Mark Ruffalo: de los que creen que la empatía es “una enfermedad social” al sueño de una continuidad de su personaje en Task
A esta altura del año, lento pero seguro, se empieza a armar un balance de lo mejor y lo peor que las series modelo 2025 tuvieron para ofrecer. Y en los primeros lugares de esa lista figura ...
A esta altura del año, lento pero seguro, se empieza a armar un balance de lo mejor y lo peor que las series modelo 2025 tuvieron para ofrecer. Y en los primeros lugares de esa lista figura Task: unidad especial, la miniserie que ya tiene sus siete episodios disponible en HBO Max. El drama creado por Brad Ingelsby, el mismo responsable de la fantástica miniserie Mare of Easttown, logró atraer el interés de los espectadores con su combinación de suspenso, acción y sobre todo un grupo de personajes perfectamente escritos y exquisitamente interpretados por el elenco que encabeza Mark Ruffalo.
Task, teaser oficial, Max“Mi mayor deseo para este programa es que nos nominen como mejor elenco. Todos hacen un trabajo magnífico. Tom Pelphrey, Fabien Frankel, Martha Plimpton, Emilia Jones, Raúl Castillo y todos los demás. Es todo lo que uno sueña como actor: algunos intérpretes no necesitan de sus compañeros de escena, son fantásticos por sí solos. Yo no. Lo que más amo de esta profesión es lo que sucede entre dos actores en una escena, eso es lo que más me entusiasma. Ahí es dónde ocurre la magia”, dice Ruffalo en una charla por Zoom con medios internacionales de la que participó LA NACION.
En la ficción, el intérprete nominado a cuatro premios Oscar encarnó a Tom, el líder de la unidad del FBI que debe investigar una serie de robos, asesinatos y el secuestro de un niño mientras carga con el casi insoportable peso de una tragedia que destruyó a su familia.
–Además de ser uno de los protagonistas también sos uno de los productores de Task. ¿Cuál fue tu responsabilidad en ese sentido?
–Para mí, la producción implica, en el mayor de los casos, hacer lo necesario para proteger y acompañar el proyecto en su desarrollo y realización. En Task eso supuso ocuparme de que el equipo tuviera aire acondicionado en un momento del rodaje en el que estábamos grabando escenas en un galpón con más de 38°. Teniendo a Brad (Ingelsby) como showrunner, mi labor como productor en esta ficción no fue tan pesada como en otras en las que estuve involucrado. Hubo muchas charlas sobre el arco dramático de mi personaje, pero todo el tiempo sentí que estábamos en buenas manos. Y si me necesitaban, estaba ahí. Entre el equipo creativo y la gente de HBO no fue necesario que yo ocupara el rol de protector. Básicamente fui el animador del elenco y del resto del equipo para hacer que todos se sintieran cuidados y de que la visión de los realizadores fuera respetada.
–En términos de esa visión, ¿Cuál dirías que es el mensaje del programa?
–Tengo un amigo muy querido que pasó un tiempo en la cárcel. Es un tipo muy pragmático. Mantiene su sobriedad hace 17 años, pasó por muchas cosas terribles y lo que siempre me dice es: “Mark, no hay excusas por mi mal comportamiento pero sí hay razones”. Esa idea me rondó por la cabeza durante este rodaje. Cuando hacés algo ilegal, las fuerzas del orden no tienen el espacio para contemplar de dónde venís, cuales fueron tus circunstancias, tu educación, tus traumas, en qué estructura social creciste, tu situación económica. Todos esos matices son lo que Brad tiene en cuenta en sus guiones. Creo que es uno de los motivos por los que la miniserie funciona tan bien. Tiene un ritmo increíble, se trata de un cuento de policías y ladrones pero en su esencia está la empatía y la humanidad de los personajes. Y eso es algo que necesitamos ahora en los Estados Unidos dónde hay todo un movimiento que rechaza la empatía, que cree que la empatía es una suerte de enfermedad social. Tom es un gran agente porque es capaz de ponerse en los zapatos de los demás. Su empatía no es un azote, es un talento. De eso se trata la ficción.
