Paco Jamandreu: 100 años de un genio que diseñó el vestuario de las grandes estrellas de la época dorada del cine argentino
Paco Jamandreu vistió a las grandes divas del cine argentino en las décadas del ‘40, ‘50 y ‘60. Quizás imbuido por la personalidad de estas mujeres –siempre envueltas en un halo de miste...
Paco Jamandreu vistió a las grandes divas del cine argentino en las décadas del ‘40, ‘50 y ‘60. Quizás imbuido por la personalidad de estas mujeres –siempre envueltas en un halo de misterio–, el modisto, fallecido en 1995, prefería no revelar su edad. “No sé ni me acuerdo”, respondía cuando se le preguntaba. Sin embargo, en contraste con este gesto de divismo, hay que decir que el gran diseñador de modas argentino, que tuvo también a Eva Perón entre sus clientas más famosas, hubiese cumplido ayer viernes 100 años de vida.
Infancia entre dos mundosFrancisco Vicente “Paco” Jamandreu (su apellido a veces aparece como Jaumandreu) nació el 17 de octubre de 1925 en Mamaguita, un paraje rural del partido bonaerense de 25 de Mayo. Según él mismo contó, su padre, Francesc, director del diario del pueblo, pertenecía a la nobleza de España. Y la abuela materna del modisto tenía una empresa aceitera en Mataró, en la región de Cataluña.
Esta señora tenía un excelente pasar económico, que permitía a la familia Jamandreu (el matrimonio de Fransesc y Herminia, con sus tres hijos: Paco, Jorge y Herminia) vivir seis meses en 25 de mayo y seis meses en España. “Nos íbamos a Europa todos los 28 de agosto y volvíamos los 28 de febrero”, contaba Jamandreu, haciendo un repaso de su vida para la revista First, en julio de 1988.
Pero el período de bonanza, que incluía ostentosos regalos para la época navideña, acabaría con la llegada de la Guerra Civil Española, que terminó con la próspera industria familiar. Pronto también murió la abuela aceitera y la herencia que recibieron los Jamandreu de 25 de mayo no alcanzó para demasiado.
La llegada a la gran ciudadComo la situación familiar ya no era tan holgada como antes, la mamá de Paco comenzó a intercambiar publinotas en el diario de su marido a distintos comercios a cambio de ropa o de telas para poder vestir a sus hijos. Para entonces, el Francisco preadolescente ya dibujaba vestidos para que, en su imaginación, lucieran las estrellas de Hollywood. La actitud de su mamá reforzó en el mayor de los Jamandreu la importancia del buen vestir.
Alrededor de sus 15 o 16 años, el muchacho decidió poner rumbo a Buenos Aires para probar suerte. “Me sentía ahogado en mi pueblo. Yo era distinto”, señaló alguna vez. Llevaba consigo una vieja maleta, los múltiples bosquejos de los diseños que había creado y la convicción de que podía brillar en el universo de la moda. Algo que no tardó en demostrar.
“Después de instalarme en el cuarto de arriba de una pensión de Suipacha al 300 mandé unos dibujos de moda a la revista El Mundo con el seudónimo André -contó el modisto-. Un tiempo después descubrí que se habían publicado junto con un mensaje que solicitaba mi presencia”.
Pronto, el recién llegado a la capital argentina escribía sobre moda y cine en esa revista. También empezó a publicar sus modelos y escribir de moda en las revistas Mundo argentino y El hogar. Y a diseñar vestidos para las chicas de los clubes nocturnos más elegantes de la ciudad, como El Tabarís, el Chantecler y el Marabú.
“No me gustan las mujeres”Quienes describen la personalidad de Jamandreu a través de los años hablan de un ser desenfadado, detallista, con gran sentido del humor y una tendencia a la perfección aplicada a todo lo que hacía.
Además, era frontal, al punto que no tuvo tapujos en hablar de su condición sexual desde muy joven. Fue cuando estaba por cumplir 15 años. Su padre había organizado el cumpleaños para su hijo mayor y había invitado a muchas chicas. Ante la perspectiva de ese encuentro, el adolescente le dijo: “Papá, a mí no me gustan las mujeres”.
Comenzaba la década del ‘40, eran tiempos en los que no era fácil asumir una sexualidad fuera del canon, y menos en un pueblo donde pesaban mucho los prejuicios. Pero Paquito no temió mostrarse tal como era y su padre lo comprendió.
Poco tiempo después, escribiría un libro de memorias, La cabeza contra el suelo, en el que contaba, entre otras cosas, sus romances y encuentros sexuales. El primero de ellos fue en una pensión del Retiro porteño, ubicada en Córdoba y San Martín. El modisto llamó de inmediato a su hermano para contarle “la aventura” que acababa de tener.
Más allá de todo, él diseñador no se mostraba de acuerdo con el uso de la palabra gay, porque, según contó alguna vez: “gay quiere decir alegre y no hay nada más triste, solitario y difícil que asumir la homosexualidad”.
