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Nobel de Medicina. Qué avances permitieron los trabajos de los tres científicos premiados

Los científicos estadounidenses Mary Brunkow y Fred Ramsdell con Shimon Sakaguchi, de Japón, ganaron hoy...

Nobel de Medicina. Qué avances permitieron los trabajos de los tres científicos premiados

Los científicos estadounidenses Mary Brunkow y Fred Ramsdell con Shimon Sakaguchi, de Japón, ganaron hoy...

Los científicos estadounidenses Mary Brunkow y Fred Ramsdell con Shimon Sakaguchi, de Japón, ganaron hoy el Premio Nobel en Fisiología y Medicina por descubrir cómo el sistema inmunológico se controla a sí mismo para no atacar a las células sanas del organismo. El resultado de sus investigaciones entre 1995 y 2003 abrió camino a la exploración de nuevos enfoques para tratar el cáncer y las enfermedades autoinmunes o mejorar los trasplantes, solo por citar los campos de las ciencias médicas con alto impacto en las dos últimas décadas.

“Sus descubrimientos se relacionan con la tolerancia inmune periférica o cómo mantenemos nuestro sistema inmunológico bajo control para que podamos combatir todos los microbios imaginables y, aun así, evitar enfermedades autoinmunes”, explicó Marie Wahren-Herlenius, profesora de reumatología del Instituto Carolino, en Estocolmo, al presentar el galardón tras el anuncio.

Pasadas las 6 (hora argentina), Thomas Perlmann, secretario del Comité Nobel de Fisiología o Medicina –encargado de seleccionar a los ganadores cada año–, dio a conocer los nombres de los premiados en una conferencia de prensa que se pudo seguir online. Cada uno de los laureados recibirá un tercio de los casi US$1,2 millones que incluye el premio.

Reacciones

Para entonces, según contó, solo había podido contactar a Sakaguchi, profesor distinguido del Centro de Investigación de Vanguardia en Inmunología (Ifrec, por su sigla en inglés) de la Universidad de Osaka, Japón. “La noticia le causó una gran impresión”, dijo, sobre la reacción del galardonado. “Entre las investigaciones sobre inmunidad hay muchas con buenos resultados, por eso me siento muy honrado”, dijo Sakaguchi, horas después, en una rueda de prensa que se transmitió desde la universidad.

Brunkow, investigadora senior del Instituto de Biología de Sistemas, en Seattle, y Ramsdell, asesor científico de Sonoma Biotherapeutics, en San Francisco, no respondieron el llamado previo al anuncio. La propia Brunkow relató durante la mañana a medios internacionales que se enteró que había ganado el Nobel cuando la despertaron los ladridos de su perro a un fotógrafo de la agencia AP que estaba en la puerta de su casa.

Había visto la llamada en su teléfono, más temprano, pero dijo que la ignoró porque vio un número de Suecia en la pantalla y pensó que era spam. “Cuando le dije que había ganado, me respondió No seas ridículo”, contó su esposo, Ross Colquhoun, a medios locales.

El aporte

Para el comité evaluador, los tres contribuyeron al descubrimiento de las células T reguladoras (T-reg), un tipo de glóbulos blancos (linfocitos) que definió como “guardias de seguridad” del sistema inmunológico.

Hasta el primer experimento de Sakaguchi, en la ciencia médica se consideraba que los linfocitos T que por algún defecto podían atacar células sanas se descartaban directamente en el timo, donde maduran esas células inmunológicas. El timo es parte del sistema linfático y está ubicado detrás del esternón, en el tórax. En 1995, el inmunólogo japonés demostró en crías de ratones que si se extirpaba el timo, efectivamente los animales desarrollaban enfermedades autoinmunes. Pero, también, que si les inyectaba células T maduras de otros ratones, no las desarrollaban. Postuló, entonces, que el sistema inmunológico debía tener algún mecanismo de seguridad o protección de segunda línea que calmaran la reacción exagerada de otras células T para mantenerlas bajo control.

Brunkow y Ramsdell trabajaban en la empresa de biotecnología Celltech Chiroscience, Washington, que desarrollaba terapias para enfermedades autoinmunes. Una mutación genética en el cromosoma X de ratones que provocaba una alteración inmunológica en los machos, pero no en las hembras, atrajo la atención de los dos investigadores. Lograron identificar esa falla en un gen que denominaron Foxp3. Avanzaron, entonces, con una enfermedad autoinmune poco frecuente infantil, también asociada con el cromosoma X (IPEX).

