Los jóvenes padecen más estrés y los 50 ya no son los años más tristes: qué dicen los nuevos estudios
Durante décadas, hubo una idea que se repitió en charlas, columnas y libros de autoayuda: la felicidad seguía una forma de U. La vida arrancaba con entusiasmo, tocaba fondo en la mitad del camin...
Durante décadas, hubo una idea que se repitió en charlas, columnas y libros de autoayuda: la felicidad seguía una forma de U. La vida arrancaba con entusiasmo, tocaba fondo en la mitad del camino —entre los 45 y los 50 años— y luego volvía a subir, suavemente, con el paso del tiempo. Pero un nuevo estudio publicado en PLOS ONE asegura que ese modelo podría haber quedado viejo. La famosa “curva de la felicidad” parece haberse torcido.
Hoy, los datos muestran un escenario distinto: los jóvenes reportan más estrés, ansiedad y malestar que las generaciones anteriores, mientras que los adultos mayores se mantienen estables o incluso más satisfechos. En otras palabras, la felicidad ya no toca fondo en los 50. Ni siquiera sigue una curva predecible.
La curva que definió décadas de investigaciónLa idea de la “curva en U” nació de múltiples estudios realizados desde los años 2000, basados en grandes encuestas internacionales sobre bienestar subjetivo. El economista británico David Blanchflower fue uno de los primeros en demostrar que la satisfacción con la vida tendía a descender a partir de los 30, alcanzaba su punto más bajo entre los 45 y 50, y luego volvía a crecer hacia la vejez.
El patrón parecía claro y universal: en distintos países, con distintas metodologías, se repetía la misma forma. Se hablaba de “la crisis de la mediana edad” como un fenómeno casi biológico. Se decía que el peso de las responsabilidades, la crianza de los hijos, las deudas o la falta de tiempo explicaban ese valle emocional. Y que, pasada la tormenta, llegaba la serenidad: menos ambición, más aceptación, menos estrés. Durante años, esa curva funcionó como una brújula emocional y hasta un consuelo: si estabas en tus cuarenta y te sentías perdido, la estadística prometía que pronto ibas a mejorar.
Los nuevos datos: adiós al bajón de los 50Según un trabajo reciente de Blanchflower y su equipo, publicado en PLOS ONE en 2025, el bienestar subjetivo ya no sigue la clásica forma en U que marcó décadas de investigación. Analizando datos de más de un millón de personas en más de 150 países, los autores observaron que el malestar psicológico —ansiedad, tristeza, falta de propósito— tiende a disminuir de manera constante con la edad, sin el “rebote” de felicidad que antes se registraba después de los 50. En otras palabras, los jóvenes reportan hoy más infelicidad que los adultos mayores.
El estudio muestra, además, que esta tendencia se acentuó a partir de 2017: los menores de 30 son el grupo que más ha visto caer su bienestar, en especial las mujeres jóvenes. Los investigadores lo describen como un cambio estructural en la experiencia emocional contemporánea, posiblemente vinculado al aumento del estrés, la precariedad laboral, la soledad, la exposición permanente a redes sociales y la incertidumbre económica.
En contraposición, las generaciones mayores parecen experimentar un bienestar más estable. No porque vivan una euforia tardía, sino porque muestran mayor equilibrio emocional y menor presión por cumplir expectativas externas. El resultado, concluyen los autores, es un mundo donde la felicidad ya no tiene forma de curva, sino de una línea que asciende lentamente con la edad.
Qué puede estar cambiandoLa psicología del bienestar tiene un problema fascinante: no mide solo emociones, sino percepciones. Lo que cada generación considera “felicidad” cambia. Si los jóvenes actuales crecieron en un entorno hiperconectado, competitivo y ansioso, su vara de satisfacción también se transformó.
“Ya no se trata de que la gente de 50 sea más feliz —explica Blanchflower—, sino de que los jóvenes hoy están peor que antes”. En ese sentido, la curva no desaparece: se deforma.
Algunos especialistas también advierten sobre el sesgo de los estudios transversales. Comparar personas de distintas edades en un mismo momento no es lo mismo que seguir a las mismas personas durante toda su vida. Aun así, la tendencia es consistente: el bienestar juvenil cae, mientras que el de los mayores se mantiene o crece levemente.
El cambio no es solo estadístico: también cultural. La “crisis de los 50” se convirtió en meme, pero la verdadera crisis parece haberse corrido a los 20 o 30. Ansiedad, incertidumbre y cansancio se mencionan cada vez más temprano.
Lo interesante —y esperanzador— es que los adultos mayores parecen encontrar hoy un tipo de bienestar más sólido. No necesariamente eufórico, sino estable, consciente y vinculado a relaciones reales. Tal vez, como concluye el estudio, la felicidad ya no siga una curva biológica, sino social. Y esa curva, como todo en esta época, está cambiando de forma.