Otro rasgo de la personalidad de Paco que se destaca fue el apego a su familia. Cuando empezaba a crecer fuertemente como modisto en sus primeros años de carrera regresó de Buenos Aires a su pueblo para culminar la carrera de maestro, que era lo que su madre quería.
Divas y más divasY después, de nuevo en la gran ciudad, trajo a todos sus parientes para que vivieran con él en un petit hotel con más de 20 habitaciones y “seis mucamas”, según recordó. Este hombre, en quien muchos destacaban su parecido con el actor estadounidense Peter Lorre, estaba dispuesto a comerse el mundo con su enorme talento para la moda.
No pasó mucho tiempo para que las producciones de Paco para las revistas le abrieran las puertas para acceder a su gran pasión: encargarse de diseñar los vestuarios en el cine. Así arrancó en 1944 con un camino que lo convertiría en el número uno en la materia en buena parte de los tiempos de oro del cine argentino.
Así conoció a las grandes divas del séptimo arte criollo: Berta Singerman, Amelia Bence, Azucena Maizani, Niní Marshall… en la citada entrevista para First, el artista de la moda se atrevía a definir el divismo: “Las divas vivían en otro mundo. Tenían un charme especial. Jamás se las veía de mañana. Cuando se las veía estaban súper arregladas y maquilladas. No se sabía mucho de ellas”.
Entre estas grande estrellas que vistió, Jamandreu recordaba a Zully Moreno como “la reina de la elegancia”, con “condiciones histriónicas relativas, belleza a rabiar y un vestuario lujosísimo”. Otra de las mujeres que enamoró al diseñador fue Mecha Ortiz, “la diva más grande de la argentina”.
En materia internacional, Paco llegó a vestir también a celebridades como Edith Piaf, Marelene Dietrich, Rita Hayworth, María Callas, entre otras. Tiempo más tarde, conoció a otra mujer importante del espectáculo argentino: Isabel Sarli. A ella le hizo el vestuario cuando ganó el concurso de Miss Argentina en el año 1955 y luego, a lo largo de su extensa carrera cinematográfica de la mano del director Armando Bo. La gran diva erótica argentina, además, fue amiga de Paquito desde que se conocieron hasta el último de sus días.
Eva Perón: primer encuentroPero sin dudas hay otra fuerte personalidad que marcó la vida y la carrera de Paco Jamandreu. Esa mujer fue Eva Perón. En distintas entrevistas Jamandreu contó que su primer contacto con la entonces novia del coronel Juan Domingo Perón fue en 1944, cuando él estaba vistiendo a Zully Moreno para la película Cristina.
Jamandreu recordaba que, cuando él vivía en Billinghurst y Santa Fe, Eva lo llamó un día sábado, muy temprano, cosa que le pareció “una insolencia”. Sin embargo, aceptó ir a su casa. El diseñador recordaba para Vanity Fair las primeras palabras que le dirigió quien sería la primera dama de la Argentina: “He visto sus dibujos en Mundo Argentino. Me gustan mucho. Voy a precisar ropa para mi trabajo de actriz (...) Me tiene que crear un estilo porque voy a hacer cine, ¿sabe?“.
Pero a su vez, Eva Duarte, de acuerdo con el modisto, sabía que iba a emprender otras tareas junto su pareja, porque le dijo: “Por otra parte necesito ropa sport, de calle, muy sencilla, para mi trabajo al lado del coronel. Usted se imagina: concentraciones, colectas, visitas a los barrios pobres, a los hospitales… usted me asesorará de todas maneras”.
En sus recuerdos, Jamandreu evocó su primer encuentro con Perón que, según cuenta la historia, había iniciado su noviazgo con la actriz nacida en Los Toldos en enero de ese mismo año, en el festival en Luna Park para asistir a las víctimas del terremoto de San Juan.
“(Perón) Recostado en la cama, comía sándwiches de chorizo y tomaba vino. confieso que de entrada me deslumbró su gran simpatía, con su enorme sonrisa. ‘¿Así que vos sos el famoso Paco? -me dijo- Peros sos un pibe y hacés ropa para mujeres. Mirá que te elegiste una muy difícil, ¿eh".
Paco, el evitistaOtro de los recuerdos de Jamandreu sobre la que ya era primera dama del país tiene que ver con el carácter fuerte que tenía cuando se enojaba. El modisto relató que llegó a la residencia presidencial dos horas más tarde. Para tratar de morigerar la indignación de Eva, Paquito se excusó: “Vengo de lo de Zully Moreno. A propósito, Zully le manda saludos". ‘¡Qué se los meta en el culo!’, fue su respuesta delante de todos".
Jamandreu no se sentía peronista, pero sostuvo una relación bastante cercana con la primera dama. Alguna vez se definió como “evitista” y confesó que había cosas que los unían.
