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Opinión. O innovamos o desaparecemos: el desafío ineludible de la producción agrícola

La transformación histórica de la agricultura nos plantea retos cruciales para avanzar hacia modelos productivos ambientalmente sustentables. Enfrentados a una disyuntiva entre la tradición y la...

Opinión. O innovamos o desaparecemos: el desafío ineludible de la producción agrícola

La transformación histórica de la agricultura nos plantea retos cruciales para avanzar hacia modelos productivos ambientalmente sustentables. Enfrentados a una disyuntiva entre la tradición y la...

La transformación histórica de la agricultura nos plantea retos cruciales para avanzar hacia modelos productivos ambientalmente sustentables. Enfrentados a una disyuntiva entre la tradición y la innovación, la agricultura debe adaptarse a las exigencias socioambientales actuales para garantizar su viabilidad futura.

A lo largo de la historia, la agricultura ha atravesado cambios dramáticos, “revoluciones” surgidas para responder a las diversas problemáticas que el medio le imponía. Desde que el ser humano pasó de un estilo de vida nómade a uno sedentario, domesticando sus cultivos, hasta la Revolución Verde a mediados del siglo XX, y más recientemente, hacia fines del siglo XX y principios del XXI, con el desarrollo de la automatización y el uso del GPS, cada etapa marcó transformaciones profundas.

Hoy, la revolución actual se caracteriza por la acumulación masiva de datos generados por múltiples y sofisticados sensores a nivel de finca, parcela o incluso animal. Estos datos se procesan para generar información que permita una toma de decisiones más eficiente.

Actualmente, la agricultura enfrenta una verdadera disyuntiva: continuar con los sistemas productivos tradicionales, es decir, “business as usual”, o adoptar un modelo ambiental y económicamente sustentable.

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Desafortunadamente, los programas destinados a facilitar esta transición hacia una agricultura descarbonizada no siempre son efectivos. A menudo, buscar a quién culpar se convierte en un modo de evadir la responsabilidad de avanzar en el proceso que, en mi opinión, debe contar indefectiblemente con el aporte de todos los actores del sector.

Como ejemplo, el alto costo de adoptar prácticas sostenibles representa una barrera significativa para muchos pequeños agricultores, quienes carecen de acceso a créditos y financiamiento adecuado. Sumado a ello, la falta de acceso a tecnología y capacitación, estrechamente vinculada a años de desatención y políticas que han debilitado las instituciones encargadas de la investigación y la extensión agrícola. Esta brecha se agrava por la resistencia al cambio que muestran muchos agricultores y empresas agropecuarias, temerosos de perder rentabilidad al abandonar prácticas tradicionales conocidas.

Para avanzar en esta transición es crucial contar con programas robustos que brinden apoyo integral. Estos deben incluir incentivos económicos sostenidos, acceso mejorado a tecnologías innovadoras, formación técnica adaptada a las necesidades locales y una sólida política regulatoria que facilite su implementación.

En América Latina y otras regiones ya existen iniciativas que integran estos elementos, pocos con financiamiento de los gobiernos locales, y mayormente están coordinadas y financiadas por organismos multilaterales como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la FAO y el IICA.

Existen iniciativas prometedoras, pero desafortunadamente la efectividad y alcance de los programas de agricultura sostenible aún enfrentan retos importantes que deben ser abordados para lograr un cambio real. Se pueden identificar programas agrícolas con subsidios mal diseñados donde la falta de seguimiento, capacitación y adaptación a las necesidades reales de los productores condujo a un uso ineficiente de recursos, poco o nulo impacto en la sustentabilidad de la actividad e incluso deterioro ambiental. Paralelamente, en países de la región, los gobiernos, enfrentan obstáculos políticos y sociales provenientes de presiones ejercidas por el sector agroindustrial tradicional, que dificultan implementar modelos agrícolas sostenibles.

Hoy, el agro enfrenta una disyuntiva: aferrarse a sistemas tradicionales o transitar hacia un modelo ambiental y económicamente viable. Experiencias en la Argentina, Brasil, Uruguay y Chile demuestran que la agricultura regenerativa y de precisión puede aumentar rendimientos y reducir impactos si confluyen productores, universidades, organismos internacionales y empresas tecnológicas.

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La presión del cambio climático, la degradación y la contaminación de recursos, sumada a desafíos socioeconómicos, erosiona la viabilidad del modelo actual y exige transformaciones profundas. Para que sean reales, estos cambios requieren financiamiento, adaptabilidad y el compromiso conjunto de todo el sector. El futuro dependerá de convertir la sostenibilidad en una política de Estado sustentada en inversión, investigación aplicada y cooperación. La cuestión es si estaremos listos para liderar el cambio o nos resignaremos a seguirlo desde atrás.

El autor es ingeniero agrónomo, con una maestría en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Fue parte del Servicio de Extensión Rural perteneciente al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural de Israel, actualmente ocupa el cargo de Director del Departamento de Relaciones Exteriores y Cooperación Internacional

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/campo/opinion-o-innovamos-o-desaparecemos-el-desafio-ineludible-de-la-produccion-agricola-nid12082025/

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