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¡Newman campeón! Un grito para romper estigmas de 50 años e inaugurar otra era

Newman campeón. El grito sagrado y tanto tiempo postergado, surge visceral y urgente de las entrañas de cada hincha. Se quebró el maleficio. Basta de cabezas gachas y miradas resignadas. Juega l...

¡Newman campeón! Un grito para romper estigmas de 50 años e inaugurar otra era

Newman campeón. El grito sagrado y tanto tiempo postergado, surge visceral y urgente de las entrañas de cada hincha. Se quebró el maleficio. Basta de cabezas gachas y miradas resignadas. Juega l...

Newman campeón. El grito sagrado y tanto tiempo postergado, surge visceral y urgente de las entrañas de cada hincha. Se quebró el maleficio. Basta de cabezas gachas y miradas resignadas. Juega lindo pero no gana, decían. Al diablo con todo. Newman campeón. Mostrando personalidad, derrochando autoridad. Para que la celebración por el 50° aniversario de la fundación del club sea completa y sus hinchas deliren y disfruten como nunca antes. Hinchas fieles, pacientes, juzgados con severidad por la historia, sin piedad ni remordimientos.

Newman campeón. El grito esperado, soñado, anhelado, se hace canto, se moja en lágrimas y se dispersa entre sonrisas. La alegría de la multitud vestida de bordó conmueve, abraza, emociona, hermana. Era hora. Es justicia. No porque esta temporada lo mereciera más que el SIC. Es justicia por tantos sinsabores acumulados, por tantas frustraciones padecidas, por tanto traspié inmerecido… Para tapar las cuatro derrotas seguidas en las semis y por un punto. Porque al Cardenal no le alcanzaba con ser el mejor del año, también debía lidiar contra la suerte, siempre esquiva en las instancias decisivas. Y a pesar de los continuos reveses, el Cardenal jamás dejó de “luchar la buena lucha” y, al cabo, logró el objetivo de toda la vida.

Newman campeón. Un alarido de felicidad y desahogo. De reivindicación. De orgullo. El gran grito de un símbolo del club: Scooby Gutiérrez Taboada, ejemplo de superación y perseverancia. Quien le puso constantemente el cuerpo al infortunio, a los mínimos errores de puntería, y hoy, a los 38 años, lleva gustoso sobre los hombros el grato peso de la gloria, el del primer campeonato del club. Newman campeón es también el alarido gutural y rabioso de Lucas Marguery. Hace doce meses, con el corazón arrugado y la eliminación fresca, el capitán decía por televisión que “el triunfo ya iba a llegar, que somos un club joven, que hay que seguir así, por este camino”. No echó culpas ni apuntó a factores externos. Bueno, ahora el corazón le salta a pleno dentro del pecho y libera en la mirada la emoción de la hora victoriosa. Festeje, Lucas. Es campeón. Campeón, ¿se da cuenta? Campeón como el Largo Daireaux, quien volvió para esto, para levantar la copa. Campeón como todos los que jugaron esta final y los que entraron a lo largo del año. Los que bancaron en las buenas y en las malas, mucho más. Los que estuvieron y ya no están. Todos.

La explosión de euforia tras el final

Newman campeón. El sueño cumplido de Chito Miguens, Puma y primer cap de Newman como club, allá por 1975. El orgullo de Peteco Ventura, pionero en eso de irse a jugar afuera. De Felipe Llerena, del Perca Lanfranco… De Tona Prat Gay, aquel de los tries del 86 para definir el descenso contra Hindú, bajo un diluvio en San Fernando. De Eduardo Bruchou, Javier O’Farrell… De Miguel Tezanos Pinto, del gigante Emilio Ezcurra, del Churro Marguery… De los Contepomi: Carlos, integrante de la sexta división del 51, el primer equipo anotado por Newman en los torneos oficiales de la UAR, y de sus hijos, glorias del seleccionado: Manuel y Felipe. De Orco Viel Temperley, del Pelado Irarrázabal, del Toro Ayerza, de Julián Montoya… Del Canario Gosio, quien hasta hace poco volaba por el touch para convertir en tries las asistencias del Mago Scooby. Y es también el grito de satisfacción de los chiquilines, que cada sábado a la mañana le ruegan a los padres que los lleven al club. Los locos bajitos subyugados por la pelota ovalada, deseosos de llegar a la Primera y emular a esos gladiadores de armadura bordo que ahora aplaude y admira. Porque ellos también lloraron derrotas en silencio y hoy disfrutan el primer campeonato apretados contra el pecho de sus padres.

Bordó y verde

El Colegio Cardenal Newman abrió sus puertas el 29 de marzo de 1948, en un edificio de la Avenida Belgrano 1548, pleno barrio porteño de Monserrat. En 1951 inscribió por primera vez un equipo en los torneos oficiales de la UAR: una sexta división, capitaneada por José Martini. Cuentan los veteranos memoriosos que la camiseta bordó la diseñó Ignatius Doorley, de la orden de los Hermanos Cristianos Irlandeses, ya establecidos en la Argentina. Doorley se inspiró en los colores del Iona University College, entidad neoyorquina fundada por la misma orden en 1940. “Y las medias verdes son el toque irlandés”.

Al carecer de las instalaciones apropiadas, en un principio, Newman jugaba de local en diferentes lugares: Harrods-Gath y Chaves, el Club de Ex Obreros Católicos, Hurling, Gimnasia y Esgrima y en el club San Martín. Hasta que en 1958, se establece en Martínez. El colegio ocupa el predio de la quinta de la familia Guerrero. Y en los albores de la década del sesenta, se produce la mudanza a San Isidro, la sede actual del colegio. Corrían años en los cuales Newman ya competía con su división superior. Lo hacía desde 1958, en la Tercera de Ascenso. Y en el debut, obtuvo el segundo puesto. A la temporada siguiente, el Cardenal subió a Segunda, donde permaneció hasta 1969. Aquel año, su desempeño no resultó del todo bueno y acabó último en las posiciones. Sin embargo, logró pegar el salto a Primera, gracias a la reestructuración de los campeonatos. Finalmente, el 2 de diciembre de 1975, se funda el Club Newman, al aprobarse el estatuto de la entidad, luego de cerrarse la compra de unas tierras en Benavidez. En 1981 se inauguraron las canchas, donde los equipos superiores se presentan sábado a sábado, y también se estrenó la tribuna, cuya estructura fue adquirida a Deportivo Armenio. El debut en este campo de juego, ocurrió en 1985, ante Pucará.

El resto es historia conocida. Las campañas en la Primera y la experiencia en Segunda, la mezcla de algunas alegrías pasajeras y muchas frustraciones duraderas. Y este presente consagratorio, feliz, despojado de contrariedades, mufas y desengaños.

Newman campeón. Es el grito que atraviesa a todo el rugby. Que rompe las gargantas de sus jugadores, de sus hinchas, y a ninguno le importa. Nadie en esa multitud bordó que hace latir a la tribuna, que salta, canta, llora, ríe, abraza, celebra, anima, quiere que esta tarde se termine. La esperaron tanto, la soñaron tanto… Que la fiesta en el CASI siga, que dure lo que duró la malaria.

Newman campeón. Sí, Newman campeón. Sonría, Bordó, la historia saldó su deuda. Ya no le debe nada.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/rugby/newman-campeon-un-grito-para-romper-estigmas-de-50-anos-e-inaugurar-otra-era-nid01112025/

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