente cuando un humano intenta acariciarlos sin su consentimiento. Las caricias forzadas o los intentos de sujetarlos pueden generarles estrés o incluso miedo, ya que perciben estas situaciones como una pérdida de control, algo que les resulta especialmente incómodo.

Además, existen ciertas áreas del cuerpo de los gatos que son particularmente sensibles, como la panza, la base de la cola o las patas. Muchos felinos interpretan el contacto en estas zonas como una amenaza. Las caricias rápidas o bruscas también suelen ser mal recibidas y pueden desencadenar señales de incomodidad, como alejarse, bufar o mover la cola con rapidez. Si estas señales no son respetadas, el gato podría recurrir a arañazos o mordiscos para proteger su espacio.

La clave, explica el medio Class Act Cats, está en permitirles tomar la iniciativa. Cuando un gato se acerca y frota su cabeza o cuerpo contra la mano de una persona, indica que se siente cómodo con el contacto. En ese momento, se les puede acariciar suavemente en áreas como la cabeza, las mejillas y el lomo, aunque es importante observar siempre su lenguaje corporal para identificar si ya no desean más interacción.

Por supuesto, la disposición de un gato a recibir caricias también puede variar según su raza, crianza y experiencias previas. Algunas razas, como el Ragdoll, el Maine Coon y el Siamés, son conocidas por ser más afectuosas y receptivas al contacto humano, informa un artículo del medio especializado The Spruce Pets.

Otras cosas que no les gustan a los gatos

Además de las caricias forzadas, hay otras acciones que los gatos suelen encontrar desagradables:

Ser despertados abruptamente mientras duermen: Los gatos valoran su descanso, y un despertar brusco puede generarles estrés o irritación.Los ruidos fuertes o inesperados: Su agudo sentido auditivo los hace especialmente sensibles a sonidos fuertes, como explosiones, gritos o electrodomésticos ruidosos.Cambios drásticos en su entorno: Los gatos son animales de rutinas y no toleran bien los cambios repentinos, como mover muebles o introducir nuevos elementos sin una adaptación progresiva.La falta de limpieza en su arenero: Son animales muy higiénicos y se estresan si su arenero no está limpio, lo que incluso puede llevarlos a buscar otros lugares para hacer sus necesidades.Ser sometidos a baños innecesarios: Aunque pueden necesitar baños ocasionales, la mayoría de los gatos se limpian solos, y el agua suele ser una experiencia desagradable para ellos.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/mascotas/por-que-a-los-gatos-no-les-gusta-que-los-acaricien-nid14012025/

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