Policrisis. Por qué una experta en medio ambiente habla de que el mundo atraviesa una “era de colapso”
Vivimos en la era del colapso. No de una sola crisis, sino de muchas que se entrelazan y retroalimentan. Climáticas, ecológicas, políticas, económicas y sociales son crisis que desdibujan los s...
Vivimos en la era del colapso. No de una sola crisis, sino de muchas que se entrelazan y retroalimentan. Climáticas, ecológicas, políticas, económicas y sociales son crisis que desdibujan los sentidos que hasta hace poco parecían firmes; que imperaban como lo establecido y que hoy atraviesan tanto a los Estados como a las personas.
Esta es la lectura que propone la socióloga e intelectual argentina Maristella Svampa en su nuevo libro, Policrisis: cómo enfrentar el vaciamiento de las izquierdas y la expansión de las derechas autoritarias (Siglo XXI Editores). Un texto que parte de lo evidente: el mundo ya no es el de antes. En este ensayo, la autora se pregunta cómo entender el presente cuando la emergencia climática, las guerras, la pandemia y el avance de gobiernos con rasgos autocráticos se vuelven parte de la normalidad.
“Este es un libro que también apunta a instalar la idea de que los cambios son posibles, que la historia no está clausurada, que es necesario combatir la cultura de la resignación y que es necesario abrirse a la imaginación política”, detalló Svampa en diálogo con LA NACION.
Para ella, vivir en tiempos de colapso no significa habitar una distopía cinematográfica, sino reconocer que esos futuros posibles ya están en marcha. Desde el cambio climático hasta la disputa por los minerales críticos, pasando por el ascenso de nuevas derechas y la reconfiguración del orden geopolítico, todos son fragmentos de una misma transformación global que también atraviesa a la Argentina y que es necesario situarse sobre esa base.
- ¿Qué significa vivir en la era del colapso?
- Este libro aborda varias dimensiones de la crisis; por eso el título es Policrisis. Afirma que el colapso es profundamente político, ligado a la expansión de extremas derechas que erosionan valores de solidaridad, igualdad y democracia. También analiza los desafíos ecológicos, subrayando que este colapso forma parte de nuestros tiempos, de la era del Antropoceno.
- ¿A qué se refiere?
- El Antropoceno es una nueva era geológica en la que el ser humano enfrenta los límites biofísicos del planeta. Estamos chocando contra fronteras planetarias.
- ¿Y cómo se manifiesta hoy?
- Se evidencia en colapsos climáticos localizados: una sucesión de eventos extremos cada vez más frecuentes, como incendios, inundaciones, olas de calor y frío, tornados, que en pocas horas pueden erosionar nuestras condiciones de vida y convertir nuestro hábitat en zonas de desastre.
- Por ejemplo, en Bahía Blanca…
- Exacto. Allí, inundaciones rápidas afectaron toda la infraestructura y provocaron muertes. Pero también están los megaincendios en Córdoba, donde se quemaron más de 100.000 hectáreas el último año, y en la Patagonia, con 30.000 a 40.000 hectáreas arrasadas durante el verano. Todo esto ocurre en un contexto en el que el Gobierno desmantela políticas de adaptación al cambio climático. Aunque muchos no acepten que vivimos el fin de la normalidad climática, estos eventos serán cada vez más frecuentes.
- La sociedad argentina parece tener otras prioridades frente a la crisis ambiental, incluso cuando es víctima. ¿Qué opina de esto en un contexto de un presidente que niega el cambio climático?
- La Argentina ha negado históricamente la emergencia climática. Desde gobiernos progresistas que no la incorporaron a su agenda hasta la administración de ultraderecha de Javier Milei, que rechaza abiertamente el tema y desmantela las políticas relacionadas. La gente puede vivir situaciones catastróficas, como en el conurbano bonaerense, pero tiende a pensar: una vez que vuelve a salir el sol, todo vuelve a la normalidad. La negación emerge rápidamente, reforzada por la sucesión de gobiernos que han ignorado los movimientos socioambientales, los diagnósticos de crisis y la relación entre cambio climático y políticas extractivistas. Ahora vemos una radicalización extrema con fuerte carácter ideológico.
- En su libro también aborda una dimensión económica: el “mal desarrollo”.
- La cultura fósil, controlada por las sociedades más poderosas, y los modelos extractivistas locales y nacionales agravan la crisis climática. Los hemos llamado modelos de mal desarrollo porque no generan bienestar ni redistribución equitativa y contribuyen al colapso ecológico.
- ¿Cómo pensar un nuevo modelo político en este contexto?
- No hay un manual, pero sí una orientación: debemos salir del modelo basado en combustibles fósiles, que no genera desarrollo y aumenta la deuda ecológica y externa, agravando desigualdad y crisis climática.
- ¿Qué alternativas de desarrollo plantea?
- No es fácil, sobre todo en países con larga historia exportadora de commodities. No excluyo la exportación, pero es necesario dinamizar el mercado interno y apuntar a un régimen económico integrador que respete el ambiente. En 2023, activistas y académicos empezamos a pensar nuevas propuestas en ese sentido.
- ¿Y qué sucede con las derechas?
- Las extremas derechas son una alternativa política global: 21 partidos de este tipo en la Unión Europea, manifestaciones recientes en Inglaterra, un segundo gobierno de Trump en EE.UU., y en Brasil, Bolsonaro sigue influyendo pese a no estar en el poder. En la Argentina, Milei es un experimento hiperbólico y aún no consolidado.
- ¿Cómo se relaciona este modelo con la idea de colapso?
- Se puede resumir en cinco palabras: ajuste, veto, antiprogresismo, represión y corrupción. Milei supo interpretar la frustración de sectores vulnerables en un contexto de alta inflación. Hoy, a casi dos años de su gobierno, hay gran decepción. Mi intención como intelectual es dialogar con sectores progresistas dispuestos a construir horizontes ecosociales justos.
- Hay temor ante lo que algunos llaman “extremismo ambiental”. ¿Cómo responde?
- Es lógico que genere miedo, no solo por la ultraderecha. Sin embargo, políticas de protección de bienes comunes, adaptación climática y transformación de la matriz energética generan empleo: infraestructura, salud, alimentación y protección demandarán nuevos oficios, como ya vimos en ciclos progresistas.
- Durante los gobiernos progresistas tampoco hubo un “Estado ecosocial”.
- Correcto. Hubo personalización del liderazgo, como en Bolivia con Evo Morales o en Argentina con Cristina Fernández de Kirchner. También límites productivos: extractivismo, falta de redistribución y dependencia de commodities. Aun así, se ampliaron derechos, algo fundamental.
- ¿Y el actual gobierno?
- Es negacionista. Su proyecto reprimarizador destruirá industria nacional, prioriza ajuste, desmantela el Estado y privatiza. Cultural y socialmente, es antiprogresista y represivo, buscando disciplinar a la sociedad y deslegitimar la protesta.
- ¿Qué propone como salida?
- Mirar experiencias locales. En América Latina hay numerosos ejemplos comunitarios que muestran formas de habitar el territorio y articular necesidades: agua, energía, alimentos. Estas prácticas generan cooperación y un nuevo sentido común, aunque son difícilmente escalables. La transición ecosocial requiere un Estado activo que desarrolle políticas públicas.
- ¿A eso se refiere con policrisis?
- Subrayo la crisis socioecológica, climática y energética; el aumento de desigualdades desde 2008; el protagonismo de los superricos; el riesgo de guerra; y la expansión de la extrema derecha.