Nancy Spielberg, en Buenos Aires: del documental sobre los argentinos secuestrados por Hamas a su enojo con Javier Bardem y Mark Ruffalo
El 7 de octubre de 2023, Nancy Spielberg se despertó en el departamento que tiene su familia en Jerusalén con el sonido del teléfono. Percibió de inmediato que algo estaba mal y lo comprobó cu...
El 7 de octubre de 2023, Nancy Spielberg se despertó en el departamento que tiene su familia en Jerusalén con el sonido del teléfono. Percibió de inmediato que algo estaba mal y lo comprobó cuando su hija, del otro lado de la línea, le preguntó primero si tenía idea de lo que acababa de ocurrir y luego le pidió que apagara todas las luces, que tomara un arma y se dirigiera lo más rápido posible a un lugar seguro.
Atrapada por el miedo, Nancy tomó lo único que estaba a su alcance para defenderse, un cuchillo de cocina, y salió corriendo junto a su marido a refugiarse en una habitación protegida. En ese momento empezaron a sonar las sirenas en Jerusalén mientras el mundo entero empezaba a conocer, como ella, los más horrendos detalles de una masacre que estaba ocurriendo en tiempo real.
Nancy, una de las tres hermanas de Steven Spielberg, continúa con el relato de esa mañana atroz, ahora frente a LA NACION, en un salón del hotel en el que se aloja en su primera visita a Buenos Aires: “Fue una experiencia espeluznante. Nadie sabía si los terroristas de Hamas iban a llegar a donde estábamos. Nunca había experimentado esa clase de miedo. Tal vez podría compararse a lo que viví en Nueva York el 11-S. Pero lo que pasó aquél día fue mucho más impersonal. Esto era distinto: nos enfrentábamos a un grupo de terroristas que reían y festejaban mientras sus víctimas eran violadas, torturadas, desmembradas. Eso es algo mucho más personal”.
Como su famosísimo hermano mayor, al que todo el tiempo llama Steve, Nancy lleva el cine en la sangre. En su caso, esa vocación se manifiesta en una extensa y destacada trayectoria consagrada exclusivamente a la producción documental. Es la máxima responsable de Playmount, que se dedica de manera excluyente a narrar historias reales ligadas a la identidad, la memoria y la cultura judía. Y es una de las fundadoras de Jewish Story Partners, fondo creado para apoyar financieramente a otros documentalistas que comparten esa mirada.
Llevada por ese espíritu, Nancy se propuso contar lo que pasó aquel 7 de octubre pero sin incluir escenas de violencia, crueldad o maltrato. Tomó esa decisión después de haber visto las imágenes crudas del martirio en tiempo real de las víctimas de Hamás. Y encontró a partir de una sugerencia de Jake Paltrow (escritor, actor, director y hermano de Gwyneth Paltrow) el relato que buscaba. Es la historia de los Cunio, la familia argentina que padeció ese horror durante más de dos interminables años a partir de aquél día.
Trailer de "Una carta para David"El resultado es Letter to David, largometraje documental dirigido por Tom Shoval que se verá por primera vez en la Argentina la próxima semana en el Festival de Cine de Mar del Plata y será estrenada el jueves 13 en el complejo Multiplex Belgrano. La producción adquirió un significado todavía mayor después de la liberación de los hermanos David y Ariel Cunio, que permanecieron 738 días bajo el cautiverio de Hamas y formaron parte del último grupo de rehenes vivos liberados tras el acuerdo de paz. Habían sido capturados el 7 de octubre por los terroristas que atacaron el kibutz de Nir Oz, donde casi la mitad de sus 400 residentes fueron asesinados o secuestrados ese día.
Letter to David se estrenó a comienzos de este año en el Festival de Berlín, cuando la realidad era otra. Allí se revela en toda su magnitud la peripecia de los Cunio, dos hermanos gemelos, David y Eitan, que debutaron en el cine en 2013 como protagonistas de Youth, una película dramática que marcó el debut como director de Tom Shoval.
El documental cuenta la historia de ese vínculo fraterno y sobre todo expone el dolor de Eitan (que pudo salvarse después de un sufrimiento indecible) y del resto de sus familiares, entre ellos sus padres Silvia y José Luis, también argentinos. Todo lo que se cuenta allí, desde el detrás de escena de Youth hasta cómo está hoy el lugar donde los Cunio fueron secuestrados el 7 de octubre de 2023, se concibió como un mensaje cinematográfico a una persona que seguía cautiva de Hamas. Tras la liberación de David y el reencuentro con su familia, el documental se ve con otros ojos.
