La pesadilla de Amanda Knox: una “historia retorcida” que nos recuerda mediáticos casos locales
Amanda Knox: Una historia retorcida (The Twisted Tale of Amanda Knox, Estados Unidos/2025). Creación: K. J. Steinberg. Elenco: Grace Van Patten, Sharon Horgan, Francesco Acquaroli, Giuseppe De Dom...
Amanda Knox: Una historia retorcida (The Twisted Tale of Amanda Knox, Estados Unidos/2025). Creación: K. J. Steinberg. Elenco: Grace Van Patten, Sharon Horgan, Francesco Acquaroli, Giuseppe De Doménico, Roberta Mattei, Joe Lanza. Disponible en: Disney+. Nuestra opinión: buena.
La historia de Amanda Knox y su injusta condena en Italia por el asesinato de su compañera de departamento fue uno de los tantos casos que llegó a los titulares de la prensa internacional plagado de mentiras y sensacionalismo. Una joven estadounidense residente en Perugia es acusada de orgías y depravaciones sexuales como pérfida motivación detrás del horrendo asesinato de Meredith Kercher, su amiga y roommate durante su estancia italiana para estudios y trabajo.
Los jugosos detalles del escándalo encubrieron la impericia de la policía local, la parcialidad de la justicia italiana y el goce de los medios de comunicación por explotar sexo, muerte y controversia en el prime time. Redescubrir aquella historia, que quizás por estas tierras no tuvo tanto impacto como en los países involucrados pero que nos permite establecer analogías con casos similares como los de María Marta García Belsunce y Nora Dalmasso (ambos materia de docudramas y ficciones para el streaming), tiene el valor de la primera persona: la voz de la propia Amanda Knox, quien explora lo que ocurrió y el impacto de aquella tragedia en su vida.
Ahora bien, más allá de esa novedad, o valor agregado que supone la inspiración del guion en la autobiografía de la protagonista, la serie creada por K. J. Steinberg -guionista y productora de series como This Is Us y los reboots de Mistresses y Gossip Girl- recurre a los vicios habituales de este tipo de historias, afirmadas en esa conciencia del final -la condena de Amanda por un crimen que no cometió- que va impregnando la recreación de acontecimientos, la definición de personajes, e incluso la espectacularidad de la puesta en escena. La voz de Amanda se ofrece inicialmente como hilo conductor que ofrece los dos tiempos que bifurcan el primer episodio: por un lado el 16 de junio de 2022, cuando vemos a Amanda escapar escondida en el auto de su marido Christopher, junto a su madre y su pequeña hija, hacia un encuentro misterioso en una iglesia; y por el otro, el 2 de noviembre de 2007, día del descubrimiento del asesinato de Meredith, sus acciones alrededor del hallazgo del cadáver y la investigación de la policía, hasta llegar a su detención y traslado a prisión.
Grace Van Patten interpreta a Amanda con la mejor combinación posible entre la despreocupación adolescente -Amanda tenía entonces 20 años y se había mudado a Italia al terminar la secundaria- y una incómoda frivolidad que la hace blanco de la inquina de las autoridades y el ensañamiento de la opinión pública. Entender al personaje -nos anticipa la serie- es entender el por qué de su acusación y su condena. Y es allí donde la historia encuentra sus mejores momentos, más allá de la torpe novelización de la infancia de Amanda, la separación de sus padres, y sus amistades y noviazgos que fueron pasto para las fieras. Es Amanda misma, su romance edulcorado con Raffaele Sollecito (Giuseppe De Doménico), el novio de apenas una semana con el que pasa la noche el día que Meredith es asesinada, cierta ingenuidad teñida de soberbia en el trato con la policía durante los interrogatorios, y -sobre todo- sus desajustes en el manejo del idioma italiano, lo que inspira la tragedia que la envuelve, en la que no es directamente responsable, pero contribuye involuntariamente.
Lo menos satisfactorio en el trazado de la historia que se propone Steinberg es la semblanza de quien asoma como el villano de la historia, el fiscal Giuliano Magnini (Francesco Aqcuaroli), nativo de Perugia y ávido de convertirse en un adalid de la justicia para el pueblo italiano. Es ese personaje el que recibe las mismas coordenadas de presentación que Amanda: una secuencia de montaje que mezcla la temprana muerte de su padre con trazos de la mafia local, el fanatismo religioso y la ambición profesional para justificar su ensañamiento con Amanda en la persecución de su culpabilidad.
Esa estrategia, que se replica en el retrato de las oficiales de policía, todas señoras de ceño fruncido y poco profesionalismo, resulta menos una representación compleja del porqué la policía eligió el camino más fácil, la sospechosa que se servía en bandeja, y la posibilidad de sacarse de encima un crimen espeluznante a cambio de una resolución expeditiva, que una trama novelesca, con una heroína sufrida y una galería de villanos sin matices.
Relegando el interés en el misterio -quién mató a Meredith si no fue Amanda-, la serie encuentra sus mejores logros en el interior de la propia Amanda, alimentada por la inquietante frivolidad que le aporta Van Patten -actriz que había mostrado su habilidad para crear este tipo de personajes en la serie Tell Me Lies-, dando cuerpo a una mujer que debe moverse en un mundo que no comprende, madurar de golpe y asumir que las consecuencias de los actos escapan a su intención. En definitiva, encarnar esa encrucijada que atraviesa todo el caso: el hecho de que debajo de la mascarada de psicópata manipuladora y perversa que tejieron las autoridades y la prensa había una chica común, sin nada destacable mas allá de estar en el lugar equivocado, en el momento inoportuno. Algo que -y eso es lo que más asusta- puede pasarle a cualquiera.