Generales Escuchar artículo

Las peligrosas implicancias del “vicio ricardiano”

El pensamiento y la obra de David Ricardo despertó fuertes entusiasmos y también vehementes críticas. No así su persona, porque era un encanto de tipo. Con Robert Thomas Malthus discreparon sob...

Las peligrosas implicancias del “vicio ricardiano”

El pensamiento y la obra de David Ricardo despertó fuertes entusiasmos y también vehementes críticas. No así su persona, porque era un encanto de tipo. Con Robert Thomas Malthus discreparon sob...

El pensamiento y la obra de David Ricardo despertó fuertes entusiasmos y también vehementes críticas. No así su persona, porque era un encanto de tipo. Con Robert Thomas Malthus discreparon sobre la derogación de las Leyes de Granos inglesas, sin que por eso se empañara la fuerte amistad que existió entre ellos. John Maynard Keynes dijo que como para los economistas el debate “macroeconómico” Ricardo se le ganó a Malthus, el análisis económico atrasó 100 años, hasta que apareció… Keynes. Joseph Alois Schumpeter, al tiempo que admiraba la obra de Ricardo, alertaba sobre el vicio, o pecado, ricardiano.

Para saber más sobre esto último consulté al italiano Piero Sraffa (1898 - 1983), quien falleció soltero, como Claramunt, Del Rey, Díaz Alejandro, Edgeworth, Olivera, Pigou y Tullock, además de Adam Smith. En más de una ocasión Keynes lo sacó de apuros. En 1923 fue detenido algunas horas en Dover; en 1924 logró quitarlo de una lista de “indeseables”; y 1940, cuando Piero fue internado en un campamento de extranjeros, en la Islade Man, luego de algunos meses consiguió extraditarlo.

- Paul Anthony Samuelson dijo que usted tiene cuatro títulos para acceder a la fama entre los economistas.

- Según el siempre generoso Paul, se refiere a mi artículo sobre rendimientos crecientes a escala y equilibrio competitivo, publicado en 1926; mi labor al lado de Keynes, formando parte del “circo” que en 1931, junto a Joan Violet y Edward Austin Gossag Robinson, Roy Forbes Harrod y James Edward Meade, analizó el Tratado sobre el dinero que acababa de publicar Maynard; la edición de los trabajos y la correspondencia de Ricardo; y la publicación de mi libro sobre producción de mercaderías por medio de mercaderías, ocurrida en 1960.

- Discúlpeme, pero más de una vez comencé a leer Producción… y no pude continuar.

- No es al único al que le ocurrió esto, De Pablo; no es un libro de lectura fácil.

- Lo estoy entrevistando a propósito de la obra de Ricardo, cuyas ideas despertaron entusiasmos pero también críticas.

- En efecto, existen los ricardianos y los antiricardianos. James Mill, John Ramsay Mc Culloch, Edward West y Thomas De Quincey fueron los principales ricardianos. En las islas británicas se opusieron a él Thomas Attwood, Samuel Bailey, Edward Stillingfleet Cayley y Thomas Perronet Thompson; mientras que en Estados Unidos fueron sus adversarios Mathew y Henry Charles Carey, Stephen Colwell, Simon Nelson Patten, Willard Phillips y Daniel Raymond.

- La crítica proveniente de Estados unidos fue particularmente interesante.

- Así es. Javier Rafael Villanueva la explicó de manera nítida. La teoría del comercio internacional planteada por Ricardo supone la movilidad entre países de los bienes, en un contexto de inmovilidad entre países de los factores productivos, como trabajo y capital. La crítica de los norteamericanos no debe ser leída como una argumentación xenófoba, sino que frente a una pretendida universalidad, a veces los supuestos que son válidos en algunos países, no tienen por qué serlo en otros.

- Concretamente…

- Estados Unidos, a comienzos del siglo XIX, tenía mucha tierra pero poca población y escaso capital, y por consiguiente sus economistas plantearon la importancia de la movilidad internacional de los factores productivos, más que la de los bienes. Argumentación que, por similitud de circunstancias, también se podía aplicar en Canadá, Australia, Nueva Zelanda y… la Argentina. A propósito: en aquel entonces, en Estados Unidos no había industria, de manera que la argumentación proteccionista defendía los intereses de los productores de hierro, y los extractores de carbón, o los ingresos fiscales, como es el caso de Alexander Hamilton.

- ¿A qué llama Schumpeter el vicio o pecado ricardiano?

- A formular propuestas de política económica sobre la base de modelos simplificados, para ser aplicadas en realidades complejas.

- Simplificar es inevitable, porque nunca se pueden tener en cuenta todos los factores.

- La simplificación es un “arte” que consiste en diferenciar lo más relevante de lo menos relevante, a propósito de la cuestión que se tiene entre manos.

- ¿Qué significa esto?

- Que quien tiene una responsabilidad ministerial tiene que comenzar por saber si cuenta con suficiente poder, y suficiente capacidad instrumental, como para poder implementar una política económica. Ningún ministro tiene 100% de poder, porque existen las restricciones políticas, institucionales, etc. En nomenclatura de la economía del bienestar, en la práctica las mejoras de la política económica no consisten en elegir entre posiciones ideales, sino en pasar del noveno mejor a, digamos, un séptimo mejor.

- Elabore, por favor.

- Quien recomienda alguna medida, ignorando las restricciones, puede terminar siendo parte del problema, por más atractivo que le resulte el enunciado a quien no está metido en la “cocina” de la política económica. Es el famoso cuento de las tres personas que están en un bote, a la deriva, tienen una lata de comida, pero no tienen un abrelatas. Uno de ellos es un físico, otro un químico y el tercero un economista. Cada uno plantea cómo resolver el problema, y cuando le toca el turno al economista dice: “Supongamos que tenemos un abrelatas”.

- ¿Por qué algún economista recomendaría algo ignorando las restricciones?

- Porque se ubica en el plano ideal, tratando de aportar a “la teoría pura” del comercio internacional, las finanzas públicas o el capital; o porque su formación lo lleva a pensar que los políticos tienen que ocuparse de remover las restricciones políticas. Con lo primero no tengo problemas, siempre que se clarifique y sobre todo que no se “pontifique” en los medios de comunicación; lo segundo es un resabio de cómo se enseñó y aprendió economía hace algunas décadas.

- ¿Qué debe hacer quien desee quitarse de encima el vicio ricardiano?

- Por una parte, entender los teoremas que usamos los economistas. Todo teorema que es correcto desde el punto de vista lógico o matemático, es cierto sobre la base de los supuestos utilizados, y falso en condiciones más generales. Samuelson no demostró la igualación internacional del precio de los factores, en un mundo en el cual sólo los bienes se movilizan entre países; demostró las condiciones bajo las cuales éste es sustituto de aquel. Dichas condiciones son tan especiales que ayuda a explicar por qué los salarios promedio son tan diferentes en la Argentina, Bangladesh y Canadá.

- ¿Y qué más?

- Leer historia, ámbito en el cual la complejidad planteada por la realidad aflora. En la formación de los economistas la historia complementa la teoría; me pregunto si en los planes de estudio estamos reflejando bien su importancia relativa.

- Don Piero, muchas gracias.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/las-peligrosas-implicancias-del-vicio-ricardiano-nid15112025/

Volver arriba