No todas las bebidas hidratan igual: agua, sueros, deportivas y energizantes cumplen funciones distintas
En una góndola cualquiera, las etiquetas parecen competir por tu atención: rehidrata, recupera, energiza, revitaliza. Pero detrás de esas promesas se esconden productos muy distintos entr...
En una góndola cualquiera, las etiquetas parecen competir por tu atención: rehidrata, recupera, energiza, revitaliza.
Pero detrás de esas promesas se esconden productos muy distintos entre sí. No todas las bebidas que dicen hidratar realmente lo hacen, ni todas son necesarias para la mayoría de las personas.
El agua, la mejor aliadaSí, el agua es la bebida rehidratante por excelencia. Es la forma más natural y saludable de mantener el equilibrio del cuerpo y resulta indispensable para todas sus funciones vitales.
Todas las personas deberían consumir agua todos los días, antes, durante y después del ejercicio físico, especialmente si es ligero o moderado. También es la mejor opción para acompañar las comidas.
Entre sus múltiples beneficios, el agua ayuda a regular la temperatura corporal, transportar nutrientes y oxígeno a las células, favorecer la digestión y prevenir el estreñimiento. Además, no contiene calorías, azúcares ni aditivos.
Aunque no tiene riesgos importantes, conviene tener en cuenta que la sed es un indicador tardío de deshidratación. Por eso se recomienda beber agua de manera constante y no solo cuando se siente sed. Por otro lado, ingerir cantidades excesivas en poco tiempo puede generar hiponatremia (baja de sodio en sangre), aunque se trata de un cuadro muy poco frecuente en personas sanas.
SuerosLos sueros de hidratación oral son fórmulas especialmente diseñadas para reponer de forma inmediata los líquidos y electrolitos perdidos por diarrea o vómitos. No se trata de bebidas recreativas y su uso debe indicarlo un profesional de la salud.
Estas soluciones, que combinan glucosa y sodio, favorecen la absorción rápida de agua y pueden prevenir complicaciones graves por deshidratación. Sin embargo, su consumo innecesario puede provocar un exceso de sodio y no es algo que se recomiende para calmar la sed ni para los deportistas.
Una duda frecuente es por qué en muchos casos no llevan sellos de advertencia, pese a contener sodio y azúcares. La respuesta es muy simple: están clasificadas como insumos médicos, no como bebidas de consumo habitual. Su venta y regulación se suele enmarcar entonces en el ámbito sanitario porque su propósito es terapéutico, no recreativo.
Bebidas deportivasEstas bebidas están formuladas para reponer líquidos, electrolitos y carbohidratos durante o después de un esfuerzo físico prolongado o de alta intensidad. Por esa razón son recomendables solamente para atletas o personas que realizan una actividad física exigente por más de 60 a 90 minutos, o para quienes trabajan bajo calor extremo y pierden mucho líquido por el sudor.
En esos casos puntuales, las bebidas deportivas aportan energía rápida a los músculos, ayudan a reemplazar el sodio perdido y pueden ayudar a mejorar el rendimiento o retrasar la fatiga.
Pero en personas sedentarias o que hacen ejercicios breves, su consumo no solo es innecesario, sino contraproducente: aportan azúcares y calorías adicionales que pueden favorecer el aumento de peso. Además, algunas pueden generar molestias gastrointestinales o contribuir a la erosión dental por su acidez.