Marjorie Taylor Greene: era una de las congresistas más leales a Trump, pero ahora se distancia y critica el rescate a la Argentina
WASHINGTON.- Durante varios años, Marjorie Taylor Greene, empresaria y congresista republicana por Georgia, fue una de las defensoras más leales de Donald Trump y cara visible de las posiciones m...
WASHINGTON.- Durante varios años, Marjorie Taylor Greene, empresaria y congresista republicana por Georgia, fue una de las defensoras más leales de Donald Trump y cara visible de las posiciones más extremas del movimiento MAGA, base política del presidente norteamericano. Sin embargo, un giro sostenido en los últimos meses la convirtió en la principal crítica dentro de su propio partido, con el auxilio financiero a la Argentina como el último eje de discordia.
“Es incomprensible que hagamos esto con la Argentina”, disparó la congresista en una entrevista con el sitio Semafor. “Hay mucha gente en MAGA que intenta siempre aferrarse a los argumentos... pero muchos no saben cómo darle un giro a este asunto”, señaló, al fustigar el plan ideado por el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, para respaldar al gobierno de Javier Milei en la previa de las cruciales elecciones legislativas del próximo domingo.
Su transformación de defensora a ultranza de las políticas del gobierno a constante crítica ha generado sorpresa en Estados Unidos, tanto entre sus aliados como en sus -otrora- detractores demócratas, entre los que inesperadamente empezó a cosechar algunas simpatías.
El líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, expresó la semana pasada que Greene había tenido “unas semanas sorprendentemente ilustradas en términos de su perspectiva” sobre los archivos del caso de Jeffrey Epstein -que generó un terremoto interno en el Partido Republicano- y los subsidios de salud del Obamacare, que traban el debate bipartidista para reabrir el gobierno federal (shutdown).
“¿Cuánto apuestan a que Marjorie Taylor Greene intentará postularse a la presidencia en 2028 como demócrata?”, se preguntó, ácida, la activista Laura Loomer, muy cercana a Trump y que ganó prominencia en los círculos políticos de la extrema derecha norteamericana.
Miembro de la Cámara de Representantes desde 2021, y con un protagonismo que creció al calor de sus posturas conservadoras, Greene también advirtió en lo últimos días al gobierno que si no cumpliera su promesa de reducir el costo de la vida, los republicanos pagarán las consecuencias en las elecciones de mitad de mandato del año próximo.
“No puedo predecir el futuro, pero veo que los republicanos perderán la Cámara de Representantes si los estadounidenses siguen viviendo de un sueldo a otro”, dijo a Semafor, al poner énfasis en las señales de que la deuda de tarjetas de crédito en Estados Unidos está en su punto más alto. “Sin duda, llegarán a las elecciones intermedias con la mirada puesta en su cuenta bancaria”, añadió.
En ese sentido, Greene también vinculó la inflación en Estados Unidos -aumentó en agosto a 2,7% interanual, la tasa más alta registrada desde febrero- a las crecientes críticas al auxilio financiero a la Argentina, que enfrenta resistencias desde un amplio círculo, desde los demócratas a los productores de soja y ganaderos norteamericanos.
“Los estadounidenses se ven diezmados por el alto costo de vida y los costos de los seguros que se disparan. Muchos de ellos no tienen ahorros y algunos están utilizando al máximo sus tarjetas de crédito para sobrevivir. Dígame cómo es que ‘Estados Unidos primero’ debe rescatar a un país extranjero con 20.000 millones o incluso 40.000 millones de dólares del dinero de los contribuyentes", fustigó el jueves pasado en su cuenta de X. Fue la primera voz de discordia republicana sobre el plan que ha puesto bajo presión interna a Bessent.
Americans are getting decimated with high cost of living and skyrocketing insurance costs.
Many of them have zero savings and some are maxing out credit cards to survive.
Tell me how it’s America First to bailout a foreign country with $20 or even $40 BILLION taxpayer dollars.