En ese sentido, el diseñador señalaba que tanto ella como él soñaban con salir de un pequeño pueblo para triunfar en la gran ciudad. Ella, como actriz. Él, como dibujante y modisto. Y que esas ilusiones, a ambos le habían valido burlas e incomprensión. “Los dos habíamos sido, y a lo mejor lo seguimos siendo después, a nuestro modo, marginales. Por eso era fácil entenderse”, dijo en 1982.
El hombre nacido en Mamaguita había hecho los grandes vestuarios de Eva. Los trajecitos sastre con los que acompañó muchas veces a su marido (se casaron en La Plata el 22 de octubre de 1945) y también los lujosos vestidos que llevó a su gira oficial europea en 1947, cuando pasó, entre otros países, por España, Italia, Francia y el Vaticano.
Si bien en los últimos años de su vida pública Evita optó por usar modelos de Christian Dior, cuando su vida estaba por extinguirse, Perón volvió a llamar al modisto para pedirle un gran favor. “Lo que te voy a pedir es muy importante para mí -dijo el general-: quiero hacerle creer a Eva que preparamos un largo viaje y que vos le estás diseñando ya la ropa”.
El final de la primera damaLos diseños tenían que hacerse de manera urgente esa misma noche. Al día siguiente, Jamandreu se los llevó a la primera dama, que le hizo algunas sugerencias, como que su amigo debía tener en cuenta ajustar los talles, porque ella había perdido mucho peso.
Cuatro días después, el 26 de julio de 1952, Eva Perón moría. Pero a Paco Jamandreu aún le tocaba contar una anécdota más acerca de su relación con ella: “Diez días antes de caer su Gobierno, Perón me volvió a llamar -contó el modisto-. Esa vez, para decirme que pasara por una casa de venta de autos de la calle Libertador, que había algo para mí. Me regaló un Fiat. En el asiento de atrás estaban los diseños que yo había hecho para Evita aquella noche. Ese fue mi último contacto con ellos”.
Con la caída de Perón, en septiembre de 1955, vendría un período de penurias para el artista de la moda. Considerado cercano del mandatario depuesto, comenzó a vivir persecuciones, en general, en forma de juicios e inhibiciones a sus bienes. Todo esto deterioró fuerte si situación económica. De modo que tuvo que aceptar trabajos en la televisión y giras en shows de variedades.
Vestir a “la Coca” SarliFue a finales de los 50 cuando, de la mano de Isabel Sarli, Jamandreu volvió al primer plano del espectáculo. El modisto vistió a la estrella en sus transgresoras películas, caracterizadas por incluir diversas escenas de desnudos y escarceos eróticos, siempre bajo la dirección de Armando Bo.
Como curiosidad puede decirse que el propio diseñador aparece haciendo de sí mismo en una de las películas de la diva, Una viuda descocada, del año 1980.
Los últimos años de su vida, Paquito los pasó en soledad en su enorme departamento céntrico de la ciudad de Buenos Aires, rodeado de las velas, que coleccionaba y búhos, que “espantan los malos espíritus”. Es que el modisto se confesaba muy supersticioso y aseguraba que gustaba, en el silencio de la noche, hablar con sus fantasmas: “Mi madre, mis tías y mi hermana. Están cerca, casi te diría que las oigo”, aseguró.
Luego de postergar varias veces una intervención cardíaca que debía realizarse, un infarto segó la vida del diseñador el 9 de marzo de 1995, cuando tenía 69 años. Había dejado como marca sus vestidos inolvidables y la certeza de ser el primer divo de la moda argentina, modelo y pionero de quienes llegaron después.
Homenajes a un artistaEl mundo del arte recuperaría la figura de este pope argentino de la moda en varias circunstancias. En la película Eva Perón (1996), de Juan Carlos Desanzo, el actor Horacio Roca lo interpretaría en un diálogo inolvidable con la Eva Duarte interpretada por Esther Goris.
También Mariano Saborido haría el rol de un joven Paco Jamandreu para la televisión en la serie Argentina, tierra de amor y venganza (ATAV), del año 2016. En contraste con la tarea de Roca, que interpretó a un modisto serio y reflexivo, el Paco de Saborido es más humorístico, desenfadado y locuaz.
Paco Jamandreu es interpretado por Mariano Saborido en AtavEl teatro también rindió homenaje a Jamandreu. Nicolás Martín se puso en la piel del vestuarista en Paquito (la cabeza contra el suelo), obra teatral dirigida por Juanse Rausch, que se montó hasta este año en el teatro Metropolitan.
Todas estas piezas que reviven de alguna forma la singular figura de Jamandreu, un personaje que, más allá de sus múltiples ocupaciones -modisto, vestuarista, ilustrador, diseñador, escritor-, prefirió pasar a la historia de una manera particular. En sus palabras: “Solo quiero que cuando muera digan que fui un artista”.