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Newman: el aprendizaje “de las derrotas y de los golpes” y el logro que es “de los que estuvieron antes”

Fiesta en las tribunas, tensión en la cancha. Y las inexorables muecas del deporte dibujadas en los semblantes de los hinchas y los protagonistas. La inmensa felicidad de quienes visten de bordó,...

Newman: el aprendizaje “de las derrotas y de los golpes” y el logro que es “de los que estuvieron antes”

Fiesta en las tribunas, tensión en la cancha. Y las inexorables muecas del deporte dibujadas en los semblantes de los hinchas y los protagonistas. La inmensa felicidad de quienes visten de bordó,...

Fiesta en las tribunas, tensión en la cancha. Y las inexorables muecas del deporte dibujadas en los semblantes de los hinchas y los protagonistas. La inmensa felicidad de quienes visten de bordó, ganadores por primera vez en la historia de un campeonato, contrasta ostensiblemente con la indisimulable tristeza de los tricolores, que han transformado en habitual el hecho extraordinario de levantar una copa. En esta ocasión le tocó caer y lo hizo con todos los honores, en la final del Top 12 que Newman le ganó a SIC por 15 a 3 en la cancha de CASI.

“Este logro es fruto de un proceso. De las derrotas y de los golpes es que más se aprende. Y eso nos sirvió para levantarnos siempre”, reflexiona Lucas Marguery, capitán del nuevo campeón. “Más allá del resultado de un partido, nosotros siempre entramos a la cancha a dejar bien arriba el nombre del SIC”, declara Marcos Piccinini, uno de los muy buenos forwards de Boulogne.

Es la culminación de un tarde intensa de rugby en la Catedral, en la que los cuerpos mojados de fervor diseñaban coreografías en las gradas. iban y venían, saltaban y cantaban. Había un carnaval de banderas y paraguas en ambos lados de la tribuna central. La tarde se inundaba de voces diferentes. Desbordaban la pasión, el entusiasmo, Y había manos, también. Manos y brazos bien usados. Que no seguían bajos instintos, sino que acompañaban los cantos, enfatizaban el aliento.

Se elevaban los brazos extendidos de la gente grande, de los chicos, de las mujeres, de los hombres... De uno y otro equipos. Afortunadamente, no sonaron estribillos subidos de tono; apenas referencias comunes del folklore tribunero. Reinaba la armonía. Y el repiqueteo constante de la multitud apiñada hacía vibrar a los escalones de cemento. Era la fiesta que el rugby convoca en cada sábado del año; la que envidian otros deportes. Los desubicados, agresivos y violentos no tenían lugar. Sobraban.

Abajo, sobre el césped, vencedores y vencidos mandan ahora un mensaje de cordialidad. El vencido aplaude al vencedor, y este agradece el gesto. Con la medalla plateada colgada, los jugadores de San Isidro Club dejan el podio. Hoy los dueños del escenario son los adversarios. Se lo ganaron. Sufrieron años y años, padecieron golpe tras golpe... y se levantaron. Está bien que celebren alborozada y largamente.

Los últimos minutos del partido estuvieron de más. El Cardenal ya tenía atada la victoria. No obstante, el orgullo de SIC pugnaba por achicar el resultado, mientras los fanáticos del Cardenal, abstraídos de la acción, contaban de a uno los segundos que faltaban para la chicharra. Ya nada ni nadie podían arruinarles la fiesta. No había maleficio posible que amargara la consagración.

La pelota salió del último scrum, la tomó Gonzalo Gutiérrez Taboada y la mandó afuera. Newman campeón del Top 12. Y con el kick corto brotó el llanto liberador de los nuevos campeones. “Esto es impresionante, Somos campeones. Es una locura. El equipo fue madurando de a poco. No creo que este año haya habido algo distinto, especial. Nos faltaba dar más en este tipo de partidos y en este caso lo hicimos. Contra Belgrano, la semana pasada, y contra SIC, esta vez”, destacó ‘Scooby’.

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El abrazo apretado y prolongado entre Gutiérrez Taboada y Lucas Marguery es un símbolo de la unión de este equipo. Dos paradigmas del campeón, que jamás se dieron por vencidos. Los traspiés sucesivos no les quebraron el ánimo, el deseo de seguir luchando por el sueño los envalentonó y este título de campeón es un premio a ese esfuerzo.

“Tuvimos la virtud de aguantar los momentos adversos. Y ahora, vivir esto...”. Lucas no termina la frase. No era necesario. Lo reclama la multitud bordó para el festejo. Lo espera la copa. Entonces irrumpe Santiago Piccaluga, el head coach, y habla del factor que desequilibró el duelo. “Sabíamos que el corazón iba a estar, estuvo siempre. Entonces nos centramos en el juego”, explica el entrenador. Juan Bautista Daireaux también brinda su testimonio: “Es el fruto de un proceso. Y es de todos. Del plantel actual, de los jugadores que estuvieron antes y de los cuerpos técnicos”, señala ‘Largo’, sin soltar la medalla. Acariciándola, palpándola. Costó mucho conseguirla y ahora toca disfrutarla.

Fin de fiesta. Newman campeón. Por personalidad y con autoridad. Y San Isidro Club, gallardo escolta. Dos rivales que batallaron con los dientes apretados, sin vacilar. Y a la hora del balance, no faltan los reconocimientos. Fiesta completa, sin máculas.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/rugby/newman-el-aprendizaje-de-las-derrotas-y-de-los-golpes-y-el-logro-que-es-de-los-que-estuvieron-antes-nid02112025/

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