Este martes, el secretario del Tesoro intentó aplacar el descontento al afirmar que el auxilio no se trata de un “rescate”, y en un extenso mensaje destacó los recortes de impuestos a empresas norteamericanas.
“ es impactante para mucha gente, especialmente cuando hay estadounidenses que literalmente irían a la quiebra si se enfrentaran a una crisis de emergencia de 5000 dólares”, ahondó Greene, que calificó la situación como un riesgo político para el Partido Republicano. También opinó que una mejor manera de combatir la influencia de China sería apoyar a los agricultores estadounidenses.
Sus críticas variopintas -que se extendieron a la crisis humanitaria en la Franja de Gaza, a la que en julio calificó de “genocidio”- sí tuvieron un límite: evitó lanzar dardos contra la figura de Trump, su gran impulsor años atrás. “Mi presidente favorito”, lo ha calificado en el pasado.
GiroTras llegar al Congreso en 2021 como una especie de paria en su propio partido, conocida por sus comentarios intolerantes y la amplificación de las teorías conspirativas de extrema derecha QAnon, Greene se convirtió en pieza importante en la estructura partidaria. También ejerció su influencia al aliarse estrechamente con el exrepresentante Kevin McCarthy, presidente de la Cámara baja durante 10 meses en 2023, quien a su vez frenó sus impulsos más extremos.
“Ahora Greene actúa como una poderosa agente libre con una considerable autoestima y un gran resentimiento. Parece no sentir ninguna obligación con nadie en Washington, mucho menos con el presidente de la Cámara, Mike Johnson, a quien intentó destituir el año pasado por permitir una votación sobre la continuación de la ayuda norteamericana a Ucrania, y cada vez menos con Trump“, señaló The New York Times.
“No soy una especie de ‘esclava ciega’ del presidente, y no creo que nadie debería serlo”, justificó Greene, de 51 años, en una entrevista este mes. “Sirvo en el Congreso. Somos una rama independiente del gobierno, y no soy elegida por el presidente ni por nadie que trabaje en la Casa Blanca. Soy elegida por mi distrito. Para ellos trabajo. Fui electa sin el respaldo del presidente, y creo que eso me ha sido muy útil”, agregó.
Las posturas de Greene -más allá de lo que implican para ella en su carrera política- han revelado un desgaste en distintos sectores del movimiento MAGA (Make America Great Again, el mantra de Trump), con el caso Epstein como el más resonante tema de quiebre.
La congresista fue una de los cuatro republicanos que firmaron una petición para que se publiquen los archivos relacionados con el delincuente sexual que murió en prisión. “La verdad debe salir a la luz. Y el gobierno la tiene en su poder”, dijo Greene en una conferencia de prensa con el congresista demócrata Ro Khanna, el mes pasado.
Aunque la dirigente republicana niega estar volviéndose contra su propio partido, las señales son muy visibles. “Soy la misma persona hoy que cuando me postulé al Congreso”, dijo días atrás, y y afirmó que se mantiene fiel a sus raíces al aliarse con sus electores contra las élites.
En un artículo publicado la semana pasada en el Atlanta Journal-Constitution -uno de los principales diarios de Georgia, el estado natal de la congresista- la columnista política Patricia Murphy tituló “Me equivoqué con Marjorie Taylor Greene”.
“Aunque no estés de acuerdo con Greene en todo, o incluso en la mayoría de las cosas, hay que admirar su disposición en este momento a decir la verdad, incluso cuando otros republicanos se niegan a hacerlo. Quizás sea un suicidio profesional, o quizás sea un problema de liderazgo”, apuntó Murphy.
¿El giro de Greene podría la punta del ovillo de una rebelión más amplia en las filas republicanas? “Sin dudas, hay muchos conservadores en el gobierno con un perfil más bajo, pero ella no es ni mucho menos una loba solitaria”, señaló Henry Olsen, miembro senior del Centro de Ética y Políticas Públicas (EPPC, por sus siglas en inglés), un think thank en Washington.