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Nos metemos en el mundo de dos ambientadores románticos con gran trayectoria en el diseño de bodas

“Todo empezó en 2015 con la organización de nuestro casamiento. Soy diseñadora gráfica y tenía ganas de hacer mi propia ambientación, empezando por la papelería. En ese momento, no teníam...

Nos metemos en el mundo de dos ambientadores románticos con gran trayectoria en el diseño de bodas

“Todo empezó en 2015 con la organización de nuestro casamiento. Soy diseñadora gráfica y tenía ganas de hacer mi propia ambientación, empezando por la papelería. En ese momento, no teníam...

“Todo empezó en 2015 con la organización de nuestro casamiento. Soy diseñadora gráfica y tenía ganas de hacer mi propia ambientación, empezando por la papelería. En ese momento, no teníamos idea del mundo de las bodas y, en el proceso, nos dimos cuenta que era bastante complejo”, nos contó Lucila Crespo Derderian, dueña de Lûminis, empresa de ambientación de eventos que tiene junto con su marido y socio, Daniel López.

Los meses previos al gran día, Lucila y su mejor amiga hicieron la ambientación en equipo y ciento por ciento a mano. Fueron recolectando pequeños frascos de vidrio para luego decorarlos con puntillas y arpillera y colocarles velas y flores dentro.

“Recuerdo que en ese momento se usaba el estilo boho vintage reciclado. El día previo fue un caos. Había que armar y preparar absolutamente todo y llevaba muchísimo tiempo. No dimensionábamos todo el esfuerzo que conllevaba, tampoco el mercado que había detrás. Habíamos comprado demasiadas flores y encima nos llovió durante el armado”, recordaron entre risas.

“Empecé a ambientar casamientos para que ninguna novia tuviera que pasar por lo que yo pasé en el mío”, dice Lucila con humor.

Lucila Crespo Derderian, dueña de Lûminis

Fue después de esa primera experiencia que Lucila y Daniel hubiesen deseado haber contratado un ambientador. Para cuando llegó el casamiento de su mejor amiga, ya habían aprendido varias cosas: tenían una base de insumos y la idea de convertir su experiencia en negocio empezó a florecer.

Los inicios

Los primeros meses de Lûminis fueron a prueba y error. “Nunca había hecho flores en mi vida y recuerdo que intentaba hacer arreglos en jarrones más abiertos y no me salía. Daniel estuvo presente desde nuestro primer evento en 2016: la ambientación de un civil en el Museo de Arte Decorativo. Fue a partir de ahí que nació Lûminis, que significa luz en latín por nuestro amor por las luces”.

Daniel venía de otro rubro, el de las finanzas y la contabilidad. “Gran parte de mi vida trabajé en empresas. Por 15 años fui Gerente de Finanzas en Carrefour. En 2022 quise cambiar mi estilo de vida y renuncié, sin saber bien qué iba a pasar después”, contó.

“En ese momento, iba todos los fines de semana a los eventos a ayudar en el día del armado y al tiempo, empecé a involucrarme más y más y pensé que si le ponía cabeza al proyecto, podría funcionar”.

Entre ambos, se complementan a la perfección. Ella en la parte creativa y él en las finanzas y lo administrativo. “Cuando Dani se sumó a la empresa, nos organizó mucho más. También, pudo sacar su parte creativa”. Al tiempo, empezaron a comprar más y más artículos para sumar a su colección y las lámparas siempre fueron características en sus ambientaciones.

“El estilo de las ambientaciones hoy son más sofisticadas y exigentes y cada vez hay más competencia”.

Daniel López, dueño de Lûminis

“Lo romántico forma parte de nuestra identidad. Nos gusta mucho transmitir emociones en nuestras ambientaciones, que están sin dudas atravesadas por el amor. Cuando empezamos, nos representaban las luces, ahora el trabajo floral”.

El gran salto

En 2023, a Lucila se le cumplió un gran sueño: tomar el curso exclusivo de cinco días de la florista Laetitia Mayor (conocida como Florésie) en Francia.

“Fue toda una inversión viajar hasta allá y quedarnos una semana. Volamos hasta París y de ahí fuimos para la zona de Borgoña, donde vivía Laetitia y tenía su taller”. Los primeros cuatro días hicieron clases en su taller y el quinto terminaba con la ambientación de una boda real en un castillo en el medio de la montaña.

“Una vez al año, Laetitia Mayor da este curso y hace unas bodas gigantes, para americanos que viajan a casarse a Francia en bodas de lujo”.

