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Música de ninguna parte relata un momento clave en la carrera de Bruce Springsteen, con exceso de clichés

Springsteen: música de ninguna parte (Springsteen: Deliver Me From Nowhere, Estados Unidos/2025). Dirección y guión: Scott Cooper. Fotografía: Masanobu Takayanagi. Música: Jeremiah Fraites. Ed...

Música de ninguna parte relata un momento clave en la carrera de Bruce Springsteen, con exceso de clichés

Springsteen: música de ninguna parte (Springsteen: Deliver Me From Nowhere, Estados Unidos/2025). Dirección y guión: Scott Cooper. Fotografía: Masanobu Takayanagi. Música: Jeremiah Fraites. Ed...

Springsteen: música de ninguna parte (Springsteen: Deliver Me From Nowhere, Estados Unidos/2025). Dirección y guión: Scott Cooper. Fotografía: Masanobu Takayanagi. Música: Jeremiah Fraites. Edición: Pamela Martin. Elenco: Jeremy Allen White, Jeremy Strong, Odessa Young, Stephen Graham, Paul Walter Hauser. Distribuidora: Buena Vista. Duración: 115 minutos. Calificación: solo apta para mayores de 13 años. Nuestra opinión: regular.

Bruce Springsteen bendijo del principio al fin la crónica cinematográfica de un momento excepcional de su vida de su carrera, ocurrido hace algo más de cuatro décadas y marcado a fuego por una profunda crisis existencial. De hecho, viene acompañando y respaldando con su presencia toda la campaña promocional de esta película escrita y dirigida por Scott Cooper, con Jeremy Allen White como protagonista.

No es la primera vez que Cooper prueba la misma fórmula. En 2009 dirigió con muy buenos resultados Loco corazón. Jeff Bridges ganó el Oscar al mejor actor protagónico por su retrato de un gastado y ficticio cantante country en busca de una tardía redención. Ahora es una historia real inspirada en todo el proceso creativo de Nebraska, un álbum disruptivo dentro de la extraordinaria carrera de Springsteen, el vehículo desde el cual se quiere instalar a White como uno de los nombres a considerar en la carrera por los próximos premios actorales que culminará con el Oscar.

A primera vista, Música de ninguna parte está bastante lejos de aquel meritorio antecedente. No faltan ni franqueza ni honestidad en el relato del viaje introspectivo y contra la corriente que Springsteen decide llevar adelante para enfrentar y superar algunos de sus fantasmas, sobre todo la relación con su padre, un hombre alcohólico y de conducta bipolar (que se mueve entre el impulso abusador y la piedad), al que descubrimos a través de varios flashbacks. En ese sentido, la película decide ser escrupulosamente fiel a la historia real, tomada de un libro de Warren Zanes que lleva el mismo nombre que la película y que también contó con el aval de El Jefe.

Todo ese recorrido tropieza con un obstáculo imposible de superar. Tal vez por un respeto extremo a la figura de Springsteen o a los inevitables condicionamientos de cualquier biografía autorizada, Cooper se limita a exponer la situación desde una especie de malla de seguridad elaborada con los materiales más convencionales de las biografías autorizadas.

Esa suma de clichés funciona como una barrera infranqueable que nos impide entrar en el complejo mundo interior de Springsteen y entender en un sentido profundo qué lo llevó a tomar distancia de su exitoso camino previo para zambullirse en el proceso de creación de Nebraska y sus canciones crudas, oscuras y desesperanzadas, espejos extremos de un estado de ánimo inspirado, entre otros personajes, por Charles Starkweather, el joven asesino serial personificado por Martin Sheen en Badlands (1973).

Sobran los lugares comunes cada vez que vemos a Springsteen (de niño o de adulto) reconectándose con la compleja figura paterna o distanciándose de Faye, una camarera, madre soltera y fan, dispuesta a quererlo de verdad. Menos todavía funciona el vínculo entre el Jefe y su paciente productor Jon Landau (un insulso Jeremy Strong), convertido en un cronista que sobreexplica las peripecias existenciales del músico.

El lánguido White no se propone imitar a Springsteen más allá de alguna pose mimética que reproduce sobre el escenario y el hecho de cantar (muy bien) con su propia voz buena parte del repertorio de Nebraska. Pero en vez de entrar en la cabeza y el corazón del Jefe para entender su encrucijada, el Springsteen de White se transforma en un viaje al pasado de Carmy Berzatto, otro atormentado por los traumas familiares del pasado. El dilema del actor, incapaz de salir de la jaula del personaje que lo consagró en la serie El oso, es muy similar al de la película, sujeta a un material previo sacralizado en el que todo ya está dicho.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/cine/musica-de-ninguna-parte-relata-un-momento-clave-en-la-carrera-de-bruce-springsteen-con-exceso-de-nid23102025/

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