“Ahora sabemos que Ariel estaba solo, encerrado sin ver a nadie durante 738 días –explica a LA NACION Nancy Spielberg, que vive entre Nueva York y Jerusalén-. David estuvo con otros dos o tres rehenes más en los túneles. ¿Qué le pasó a cada uno? Nadie lo sabe. Las historias están saliendo ahora. David ya salió del hospital y está en su casa. Ahora queremos mostrarle la película y grabaremos con él un nuevo final. Un final feliz, aunque la etapa de recuperación va a ser problemática”.
-Usted habló de su intención expresa de no incluir contenido violento en el documental, pero hay una excepción. En la trama ficticia de Youth, los Cunio interpretan a dos hermanos que secuestran en un momento a una mujer joven. La imagen es muy fuerte y adquiere nuevas resonancias en este contexto.
-Lo sé. La escena es muy incómoda. Ellos tienen encerrada a la chica en una habitación, se van y ella empieza a gritar: “¡No me dejen!”. De sus captores depende que tenga comida y agua. Ese contraste de verla en cautiverio y que llore al mismo tiempo para que sus secuestradores no la abandonen me afectó mucho. Al sentir la desesperación en su voz y al verla cuando la ataban todo lo que podía preguntarme era: ¿qué estará pasando con los Cunio en Gaza?
-Ahora, después de la liberación y el regreso a casa de David y Ariel Cunio, el documental adquiere otro valor.
-Nada ni nadie volvió a ser igual a partir del 8 de octubre. Sobre todo cuando ves en el documental las imágenes de la hermosa vida que tenían en el kibutz antes de la masacre. Quería simplemente involucrarme en esta historia y llevarla al mundo. En Israel todos están tan afectados que no hace falta mostrarles nada. Pero afuera, en el resto del mundo, hay mucha ira y la creencia equivocada de que Israel es el agresor y el genocida. Mi intención fue mostrar lo que pasó en ese 7 de octubre y centrarme en esa maravillosa familia.
-¿Usted cree que un relato documental podría funcionar mejor que la ficción para contar desde el cine todo lo que ocurrió el 7 de octubre?
-Este es el momento de documentar esta historia, sobre todo para enfrentar todas las narrativas y noticias falsas que han circulado por Instagram o Tik Tok. Para recuperar el tiempo de la Shoah todos los testimonios fueron tomados desde la memoria, y sabemos que la memoria se desvanece. En cambio, todo lo que pasó desde el 7 de octubre fue registrado en tiempo real. Y como se trata de algo tan presente y tan fuerte yo no quería cambiarlo a través de un relato “basado en una historia real”. Ya habrá tiempo para eso. Me enteré en estos días que Paramount está preparando una serie, Red Alert, basada en la historia de cinco sobrevivientes. Pero lo que necesitamos es documentar la realidad. Esta es la segunda peor catástrofe para los judíos desde el Holocausto.
-¿Está entre sus planes seguir investigando el tema y contar nuevas historias alrededor del mismo hecho?
-Estoy ayudando a muchos cineastas para seguir contando historias del 7 de octubre a través del documental, pero no creo que me ocupe personalmente de otro proyecto de este tipo ahora mismo. Y no sé dónde voy a ir, porque mis películas siempre tuvieron temática judía y hoy la producción cinematográfica de Israel está siendo bloqueada y cancelada, al igual que sus cineastas. Todos estos creadores increíbles no tienen dónde ir, hay festivales que no los quieren si recibieron financiación de fondos gubernamentales para hacer sus películas, y eso me pone muy mal. Con mi hermano y Roberta Grossman pusimos en marcha Jewish Story Partners, un fondo de ayuda para financiar historias judías, no necesariamente israelíes. Historias de izquierda, de derecha, con gays, con heterosexuales, con trans, con todo tipo de gente. Queremos contar estas historias para crear comprensión y empatía sobre quiénes son los judíos.
-¿Cómo vive esta nueva realidad en la que muchos artistas muy conocidos plantean un boicot liso y llano contra organizaciones israelíes?
-Me preocupa ver a personas importantes difundiendo palabras como “genocidio” o “país ocupante” cada vez que hablan de Israel. Cuando Javier Bardem o Mark Ruffalo salen con declaraciones reclamando boicots, ahora resulta que el grupo que está más a la izquierda sigue hablando de diversidad y reclamando políticas de inclusión y equidad, pero con excepción de los judíos y de los israelíes. No pueden hacer esto. Se están volviendo cada vez más extremistas sin escuchar nada en absoluto. Usan su rol de “celebridad” sin hacer la investigación adecuada. Hay que volver al 7, al 8 y al 9 de octubre. Allí hubo bebés israelíes que fueron estrangulados. Fueron asesinados por terroristas con las manos desnudas. ¿Cómo no reaccionan a eso? En cambio, miran los números. “Sí, pero murieron tantos aquí y solo estos por allá”. ¿Eso lo hace una tragedia menor? Hay tragedias en ambos lados. Es horrible que mueran personas inocentes de Gaza. Trato de ser educada, pero todo esto literalmente me cabrea. Y no tiene nada que ver con esto ser propalestino o no. Si estás apoyando algo promovido por Hamas no estás siendo propalestino, estás apoyando al terror.
