Netanyahu se adjudicó el plan sobre Gaza como un triunfo personal, pero fue Trump el que le torció el brazo
JERUSALÉN.- Durante el fin de semana, ...
JERUSALÉN.- Durante el fin de semana, Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, se adjudicó como un triunfo personal el plan para liberar a los rehenes que quedan en manos de Hamas y poner fin a los dos años de guerra en la Franja de Gaza.
Pero para los israelíes, los palestinos y el resto de la región quedó más que claro que el presidente Donald Trump tuvo que torcerle el brazo.
El sábado, en un breve mensaje televisado a su país, Netanyahu aseguró que el plan fue resultado de los movimientos diplomáticos que él mismo venía coordinando desde hace semanas y que fue presentado conjuntamente con Trump y su equipo.
Pero la versión de Trump es un poco distinta. El sábado, en una charla con el corresponsal israelí de la cadena Axios y de los principales canales de noticias de Israel, Trump dio a entender que había que tenido que presionar a fondo a un Netanyahu reticente a aceptar los términos del acuerdo.
“Le dije: Bibi, esta es tu chance de ganar”, contó Trump, usando el apodo del mandatario israelí. “Y él aceptó. Tenía que aceptar. No tenía opción: conmigo, tenés que aceptar”.
Según los analistas, por la censura internacional que suscita la conducta de Israel en la guerra y su creciente aislamiento internacional, Netanyahu no está en condiciones de desafiar a Trump, y depende cada vez más de Estados Unidos.
“Trump no amenaza a Netanyahu: le da órdenes”, escribió el domingo en el importante diario en hebreo Yedioth Ahronoth el columnista político Nahum Barnea, en un artículo titulado “El jefe es él”.
El giro de los últimos días “deja en evidencia el lugar de cada uno”, prosigue Barnea, en referencia al ultimátum que le hizo Trump el viernes a Hamas para que aceptara la propuesta, seguido horas después por su interpretación de que la aceptación con reservas de Hamas equivalía a un “sí” rotundo.
Así que lo israelíes se enteraron el sábado a través de un posteo de Trump que Israel ya había acordado una línea de retirada inicial dentro de Gaza en la primera fase del acuerdo, que prevé el intercambio de unos 20 rehenes vivos y los cuerpos de unos 28 presuntos muertos por 250 prisioneros palestinos que cumplen cadena perpetua y por cientos de gazatíes detenidos durante la guerra.
En la misma publicación, Trump anunció que ni bien Hamas se sume, el alto el fuego entraría en vigor “Inmediatamente”.
Juego de equilibrioNetanyahu está embarcado desde hace meses en un delicado juego de equilibrio. Por un lado, está su promesa de una victoria total sobre Hamas que le asegure su propia supervivencia política, y apaciguar a sus socios de coalición de extrema derecha, que se oponen a cualquier acuerdo que deje a Hamas en pie.
Por otro lado, la matanza y la crisis humanitaria en Gaza desataron una indignación global. Las encuestas demuestran que la mayoría de los israelíes, escépticos desde hace tiempo sobre las posibilidades de una “victoria total”, quieren ponerle fin a la guerra para recuperar a los rehenes. Y la paciencia de Trump parece haberse agotado.
“Ni Hamas parece estar yéndose ni esto se parece a la victoria total que él prometió”, apunta Mitchell Barak, encuestador israelí y exasesor de Netanyahu en la década de 1990. “Creo que Netanyahu se dio cuenta de que no tenía más crédito con Trump”.
A diferencia de la desafiante postura que solía adoptar frente a los gobiernos de Biden u Obama, “ahora Netanyahu por primera vez no puede desoír los deseos de un presidente norteamericano, debido a la forma en que se maneja Trump, que es impredecible y no se va a alinear con la postura israelí”.
Hace tan solo dos meses, el gobierno de Netanyahu aprobó un plan para expandir la guerra y tomar el control de Ciudad de Gaza, una decisión arriesgada y a contrapelo de las recomendaciones del ejército israelí. El gobierno dijo que la ciudad era uno de los últimos bastiones de Hamas y presentó la operación como un paso esencial para aniquilar la capacidad militar y de gobierno de esa agrupación.
Pero el avance militar ha sido lento y estuvo básicamente enfocado en forzar el desplazamiento hacia el sur de alrededor de 1 millón de habitantes.
El sábado, Netanyahu atribuyó la aceptación de Hamas a la presión militar y diplomática de su gobierno.
Sin embargo, quien prácticamente había logrado detener el avance militar sobre Ciudad de Gaza había sido Trump, y sin que se hubieran resuelto los detalles técnicos de la liberación de los rehenes y con el inicio de las conversaciones recién programada para el lunes en Egipto.
“¡Israel debe detener de inmediato el bombardeo de Gaza para que podamos sacar a los rehenes de forma segura y rápida!”, escribió Trump el viernes en las redes sociales, tras recibir la respuesta de Hamas.
Para el sábado, el ejército israelí limitaba sus acciones a lo que Tel Aviv denominó como operaciones defensivas y a responder a amenazas inmediatas, a contramarcha de la postura sostenida desde siempre por Netanyahu: que solo negociaría mientras seguía combatiendo.
El sábado Netanyahu también se jactó de que Israel estaba “a punto de alcanzar un gran logro” al recuperar a sus rehenes mientras sus fuerzas militares seguían “en control de todas las áreas de lo profundo” del enclave palestino.
El mapa de la línea de redespliegue inicial presentado por Trump muestra que Israel mantendría su control sobre amplias franjas de territorio dentro de las fronteras de Gaza, pero también indicaba que las tropas israelíes evacuarían un corredor clave que divide el enclave y separa el norte del sur.
Hace menos de una semana, Israel Katz, ministro de Defensa de Netanyahu, anunció que las tropas israelíes estaban en proceso de “completar la toma” del Corredor Netzarim, que el ejército ya había tomado y evacuado en el pasado.
A los ojos de muchos israelíes, Trump humilló a Netanyahu al ponerlo al teléfono con el primer ministro de Qatar, el jeque Mohammed bin Abdulrahman al-Thani, para que el mandatario israelí se disculpara por su fallido intento del mes pasado de asesinar a líderes de Hamas en Doha, la capital qatarí. La Casa Blanca difundió la fotografía de Netanyahu leyendo su disculpa escrita mientras Trump sostenía el teléfono sobre su regazo.
Además, Trump y su equipo obligaron a Netanyahu a firmar una cláusula del acuerdo que promete —aunque de forma vaga y sujeta a condiciones—, una “vía creíble” hacia la creación de un Estado palestino, cuando impedir la creación de un Estado palestino ha sido justamente uno de los caballitos de batalla de Netanyahu.
“Toda su carrera está en caída libre desde hace unos días”, dice Barak, y agrega: “Aceptó todo”.
Sin embargo, otros expertos recuerdan que Netanyahu es el primer ministro israelí con más años en el cargo y que ya en el pasado ha sobrevivido a numerosos golpes a su imagen.
“Bibi tiene la capacidad de saber qué quiere y necesita la otra parte”, apunta Mazal Mualem, comentarista política israelí de Al-Monitor, un sitio web de noticias sobre Medio Oriente y autora de una biografía del mandatario israelí. “Sabe cuándo mostrar moderación”.
Hasta el momento, señala Mualem, Netanyahu parece haber convencido a su partido y a su base política de que el acuerdo es una victoria para Israel, y se la adjudica.
Y Netanyahu, que todo lo analiza a través del lente de la historia, “sabe que enfrentarse a Trump perjudicará a Netanyahu, y no a Trump”, concluye Mualem.
Traducción de Jaime Arrambide