“Al buscar en una base de datos de genes recién descubiertos, encontraron el equivalente humano de Foxp3 –señaló el comité Nobel–. Con ayuda de pediatras de todo el mundo, recolectaron muestras de chicos con IPEX y, al mapear las muestras, detectaron mutaciones en el gen Foxp3.” En 2001, en Nature Genetics, Brunkow y Ramsdell atribuyeron a las mutaciones en el gen Foxp3 la enfermedad autoinmune humana y en los ratones. “Cuando unieron las piezas del rompecabezas, comprendieron que el gen Fopx3 podría ser importante para las células T-reg descubiertas por Sakaguchi”, señaló Wahren-Herlenius al presentar a los galardonados. A los dos años, Sakaguchi demostró que ese gen controlaba la producción de esas células guardianas, como así también su papel en tranquilizar al sistema inmunológico eliminado un “invasor” para que no siga reaccionando sin parar.

En estos 20 años, en laboratorios de todo el mundo, investigadores utilizan el cambio de paradigma con las T-reg para dar con tratamientos para enfermedades autoinmunes y cánceres, como así también para mejorar el resultado de los trasplantes. Perlmann señaló a los medios acreditados para el anuncio en Estocolmo que, si bien aún no aprobadas comercialmente, hay más de 200 ensayos clínicos en pacientes relacionados con las células T-reg en curso.

Hito

Virginia Rivero es investigadora principal del Conicet en el Centro de Investigación en Bioquímica Clínica e Inmunología, Universidad Nacional de Córdoba. Investigó y dirigió tesis sobre esta población de linfocitos T llamados T-reg. En congresos de la especialidad en el país o en el exterior presenció las exposiciones de Sakaguchi, como así también de Alexander Rudensky, que no fue galardonado con el Nobel de Medicina como su colega, pero contribuyó a la par en el conocimiento de de la inmunobiología de los T-reg y la tolerancia inmunológica.

“Los hallazgos de los tres científicos reconocidos se enfocaron en los linfocitos T tímicas y que son fundamentales en el organismo para evitar la respuesta inmunológica contra lo propio y el desarrollo de autoinmunidad que causa daño en distintos órganos y tejidos”, ponderó.

Rivero explicó que estas células regulatorias tienen distintas funciones importantes para el sistema inmunológico, no solo en autoinmunidad, sino también en los trasplantes, las enfermedades inflamatorias o el cáncer.

“Los conocimientos de estas células, que los tres galardonados y otros investigadores del mundo han generado, nos brindan una herramienta importante para saber cómo expandirlas en el organismo y potenciar la función supresora que tienen”, dijo.

Eso es útil, según puso como ejemplo, para proteger del rechazo de un órgano o un tejido después de un trasplante.

“Todos estos hallazgos abren un campo importante y son un hito en la inmunología”, definió la investigadora. “Los galardonados son pioneros que abrieron camino a que podamos construir el conocimiento de los mecanismos que llevan a que desarrollemos autoinmunidad. Ahora, recién, estamos empezando a desarrollar la inmunoterapia . Hace falta todavía más investigación básica que no dé más información que nos lleve a otros descubrimientos”, agregó Rivero.

En diabetes tipo 1, por ejemplo, una terapia orientada a generar tolerancia inmunológica periférica podría actuar en un período de ventana en el que el organismo aún no destruyó todas las células productoras de insulina para frenar esa respuesta autoinmune y corregir el defecto. En el cáncer, como se está investigando, contrarrestar el mecanismo por el que las células tumorales favorecen la generación de células T-reg que suprimen la respuesta inmunológica para eliminarlas.

Junto con el instituto donde trabaja Rivero, hay otros grupos de investigación en el país que estudian esos linfocitos supresores. Una meta “ideal” a lograr en el manejo de las enfermedades autoinmunes a partir de más conocimiento sería “inducir en un paciente muchas células T-reg específicas para su enfermedad, sin suprimir la respuesta inmunológica general necesaria en el caso de que aparezca una infección”, explicó la inmunóloga en diálogo con LA NACION.

Destacó que “un problema” con las terapias actuales es que “disminuyen los efectos, como la inflamación, con corticoides o fármacos para bloquear proteínas que los inducen”, dijo. “Qué positivo sería generar una terapia orientada más a la respuesta inmunológica”, finalizó la investigadora.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/sociedad/nobel-de-medicina-que-avances-permitieron-los-trabajos-de-los-tres-cientificos-premiados-nid06102025/

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