Los tesoros del único marquesado que existió en la Argentina
En el extremo norte del país, Yavi se levanta a 300 km de San Salvador de Jujuy y a 3.442 metros de altura. En invierno, la temperatura baja a más de 20° bajo cero, y en verano también hay much...
En el extremo norte del país, Yavi se levanta a 300 km de San Salvador de Jujuy y a 3.442 metros de altura. En invierno, la temperatura baja a más de 20° bajo cero, y en verano también hay mucha amplitud térmica. Pese a esos rigores climáticos, fue durante siglos un gran polo de actividad y su historia está plagada de hitos.
En 1574, el español don Gutiérrez Velázquez de Ovando había recibido de la Corona española las tierras de la región de Tarija y sus áreas de influencia, además de las otorgadas en la encomienda de Humahuaca, que uno de sus siete hijos administró hasta 1669.
Ya 15 años antes había obtenido la encomienda de Casabindo y Cochinoca; esto convirtió la hacienda de Yavi en su residencia principal, de manera que la mano de obra indígena de tales comarcas pasó a trabajar en Yavi, La Angostura y Tojo.
La ubicación de Yavi era estratégica: a la vera del Camino Real que comunicaba el Río de la Plata con el Alto Perú (actual Bolivia) y el Virreinato del Perú, se trataba de un oasis natural de ricas pasturas atravesado por el río de Casti (Yavi), de cauce permanente.
Muerto Velázquez de Ovando (1676), su única hija viva heredó el extenso patrimonio. Se llamaba Juana Clemencia Velázquez de Ovando y Mogollón y había nacido en Tarija en 1667.
La niña tenía 11 años (hay datos que hablan de 13) cuando fue obligada a casarse con el maestre de campo Juan José Fernández Campero y Herrera, un hidalgo nacido en 1645, en Abionzo, Cantabria. Hubo boda el 5 de agosto de 1678; Juana Clemencia se animó a elevar una protesta formal que de nada sirvió.
En 1682, Fernández Campero y Juana Clemencia habían puesto la piedra fundamental de la capilla de su hacienda en San Francisco de Yavi, que quedó concluida en 1690: el 30 de diciembre de ese año, ella moría de sobreparto sin dejar descendencia y toda la fortuna pasó a manos de su esposo. En 1707, el acaudalado viudo obtenía el título de marqués de Tojo, y así fue cómo Yavi se convirtió en sede del Marquesado del Valle de Tojo y su beneficiado se dedicó a acrecentar su riqueza en un vasto dominio desde la puna hasta la yunga.
Historia vivaEn el este pueblo de casas de piedra, adobe y paja, dos edificios concitan la atención: la iglesia y el museo. Son los sobrevivientes de las construcciones del marquesado.
El marqués mandó construir las iglesias puneñas en Cochinoca y Casabindo, adquirió una magnífica biblioteca y contrató al pintor cuzqueño Mateo Pizarro para la decoración del templo de San Francisco de Yavi.
La iglesia Nuestra Señora del Rosario y San Francisco de Asís fue construida a partir de 1682 y terminada ocho años después. En su altar mayor posee imágenes de la Virgen del Rosario y San Francisco, laminadas en oro. Ambos son patronos de Yavi.
La construcción, que fue pensada como capilla de los marqueses porque ahí celebraban sus bodas y sus misas de cuerpo presente, tiene muros de adobe que llegan a medir 1,20 metros de ancho y techos de maderas de cardón, atadas con tientos de cuero.
Posee tres altares, un púlpito tallado, un coro y exhibe llamativos óleos sobre lienzo de estilo cuzqueño, ennegrecidos por el paso del tiempo y a los que solo una profunda y urgente restauración salvará de la destrucción.
El sagrario es una pieza de arte en sí misma, ya que su interior está decorado con espejos venecianos. Pero tal vez el detalle más particular de la iglesia sean lasláminas de piedra onix translúcidas de 4 a 5 cm de grosor que en las ventanas ofician de vidrios. Increíblemente, la piedra deja pasar la luz del sol.
La iglesia se conserva en su estado original (solo fue restaurado el techo: actualmente es de tejas españolas; antes, barro y troncos) y es Monumento Histórico Nacional.
Frente a la iglesia, se ubica la casa principal de la hacienda, conocida actualmente como “la Casa del Marqués”, que perteneció a la familia Fernández Campero y alojó a personajes ilustres como Mariano Moreno, Manuel Belgrano y Juan Manuel de Pueyrredón. Tiene un enorme patio central alrededor del cual ahora funciona el museo (cuyas paredes y puertas son originales, del 1700) y hasta hace poco funcionó una nutrida biblioteca popular, fundada en 1911.