La dura revelación de Victor Wembanyama: “Tuve miedo de no poder volver a jugar”
Fueron meses de incertidumbre, pero finalmente el gigante francés Victor Wembanyama anunció que volverá a jugar en San Antonio Spurs después de cinco meses de ausencia, tras una lesión en el h...
Fueron meses de incertidumbre, pero finalmente el gigante francés Victor Wembanyama anunció que volverá a jugar en San Antonio Spurs después de cinco meses de ausencia, tras una lesión en el hombro derecho que hasta lo hizo dudar acerca de su posibilidad de seguir jugando al básquetbol de manera profesional. En una charla con L’Equipe, el pivote de la franquicia texana explicó: “Puedo decir que oficialmente he dejado atrás la trombosis”.
Wembanyama, de 21 años, fue elegido en la primera posición del Draft de 2023 y en su primera temporada logró el premio al mejor novato del año, gracias a sus 2,24 metros de altura y la enorme envergadura de sus brazos. En su segunda temporada la progresión no se mantuvo por el problema en su hombro, descubierto el 20 de febrero, que lo colocó en la nómina de Spurs de los jugadores de baja por tiempo indefinido. Incluso, el diagnóstico le hizo dudar su continuidad en la actividad, como sucedió con otros jugadores por la misma dolencia.
La reaparición de Wemby tras su excursión a ChinaFirst glimpse. Kelly Olynyk next to Victor Wembanyama at NBA Summer League.
(🎥: via @NBATV) pic.twitter.com/VWxVgZ5ftc
La entrevista con el medio francés tuvo lugar después de que Wembanyama recibiera el alta médica para retornar a los entrenamientos: “Tuve miedo de no poder volver a jugar al básquetbol. Creo que nos pasa a todos, que todos tenemos a veces pensamientos irracionales sobre las cosas que más nos importan. Pero ese tipo de pensamientos también cambia a uno como persona, para bien. Lo primero en que uno piensa es ‘mi cuerpo me traicionó. Me decepcionó’. Pero esa no es la perspectiva correcta. Sería olvidar todo lo que mi cuerpo ha hecho por mí en el pasado. Es mejor replantearme la pregunta y preguntarme si lo exigí demasiado o lo cuidé lo suficiente. ¿Comí lo suficiente? ¿Dormí lo suficiente? Probablemente pude hacer mejor todo eso para evitar que mi cuerpo sufriera".
Y agregó: “Ahora tengo que continuar con el trabajo específico para mi hombro y, sobre todo, retomar todo lo relacionado con mis hábitos de básquetbol. Han pasado cinco meses desde la última vez que jugué 5 contra 5. Si tuviera que jugar un partido mañana, sería arriesgado hacerlo. Hay muchos reflejos por recuperar, tanto conscientes como relacionados con la memoria muscular".
En este período en el que estuvo lesionado, Wembanyama eligió hacer una suerte de retiro espiritual en China, donde visitó un templo shaolín, realizó meditaciones, practicó kung-fu y hasta se rapó la cabeza por la tradición oriental. El pivote francés contó cómo vivió esa experiencia: “Con lo que me pasó, aunque mi vida no corriera peligro, mi perspectiva sobre muchas cosas cambió. Quería disfrutar de la vida, experimentar muchas cosas sin preguntarme cada vez si había cámaras alrededor. Y en cuanto a mi elección de descubrir el kung-fu en China, estaba convencido de que habría beneficios físicos al realizar una actividad deportiva lo más alejada posible de mis hábitos. Era una oportunidad de mejorar las capacidades de mi cuerpo, la gama de movimientos de los que era capaz”.
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El viaje de Wembanyama a China estuvo acordada con San Antonio, ya que el pivote viajó al templo shaolín con Guillaume Alquier, su entrenador personal en la franquicia. “Nos introdujeron en la vida de un monje guerrero, que combina el budismo con una práctica intensiva de kung-fu. Fue muy duro. Descubrimos movimientos que nunca habíamos hecho en nuestras vidas. Eran más de 1000 patadas por día, saltos, ejercicios de equilibrio, estiramientos... Usábamos músculos que rara vez usábamos y que se sobrecargaban rápidamente. Sufrí algunos de los dolores más fuertes de mi vida. Incluso llegaron a ser demasiado. Tuvimos que bajar el ritmo. Por suerte, mi shifu fue comprensivo. Aun así, pudimos experimentarlo de principio a fin, y al final nos convertimos en monjes. Formamos parte oficialmente de la 34ª generación de monjes guerreros del templo”, contó.
Wemby habló incluso acerca de cómo le sirvió la meditación para este proceso de recuperación. “La hacíamos todas las noches, y la sesión más larga duró dos horas. No tuve un momento de inspiración, pero como dije, me ayudó a comprender aun más que no tenemos toda la vida para hacer ciertas cosas. Sin entrar en demasiados detalles, es un poco como esa idea de que tenemos que liberarnos de las cadenas que nos atan. Sé que desarrolla muchas cualidades en los seres humanos, y veo que es algo muy subestimado y poco desarrollado en el deporte. Necesitamos una variedad de factores para crecer, para desarrollar nuestros diferentes sistemas, tanto fisiológicos como psicológicos”.