La planta que tenés que tener para darle un aire exótico y diferente al jardín
Le dicen barba de chivo, aunque también la llaman lagaña de perro. No hay duda de que su aspecto causa impresión: flores amarillas con estambres rojos larguísimos que parecen salidos de una pin...
Le dicen barba de chivo, aunque también la llaman lagaña de perro. No hay duda de que su aspecto causa impresión: flores amarillas con estambres rojos larguísimos que parecen salidos de una pintura psicodélica de los años 70.
Su nombre científico —Erythrostemon gilliesii— suena tan enredado como su forma, pero detrás de esa extravagancia hay una joya botánica sudamericana que merece un lugar en los jardines y terrazas actuales.
La paisajista Agustina Anguita la describe como una planta con una presencia muy particular, ideal para quienes buscan darle un aire distinto y exótico a sus espacios verdes. Según explica, puede cultivarse tanto en suelo como en maceta, siempre que reciba buena dosis de sol.
Una belleza local que conquistó el mundoEndémica de Argentina y Uruguay —es decir, originaria de esta región y prácticamente exclusiva de ella—, la Erythrostemon gilliesii ya cruzó fronteras: hoy se comercializa en países de clima templado y seco, donde se la aprecia tanto por su resistencia como por su estética poco convencional.
“Es una especie muy noble: se adapta al calor, tolera la sequía y florece generosamente con muy pocos cuidados”, asegura Anguita.
Su carácter rústico y su bajo requerimiento de riego la vuelven ideal para quienes buscan plantas de bajo mantenimiento, perfectas para terrazas urbanas o patios donde el sol pega fuerte y el agua no abunda.
Floración magnética y polinizadores felicesDurante gran parte del verano, este arbusto despliega ramos de flores amarillas coronadas por estambres largos y rojos, que sobresalen como filamentos. Esa combinación no solo cautiva a la vista: también atrae mariposas y otros polinizadores, que encuentran en la barba de chivo un festín de néctar.
Es una planta valiosa para quienes buscan un jardín con movimiento y biodiversidad. Además, su crecimiento rápido y la facilidad con que germinan sus semillas la hacen ideal para multiplicarla: “Podés hacer ‘hijitos’ y repetirla en distintos sectores o regalarla —comenta Anguita—. Es una planta muy agradecida.”
Cómo y dónde cultivarlaLa barba de chivo crece bien en maceta y adora el sol pleno. Para que se desarrolle con comodidad, necesita un contenedor de al menos 50 x 50 cm y un sustrato suelto, con buen drenaje.
En las regiones donde se la encuentra de forma natural, los vientos son moderados, por lo que no se recomienda para balcones muy altos, especialmente a partir del séptimo piso.
En invierno pierde las hojas, un dato importante para tener en cuenta si la idea es mantener un balcón siempre verde. Sin embargo, su silueta desnuda tiene cierto encanto escultórico, que puede realzarse combinándola con gramíneas. “El follaje etéreo de las gramíneas ayuda a disimular la base un poco rala del arbusto y le da un fondo suave que resalta su figura tan delicada”, sugiere Anguita.
El toque exótico que no fallaCon su porte liviano, su floración intensa y ese aire algo salvaje, la barba de chivo es una de esas plantas que rompen la monotonía del verde. Puede ser la protagonista de un rincón cálido y soleado o un acento inesperado en una composición más sobria.
Es una planta que no pasa desapercibida: psicodélica, nativa y resistente, una combinación que hoy vuelve a ser tendencia en paisajismo.
Para Anguita, su encanto radica justamente en eso: no es una especie perfecta ni prolija, pero tiene carácter y frescura. Y en un mundo de jardines cada vez más uniformes, esa autenticidad vale oro.