Paolo Genovese, creador de Perfectos desconocidos, regresa con una compleja comedia: “Me gusta analizar a las personas”
Con la llegada a los cines argentinos de Locamente el pasado jueves, también se produjo el regreso del cine italiano de la mano de Paolo Genovese, uno de los realizadores contemporáneos más prol...
Con la llegada a los cines argentinos de Locamente el pasado jueves, también se produjo el regreso del cine italiano de la mano de Paolo Genovese, uno de los realizadores contemporáneos más prolíficos y exitosos de una cinematografía hacedora de marcas legendarias. Reconocido por su conexión con público y por el gran trabajo en la escritura de historias, prácticamente todos los grandes actores italianos de hoy han trabajado a sus órdenes.
Igual conglomerado de experiencia se da cita en Locamente: Edoardo Leo, Pilar Fogliati, Emanuela Fanelli, Maria Chiara Giannetta, Marco Giallini y Rocco Papaleo son parte del elenco que traduce en la pantalla grande la historia de una cita romántica que es vista desde el curso de los acontecimientos, pero también desde los diferentes pensamientos que tienen sus protagonistas. Con diferencias y similitudes, muchos espectadores recordarán la experiencia de Intensa-mente, pero aquí anclado en el mundo de las emociones profundas. Genovese, quien visitó en varias oportunidades nuestro país, y a poco de comenzar un nuevo rodaje, desde Roma y vía Zoom, comentó los aspectos centrales de un film: “Siempre me ha fascinado la idea de cuántas personas habitan dentro de nuestra mente, dentro de nuestra cabeza”.
-¿Cómo nace la idea de realizar esta película?
-La primera vez que pensé en esta idea fue en 2002, hace más de veinte años, cuando hice un spot publicitario para la RAI donde estaba esta idea con los protagonistas de distintos spots que eran personas que dentro de su cabeza estaban en conflicto; la idea era contar que dentro de nosotros hay muchas personas y que la televisión italiana hace programas diferentes, adecuados para todas las personas que están dentro tuyo. Tuvo mucho éxito y entonces empecé a pensar que podía ser lindo hacer una película con esto.
-¿Y cómo siguió?
-Alrededor de 2004, 2005, hice una pequeñísima película independiente que se llamaba Nessun messaggio in segreteria. En esa película, sin embargo, teníamos solo dos personalidades para el protagonista: una parte muy agresiva, muy segura de sí, y la otra muy tímida. Y luego, hace algunos años, me dieron ganas de escribir una película más compleja, de entrar dentro de la cabeza con cuatro personalidades para el hombre y para la mujer, contando una historia de amor y una primera cita.
-No puede dejar de pensarse en ciertas similitudes con la propuesta de Intensa-mente...
-Sinceramente, quien ve la película enseguida le viene a la cabeza Intensa-mente. Pero aquella es una película animada, y fundamentalmente se cuentan las emociones del protagonista: la rabia, la alegría, la tristeza. En mi película, en cambio, son las personalidades, o sea, la parte racional, la parte romántica, que es algo distinto de las emociones. Tu parte racional puede tener diversas emociones porque puede estar enojada a veces o puede estar feliz. Así que son dos aspectos psicológicos bastante distintos.
-¿Qué piensa cuando le llaman el psicólogo del cine italiano?
-Me da mucho gusto, porque a mí me gusta mucho analizar a las personas. Y mis historias, mis relatos, no son de acción trepidante. Primero, siempre están muy centrados en las personas. Quizás esto deriva del hecho de que, cuando terminé el secundario me hubiera gustado estudiar Psicología. Pero, hace más de treinta años la Psicología no estaba de moda y entonces estudié Economía. Pero siempre me quedó el encanto del estudio de la mente humana y debo decir que cuando escribo un guion presto especial atención a nuestras sutilezas mentales, a nuestros defectos, miedos y manías. Siempre trato de profundizar y a la que dedico en el guion mucho, mucho tiempo.
-¿Piensa que el cine italiano necesita hacer terapia?
-Hoy el cine italiano va bien, pero mirá es muy curioso porque por un lado tiene grandes autores que han llevado grandes películas también al exterior, ganando festivales importantes, premios importantes. Por otro lado, ha desaparecido una cinematografía media y cuando digo “media” no lo digo en sentido negativo, no hablo de un cine mediocre sino de un cine de calidad. Hasta hace diez años hacíamos, más allá de algunas excelencias, muchas películas de buena calidad que realmente valían la pena verlas en el cine. Y el público estaba muy contento. Hoy, lamentablemente, es como si hubiera un bache, con una cantidad de películas que el público no está apreciando mucho. Y de hecho, nuestros resultados en la taquilla están en baja, en fuerte baja. Entonces…Sí, creo que hace falta una terapia, porque pienso que hoy en el cine son los autores quienes deben ganarse al público. Ya no es, como hace muchos años, que el público iba al cine de por sí. Hoy el público tiene un competidor enorme que son las plataformas de streaming: Netflix, Disney, Amazon. Y entonces, para llevar al público al cine, los autores tienen que merecérselo y lograr hacer películas de gran calidad, por las que valga la pena levantarse del sofá e ir a la sala. En este sentido deberíamos hacer terapia: hoy hay que esforzarse más para hacer una película capaz de atraer público al cine. Y debemos ser conscientes de esto.