-¿Le tocó atravesar a su película, Letter to David, algún episodio de boicot o cancelación?
-A Letter to David la aceptaron primero en un festival de cine, no voy a decir cuál, y después fuimos desinvitados. ¿Por qué? Porque dijeron que otros festivales la pondrían en la lista negra. Temían la violencia, no de judíos o israelíes. Y por esa razón tuvieron que cancelar. Decidimos en ese momento no hacer un gran escándalo porque era mucho más importante seguir adelante y buscar otros festivales en vez de quedar como unos alborotadores. ¿Quién está ganando? El terror. ¿Cómo el mundo deja que esto suceda?
-¿Cree que este escenario de reclamos y manifestaciones que vimos últimamente en algunos festivales podría continuar, por ejemplo, en la próxima temporada de premios de Hollywood?
-Podría ser. Lo que quiero decir es que, aunque Donald Trump haya estado en Israel hablando de paz, en el fondo realmente no habrá paz mientras Hamas siga diciendo que está dispuesto a hacer de nuevo el 7 de octubre una y otra vez… No hay que olvidar que Gaza fue entregada hace años a los palestinos y desgraciadamente Hamas tomó el control. Lo que necesitamos allí es una coalición de países árabes para mantener alejado el terror, hacer de ese lugar un buen lugar y encontrar la paz para el pueblo palestino. En Jerusalén estamos todos conectados. Todos los que conozco allí son árabes y judíos juntos. Fuera de allí, la gente no ve nada de eso y piensa que todos se la pasan peleando. Mientras tanto, en Israel tenemos un gobierno de extrema derecha. Ninguno de esos extremos es bueno. Yo soy de los que prefieren estar en el medio.
-Hablemos de cosas más alegres y optimistas. Como su apellido, asociado desde hace décadas a la felicidad de hacer cine. Viendo su historia y la de su hermano mayor, llamarse Spielberg funciona casi como una predestinación.
-A veces me pellizco diciéndome, ¿todo esto es de verdad? Primero fue mi padre, Arnold Spielberg, un pionero de las computadoras que siempre estuvo metido en esas cosas mecánicas ligadas a las cámaras. Y luego aparece Steve. Él siempre tuvo una mirada diferente. De chico era muy temeroso, se asustaba de las cosas. Una vez recolectó todas las películas que hicimos cuando éramos niños y las juntó en una sola. Vi ángulos de cámara de Steve registrados cuando estábamos de campamento. Mientras mi hermana y yo pescábamos, él estaba tirado sobre la hierba. Lo que ves es la hierba ondeando y nuestras figuras al fondo. ¿Qué niño es capaz de hacer eso? ¿Qué niño tiene esa mirada?
-Por lo menos es distinta a todas las demás.
-En un momento algo hizo clic en su cabeza y Steve comenzó a hacer películas, así que todos tuvimos que trabajar para él. Éramos contadores de historias. Mi madre era una persona muy colorida, llena de imaginación, con mentalidad gitana. Mi padre en cambio era muy directo, en blanco y negro. Mi madre era technicolor. Todo era emocionante. Yo escribía, Steve escribía, mi hermana Ann escribía. Simplemente nos metimos en todo eso. Pero nunca tomé el camino grande. Y mi hermana tampoco, ella actuaba, pero al final no hizo nada.
-Por todo lo que usted cuenta, Los Fabelman (que hoy puede verse en Netflix) debe haber sido una experiencia muy fuerte. ¿Cómo la vivió?
-¡Oh, Dios mío! Lo primero que hizo Steve fue llamarnos: “Quiero hacer una película sobre papá y mamá. Tengo un borrador del guión, pero no la hago si mis tres hermanas no están de acuerdo”. Todos leímos los guiones y trabajamos en la película. Yo ayudé hablando mucho con Tony Kushner. Le conté que mi madre siempre decía que la culpa es un desperdicio de emociones. “Esto va en el guión”, me decía. Cómo se vestía, qué comida había en la mesa, cuáles eran sus piezas favoritas en el piano. Pudimos agregar cosas que quizás Steve no sabía. Fue un esfuerzo familiar y lloré cuando Steve quiso que viéramos la película por primera vez. Nos llevó a mi hermana Sue y a mí a una sala de proyección y se fue.
-¿Por qué?