Laetitia, con su estilo romántico, elegante y a la vez rústico llamó la atención de Lucila desde la primera vez que la vio a través de Instagram. “El mix entre esos mundos me identifica mucho y es lo que buscamos trasladar a nuestras ambientaciones”.

Las jornadas eran extensas: arrancaban a las nueve de la mañana y terminaban a las cinco de la tarde. Participaron floristas mayormente de Francia y Suiza y, cuando Lucila les contaba que venía de Argentina, se sorprendían muchísimo.

“Después del viaje, nada fue igual. Fue un gran salto para nuestra carrera. Aprendimos cómo trabajar: con ese nivel de detalle, de prolijidad y de perfeccionismo que tienen los franceses. Es una cultura que me atrajo desde chica”.

Lucila Crespo Derderian, dueña de Lûminis

“Me acuerdo que cuando terminé el último arreglo, lloré de la emoción. No podía creer que estaba en Francia, en el medio de un castillo ambientando una boda con Florésie y su equipo. Fue muy movilizante”.

Lucila Crespo Derderian, dueña de Lûminis

Un desafío

Dos semanas después, Laetitia los contrató para trabajar en la boda más grande de la temporada en un lujoso castillo ubicado en La Provenza. “Le conté que mi marido trabajaba conmigo en eventos, que no era florista pero que me ayudaba y, entre risas, me dijo que a ella le pasaba lo mismo con el suyo y me pidió que lo traiga a trabajar en la boda”, recordó Lucila. “Armamos una mesa imperial larguísima, para 150″.

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“El casamiento duró cuatro días y cada uno tenía un estilo y una locación diferente. Fue una experiencia increíble. En otro país, con otro idioma. Éramos 20 floristas trabajando. Creo que nunca ví tantas flores juntas”, dijo Daniel.

El después

Una vez en Argentina, Lucila y Daniel volvieron inspirados y con ganas de hacer algo similar, pero en su país. “Dimos un curso de dos días para ambientadores y floristas donde hablamos de las últimas tendencias en decoración y enseñamos técnicas de diseño floral. Para cada mesa que hicimos, usamos el monocromo, diferentes combinaciones de telas y muchas frutas, que le da ese toque diferente”.

El año pasado, fueron invitados a Diseño de Eventos, donde participaron 28 ambientadores referentes del rubro. Cada uno, tenía el desafío de diseñar una mesa con un concepto y así fue cómo Lucila y Daniel eligieron uno francés, inspirándose en su reciente viaje.

“Nos inspiraron los campos de lavanda, el estilo francés, la campiña con sus pequeñas flores silvestres y la elegancia de lo simple”.

“La pensamos en todos sus detalles, desde la papelería, la vajilla elegante y bolsitas de lavanda perfumando el ambiente”.

“La Provenza fue de lo más lindo que hemos conocido. Tiene mucha inspiración para traer, es una ambientación viviente. Para esta mesa, miré todas las fotos que saqué en el viaje para seguir inspirándome”.

A medida

“Hemos hecho de todo. Desde un festival hasta un casamiento súper romántico. Buscamos traducir la historia y la personalidad de los novios en cada ambientación. Es un cruce entre nuestro estilo y la esencia de cada pareja, para que el evento hable de ellos y sea único”.

“Me encanta el trato con la novia y hacer realidad sus deseos. Escuchar qué le gusta y qué podemos crear a partir de eso. Una vez que termina el evento, las palabras de la pareja son las que más esperamos. Lo más lindo es que nos digan que superamos las expectativas, que por suerte nos pasa mucho. Nuestro objetivo siempre es ir más allá, poder detectar dónde podemos dar ese extra”.

En este casamiento, los novios querían un arco más clásico, con flores blancas. Lucila había visto una referencia que le había encantado con flores agrupadas y lo trasladó a la ambientación de esta ceremonia. “Le sumamos las sillas Luis XV, algunas flores silvestres y alfombras románticas y le dimos un giro diferente al casamiento”.

En los primeros años, Lucila y Daniel buscaban un gran volumen de eventos y, con el correr del tiempo, fueron apostando por menos cantidad pero más grandes para así poder poner más foco en el detalle. “Por año ambientamos unas 25 bodas aproximadamente y a cada una le dedicamos todo de nosotros”.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/revista-living/nos-metemos-en-el-mundo-de-dos-ambientadores-romanticos-con-gran-trayectoria-en-el-diseno-de-bodas-nid22082025/

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