-En esa senda están los grandes actores, los diálogos inteligentes, los momentos interesantes... ¿Qué cambios ve del cine italiano clásico al presente?
-Creo que el mayor cambio respecto a nuestro cine clásico, que nos ha fascinado y ha fascinado a todo el mundo, es una menor capacidad nuestra de observar la sociedad. Encuentro que hay películas muy inteligentes y muy bellas en Italia. Pero en muchos casos se ve lo que decía antes un poco de pereza a la hora de observar con una mirada nueva y original a la sociedad. No es casualidad que, si mirás nuestra cinematografía, mientras antes era ciento por ciento original, hoy muy a menudo las películas italianas son remakes de películas internacionales. Son películas tomadas de libros, de comedias teatrales, son secuelas de otras cosas. En suma, son productos derivados, no originales, y por eso creo que hay que esforzarse para sacar productos de todos modos completamente nuevos y no que deriven de otros.
-Nació en los años 60, ¿Cuál es su primer recuerdo del cine italiano?
-Es, sin dudas, mi padre llevándome al cine de la parroquia para ver westerns, las películas del oeste de Sergio Leone... Crecí con esas películas que a mi padre le gustaban muchísimo. He amado mucho la comedia, pensando que es uno de los géneros más difíciles de hacer. No la película cómica, sino la comedia que tiene un elemento de análisis de la sociedad. Entonces el mejor recuerdo es, sin duda, aquel período en el que las comedias italianas eran de altísimo nivel. El período de Scola, de Monicelli, de Pietro Germi, donde esos grandísimos maestros realmente contaban la sociedad. Pero lo hacían también con ironía, con sarcasmo, y por lo tanto, de manera popular. Me gusta eso. Un cine culto pero popular, capaz de llegar a todos.
Al igual que con Perfectos desconocidos, la trama de Locamente se desarrolla en espacios prácticamente cerrados. Una habitación para las personalidades de cada personaje, ambos inmersos en un departamento en Roma, y un balcón desde donde puede verse la calle. Sin embargo, Genovese reniega de preferir espacios cerrados para filmar y señala que es determinado por la historia que quiere contar.
-¿Cuándo se piensa en Perfectos desconocidos o en esta película, hablamos sobre el problema contemporáneo de la comunicación o la incomunicación?
-Me sacaste la palabra de la boca. Creo que uno de los grandes problemas es la incomunicación. O mejor dicho, cómo la comunicación entre las personas está cambiando y cómo tenemos cada vez más filtros entre nosotros y nuestro interlocutor, dictados por la tecnología. Y no creo que la tecnología sea algo negativo en sí, para nada. Las redes como Internet, Instagram, Facebook, no creo que sean algo negativo, todo depende del uso que le demos: cuando el uso se vuelve patológico, cuando crean una distancia, un diafragma excesivamente grande que ya no nos permite comunicar de manera espontánea sino que nos lleva a comunicar solo de una imagen artificialmente construida e inventada, puede convertirse en un problema.
En Locamente, como en otras películas de Genovese, la música es una parte fundamental del relato, aquí con la inclusión de “Somebody To Love”. de Queen. “Pensaba cómo podía contar ese momento de la película y por casualidad iba en auto, escuché esa canción y se me ocurrió que tenía una gran energía, pero al mismo tiempo, me transmitía alegría. Una canción alegre, fuerte, potente, icónica de algún modo, que podía representar de manera absoluta el momento del amor”, declara.
-¿Cuándo escribe estos filosos diálogos tiene en mente la cara del actor?
-Cuando escribo me obligo a no pensar nunca en el actor. Porque creo que cuando escribís lo más lindo es intentar crear un personaje nuevo, un personaje que no existe con todas sus características, sus manías, sus modos de hacer, su voz. Y si vos empezás a pensar en un actor antes, necesariamente, luego ese personaje corre el riesgo de parecerse al actor y de parecerse a las características más conocidas de ese actor. Por decir, un actor que sabemos que siempre hace de villano, no quiero pensar en él si escribo un villano. Porque entraríamos en su zona de confort y hacemos un personaje que ya hemos visto. Por lo general elijo actores que no hubieran hecho nunca ese tipo con la esperanza de tener algo nuevo.
-¿Qué le gustaría decirle al espectador argentino?
-Ante todo, gracias. Porque mis películas se han visto a menudo en la Argentina. Perfectos desconocidos también en teatro. Y el público argentino siempre las ha recibido con mucho calor y entusiasmo. Y a mí también siempre me han recibido con mucho afecto todas las veces que estuve en Buenos Aires para presentar algo. Gracias ante todo. Luego me gustaría que fueran a ver esta película en salas. Creo que el tipo de relato, el tipo de humor, el tipo de emociones que tenemos entre Italia y Argentina, es decir, entre nuestras dos culturas, son similares, tienen algo en común y que esta película, entonces, habla bien de ustedes.