Nueve plantas irresistibles para los colibríes que podés tener en tu jardín
La primavera reactiva los jardines con un espectáculo que no viene solo de las flores: el zumbido metálico y vertiginoso de los colibríes transforma cualquier espacio en una escena selvática. P...
La primavera reactiva los jardines con un espectáculo que no viene solo de las flores: el zumbido metálico y vertiginoso de los colibríes transforma cualquier espacio en una escena selvática. Para ellos, cada corola es un puerto de energía; para nosotros, una excusa perfecta para redescubrir la belleza y el valor de nuestras plantas nativas.
En nuestro país abundan especies que parecen diseñadas para atraerlos: flores tubulares, colores intensos, néctar generoso y una sincronía perfecta con el calendario de estas aves.
Qué plantas elegirThalia geniculata: también llamada platanillo, es una elegante especie palustre que levanta sus espigas florales moradas como faros sobre estanques o bordes húmedos. Su néctar profundo es irresistible para los colibríes, que planean como acróbatas sobre sus tallos erguidos.
Nicotiana glauca: conocida como tabaco moro, despliega flores amarillas alargadas que se abren de día y de noche. Aunque considerada rústica y de crecimiento rápido, se convierte en una estación de servicio imprescindible para los picaflores.
Manettia luteorubra: sus flores bicolores, rojo con amarillo, son casi un cartel de neón vegetal. Trepadora, alegre y persistente, la manettia convierte pérgolas y alambrados en un banquete para los colibríes.
Hippeastrum striatum: este amarilis silvestre, con sus trompetas rojas surcadas de venas, abre en primavera como un llamado directo al vuelo inquieto de los colibríes. Ideal para macizos soleados o bordes de caminos.
Handroanthus albus: el lapacho amarillo, emblema de la primavera en el Litoral, no solo deslumbra con su copa dorada: sus flores tubulares se llenan de picaflores que van de rama en rama, disputando cada sorbo.
Erythrina falcata: llamado ceibo del monte, pariente silvestre de nuestro árbol nacional, ofrece racimos rojos encendidos que estallan justo cuando los colibríes multiplican su actividad. Un símbolo de vitalidad y encuentro.
Cnicothamnus lorentzii: con sus flores tubulares naranjas, esta especie chaqueña aún poco difundida tiene un enorme potencial ornamental. Donde florece, los colibríes no tardan en aparecer.
Ceiba speciosa (palo borracho): sus flores rosadas con centro blanco cremoso atraen a una gran diversidad de visitantes alados. El espectáculo es doble: la exuberancia del árbol y el ballet de colibríes alrededor de sus ramas.
Canavalia bonariensis (isopoó rosado): trepadora nativa con flores rosa intenso que parecen encender los cercos. Para los colibríes, es una autopista floral que les regala energía a lo largo de toda la temporada.
Un jardín de bienvenidaDiseñar con estas especies representa mucho más que una apuesta estética: significa devolverle a la ciudad parte de su entramado natural.
Al incluirlas en patios, balcones o plazas, no solo disfrutamos de flores bellísimas, también abrimos la puerta a los colibríes, que llegan a recordarnos que la primavera es, en esencia, movimiento.