-Tenía miedo de quedarse. Las luces se apagaron. Nos sentamos una al lado de la otra. La escuché llorar cuando yo estaba llorando. Y la escena del divorcio y la escena del baile frente a los faros me destrozaron. Cada vez que veo la película de nuevo o hablo de ella me pasa lo mismo. Se lo dije a Steve. Ver Los Fabelman es como hacer una visita. Las luces se apagan, quiero que mamá y papá vuelvan a la vida, pero luego se encienden y ellos se han ido de nuevo. Hasta que consigo encenderlas de nuevo. Fue una experiencia increíble.
-Y muy fiel a lo que pasó de verdad.
-Yo crecí con tres adultos. Mi madre, mi padre y el tío Bernie. El día que nací había tres caras adultas mirándome en una cuna. Nunca fue algo inusual para mí. Se hizo inusual cuando a los 9 años entendí lo suficiente y supe que mis padres se estaban divorciando. Mi madre quería casarse con Bernie, con todo lo que eso significaba. Lo entendí y tuve que acostumbrarme.
-Cuénteme algo sobre la relación con su hermano en la actualidad. ¿Se ven seguido, comparten ideas?
-Estamos muy cerca el uno del otro. Mi mamá tenía un restaurante kosher en Los Angeles y decidimos mantenerlo abierto en su memoria. Hacemos allí grandes noches de cine, pasamos películas, vienen autores. Es muy hermoso. Y Steve quiere que me haga cargo de todo porque soy, según él, la única adulta de la familia. Está siempre muy ocupado y chateamos más de lo que hablamos. Vernos es un poco difícil cuando está filmando, pero nos reunimos cada vez que podemos y hablamos todo el tiempo.
-Llevar el apellido Spielberg puede ser tanto una ventaja como una carga.
-Las dos cosas. Y sobre todo es un gran abridor de puertas. Pero soy muy cuidadosa, porque nunca nos creímos tan geniales y aferrarnos a la humildad es lo que nos mantiene en tierra firme. No puedo tomar el éxito de Steve y hacerlo mío. Hay que saber cómo no abusar de él. Cuando se hizo famoso, Steve solía advertirme de que los chicos que me invitaban a salir no me querían a mí, querían estar con él. Lo bueno es que aprendimos a ver cuáles son las intenciones reales de quienes se acercan a nosotros.
-La próxima película de Steven Spielberg es un proyecto top secret. ¿Nos puede anticipar algo?
-A veces comparte conmigo los guiones, pero este último simplemente no lo recibí. Tampoco me importó mucho, estaba muy metida en todo esto del 7 de octubre. Pero fui un día a la filmación, en Nueva York, y conocí a Emily Blunt. No estoy muy seguro de qué se trata esta película. Pero no te estoy ocultando nada, simplemente no tengo idea, así que será una sorpresa para todos. Creo que tiene que ver con algo de ciencia ficción y también con la memoria: recuerdos que regresan y personas que terminan unidas. Tal vez sea una película destinada a unir los extremos y encontrar de una vez el camino de vuelta hacia una comunidad integrada. Pero no lo sé. ¡Vamos, Steve, necesito tus notas, no puedo esperar hasta 2026!
-Por lo que sabemos, su hermano no está tan apegado como usted a la práctica religiosa judía. Usted, en cambio, es observante del Shabat, ¿verdad?
-Sí, soy kosher, pero con algunas libertades. Puedo beber vino que no tiene por qué ser kosher o comer caviar. No siempre fui kosher, así que sé muy bien lo que me estoy perdiendo. Ya no como langostas o tocino. Puedo vivir bien sin eso. Steve, en cambio, es espiritualmente judío. No está tan conectado como yo, pero cada viernes todos nos decimos Shabat Shalom y compartimos fotos de nuestras velas. En su momento todos los hermanos encendimos velas por los rehenes, añadiendo eso a nuestras velas familiares. Kate Capshaw, la esposa de Steve, se convirtió y trajo mucho espíritu judío al hogar. Ellos tienen mucha espiritualidad, pero él no guarda las mismas festividades que yo. Y está bien. Mi hermana Anne tampoco, ella tiene su árbol de Navidad y en esa fecha come jamón. Yo no.
-¿Cuáles son los próximos planes de su productora, más allá de este proyecto que vino a presentar aquí?
-Todavía no lo elegí. Como le decía antes, estamos con nuestro fondo Jewish Story Partner ayudando a financiar películas de temática judía. Es algo importante, porque la financiación nunca es suficiente y ahora menos desde algunos recortes que la administración Trump fue haciendo. Mucha gente se me acerca para preguntarme cómo recaudar dinero, cómo abrirse paso cuando una película no es aceptada y cómo llevar adelante la campaña de un documental para el Oscar. Así que no se trata solo de películas de temática judías. El cine independiente está atravesando un momento muy difícil. Yo no tengo todas las respuestas, estoy aprendiendo. Y algo me atrapará seguramente pronto.