–Muchos espectadores compararon a Task con Mare of Easttown y creo que la mejor definición que dio su creador es que Mare fue una ficción sobre la maternidad y Task es sobre la paternidad. ¿Te parece que en esta ficción resulta novedosa la representación de la masculinidad?
–Creo que en la actualidad estamos viendo que los viejos modelos empiezan a hacerse más flexibles, menos absolutos. En este caso se ve a los dos antagonistas, Tom y Robbie (Pelphrey), siendo muy amorosos con sus hijos en la ausencia de una figura materna. Hacen lo que pueden, son torpes, se equivocan, pero su amor no está en duda. Y ese vínculo con sus hijos los nutre. ¿Es un lazo tan elegante como el que suelen establecer las madres? Absolutamente no. Pero asumen esa responsabilidad. Me parece que la idea de un hombre estoico, que no está en contacto con sus sentimientos, al estilo de los veteranos de la Segunda Guerra Mundial que ahogaban sus emociones con el alcohol, forma parte de Tom, de todos nosotros, pero no es solo eso. Nadie lo es. Y siento que la TV se está acercando cada vez más a reflejar esas características.
–¿Qué te llamó la atención del guion de Task cuando lo leíste por primera vez?
–Ya en el primer episodio se presenta a mi personaje como un exsacerdote alcohólico, que es agente del FBI y cuya esposa fue asesinada por su hijo esquizofrénico. Y eso es antes de que él diga una sola palabra. Era una carga de información tremenda, Tom y sus pesares podrían haber sido una serie por sí solos. Pero en este caso era solo el punto de partida. En ese momento pensé en dos cosas: que era un regalo inmenso para un actor y que tenía por delante siete meses muy difíciles. Pero era una oportunidad única que no me podía perder.
–¿Sos el tipo de intérprete que puede dejar atrás un personaje fácilmente una vez terminado el rodaje?
–Honestamente, sí. Literalmente me mando un recordatorio que dice: “Cuando te despiertes mañana todo se habrá terminado”. Y paso a otra cosa. Al mismo tiempo, cuando encarnás a un personaje por tanto tiempo, estando en sus zapatos, literalmente, caminando en su casa, diciendo sus palabras, algo te queda de él. Mi maestra de teatro, Stella Adler, solía decir: “Si algo pasa por tu cabeza, tu imaginación se convierte en realidad, cariño”. En este caso, el trabajo fue más difícil de lo que me esperaba. Fue duro vivir con esas emociones por tanto tiempo. Pero ya sabés, soy actor, lo de trabajar duro es...
–¿Relativamente hablando?
–Ja ja, exacto. De todos modos, creo que por estos días el mundo es un lugar muy complicado y la apuesta de hacer una ficción dramática como esta era arriesgada, por eso el hecho de que haya conectado tanto con los espectadores me pone muy feliz. Creo que la clave está en el corazón que tiene la historia. Todos como espectadores estamos necesitados de hacer catarsis. El mundo está tan dividido, hay tanto enojo y tantos que creen que la empatía es una especie de psicosis que queda poco lugar para apreciar la belleza de la conexión humana. Task, a su manera, nos recuerda que esos lazos existen, que puede ser complicados pero también son lo que nos mantienen vivos.
–Cuando una miniserie es tan popular como esta suele empezar a hablarse de la posibilidad de una nueva temporada. ¿Si hubiera una continuación, qué te gustaría que contara?
–Creo que si se tratara de reflejar el mundo en el que estamos viviendo hoy, podría ir por el lado de lo que significa ser un agente del FBI en Filadelfia en este tiempo de feroces medidas anti inmigratorias aplicadas por el gobierno. Sería interesante explorar la interacción de las fuerzas del orden con las comunidades de inmigrantes, de las que muchos de nosotros, los estadounidenses, venimos. Tendríamos que recorrer ese camino con verdadera honestidad y desde un costado humano que encaje con el universo audiovisual de Ingelsby.
–¿Tal vez un cruce con Kate Winslet y su Mare of Easttown?
–Eso podría estar muy bueno. El amor podría ser el próximo capítulo para Tom. Mostrar qué forma podría asumir ese romance, dejando el pasado atrás y con él entrando a su sexta década de vida. Ahora que lo pienso, me encantaría. Cuenten conmigo.