Noboa acelera el cambio en Ecuador con un plebiscito constitucional y el eventual regreso de bases extranjeras
QUITO.- En los ámbitos políticos de Ecuador se recurre a un viejo refrán para explicar la convocatoria de un referéndum cuando apenas han transcurrido seis meses de que Daniel Noboa asumió un ...
QUITO.- En los ámbitos políticos de Ecuador se recurre a un viejo refrán para explicar la convocatoria de un referéndum cuando apenas han transcurrido seis meses de que Daniel Noboa asumió un nuevo mandato: no da puntada sin hilo. El presidente se la juega este domingo con ánimo de no pincharse, cuando las encuestas le dan cierta ventaja al sí, pero no concluyente.
El mandatario, que aguantó firme el pulso con el movimiento indígena durante varias semanas de paro en las regiones andinas, se define como un socialdemócrata moderado, pero guarda excelentes relaciones con el gobierno de Donald Trump y ha adoptado algunas de las estrategias para luchar contra el crimen del salvadoreño Nayib Bukele.
De hecho una de las cuatro preguntas de la consulta, la que a priori es la más disputada, tiene que ver con el regreso de las bases extranjeras al territorio ecuatoriano, cuya prohibición el entonces presidente Rafael Correa introdujo en la Carta Magna, cerrando así la base de Manta. Durante los años de expansión del narcotráfico, expertos y dirigentes opositores acusaron a la revolución ciudadana de haber facilitado las operaciones del crimen organizado con el desmantelamiento de la base.
De la mano de Kristi Noem, secretaria de Seguridad de Estados Unidos, Noboa visitó los posibles emplazamientos para una nueva base. Esta iniciativa, junto con los acuerdos alcanzados sobre los aranceles, asemeja la que hizo Trump antes de las elecciones legislativas en la Argentina: un movimiento político para dar ventaja a sus aliados frente a la izquierda.
Bajo semejantes circunstancias, Ecuador regresa este domingo a las urnas para decidir, sobre todo, si quiere iniciar los trámites para cambiar la Constitución vigente o si le dice no a los planes de Noboa, que parece sentirse más cómodo con las elecciones que con la acción de gobierno. Entre las cuatro preguntas que deberán contestar los 13 millones de ciudadanos convocados destaca la de la convocatoria a una Asamblea Constituyente, que llamaría a nuevas consultas en el futuro próximo.
Según la hoja de ruta trazada por Noboa, coexistirían la Asamblea Nacional, donde hay mayoría oficialista, y la nueva Asamblea Constituyente, que no es de plenos poderes, tras la elección en las urnas de 80 delegados. Estos elegidos redactaran el texto, que debe aprobarse por 2/3 de los constituyentes, por lo que sobrevolará la posibilidad de un fracaso parecido al chileno. Después sería necesaria la ratificación de los electores.
“Hay dos motivos que llevaron al presidente a incluir la pregunta de la Constituyente en la consulta popular. El primero, para eliminar el control constitucional, que le ha sido tan incómodo tras las sentencias de la Corte Constitucional en contra de decisiones ejecutivas y otras leyes de la bancada del gobierno. En la práctica, han sido observaciones de forma porque las habían presentado mal, incluso a priori se sabía que la Corte iba a dar una respuesta negativa a esas leyes”, dijo a LA NACION el analista político Matías Abad.
El segundo argumento de Abad es narrativo: “El presidente ha desviado la atención del país a otro lado, cuando ya se hablaba de 2025 como el año con más muertes violentas de la historia del Ecuador, con un 30% más de homicidios que el año anterior. También hay un problema estructural con la salud y se siente en el día a día con carestía de las medicinas y la falta de médicos. Se ve menos dinero en los hogares, menor eficacia en la gestión de los servicios públicos y un incremento en los impuestos. Con la Constituyente, el presidente construye la idea de que se necesita la Constitución para mejorar el país”.
Legitimidad y gatopardismoLa polarización entre el nuevo gobierno y la revolución ciudadana de Correa saltaba de esta forma otra vez a la palestra. “Noboa va a lograr su victoria. Los acuerdos con Washington son una ayuda”, vaticinó el politólogo John Polga-Hecimovich, profesor asociado de Ciencias Políticas en la Academia Naval de Estados Unidos.
“Al final lo que busca Noboa, en primera instancia, es legitimar gobiernos a través de los votos. Y de paso, un cambio radical de modelo de gobierno, pero que a la postre será similar a lo que tenía antes, pero con sus propias reglas. Una especie de gatopardismo: cambiamos todo para que todo siga igual”, dijo a LA NACION Michel Leví, coordinador del Centro Andino de Estudios Internacionales.
Las otras dos preguntas del referéndum ya estarían decantadas, según las encuestas y el sentido común. En una de ellas se cuestiona sobre la reducción del número de asambleístas y en la otra, sobre la financiación de los partidos políticos por parte del Estado.
En principio, las cartas parecen marcadas para Noboa, pese a su caída de popularidad en las zonas donde se mostró muy fuerte en las contiendas electorales, tanto Quito como la Sierra.
“Lo que ayuda al gobierno es mantener al presidente en campaña, es mucho mejor haciendo campaña que gobernando en el sentido político práctico. Le va mejor en esa dimensión, pero hay riesgos. Incluso yéndole bien al presidente todo proceso eleccionario genera incertidumbre y repele las inversiones, lo que puede ralentizar durante el próximo año y medio iniciativas pendientes”, sentenció Abad.
Noboa ganó de forma inesperada el proceso electoral de 2023 con un país conmocionado por el magnicidio de Fernando Villavicencio y este año supo contener la arremetida final de la oposición correísta gracias a su liderazgo al frente del gobierno.