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La Casa Argentina en París: cómo es por dentro la residencia universitaria donde vivió Julio Cortázar

“La pieza tiene un ventanal que da sobre los parques y sol todo el día”. Así definía Julio Cortázar el cuarto número 40 de la Casa Argentina en París, que fue su hogar entre 1951 y 1952. ...

La Casa Argentina en París: cómo es por dentro la residencia universitaria donde vivió Julio Cortázar

“La pieza tiene un ventanal que da sobre los parques y sol todo el día”. Así definía Julio Cortázar el cuarto número 40 de la Casa Argentina en París, que fue su hogar entre 1951 y 1952. ...

“La pieza tiene un ventanal que da sobre los parques y sol todo el día”. Así definía Julio Cortázar el cuarto número 40 de la Casa Argentina en París, que fue su hogar entre 1951 y 1952. En esa carta que le escribió al pintor Eduardo Jonquières también le contaba otros detalles de la casona inaugurada en 1928 en el sur de la ciudad, frente a la estación de tren. Fue la primera residencia no francófona de la Ciudad Universitaria Internacional de París (La Cité U.), creada para alojar estudiantes, investigadores, artistas y profesionales argentinos.

En el tercer piso, por escalera, la habitación donde pasó una temporada el escritor argentino está marcada con una chapita dorada, a modo de homenaje. El autor de Rayuela dejó su impronta en la habitación 40 que ocupó mientras trabajaba como traductor de la UNESCO.

“Moblaje suntuoso pero provisto por alguien engominado sin noción alguna de lo que conviene a un estudiante. Ejemplo: gran mesa con dos cajoncitos donde no te cabe ni una tarjeta postal. He tenido que dejar conmigo dos de los cajones que traje, para meter libros, pues en las pulcras paredes no hay un solo estante”, se quejaba Cortázar, el huésped más celebre, en su intercambio protocolar.

La descripción del espacio, que él mismo intervino, también incluía otras observaciones: “La luz eléctrica es pésima y el reglamento prohíbe reforzarla: creo con todo que se puede hacer. Para mostrar mis discrepancias con dichos reglamentos procedí a colgar de sendas chinches mi variada pinacoteca”, detalló en la carta fechada el 8 noviembre de 1951, que también está enmarcada junto a la puerta.

Cortázar vivió buena parte de su vida en París y murió allí, en 1984. En La Maison, ubicada en el distrito XIV, al sur de París, el autor de La autopista del Sur escribió y revisó textos como Los Reyes, Bestiario y Los Premios. Además, pasaron por sus amplios salones figuras como María Elena Walsh, la escritora Alicia Dujovne Ortíz, el arquitecto César Pelli y los artistas Guillermo Roux y León Ferrari. Para muchos, la casa fue refugio durante la dictadura militar.

El edificio que combina el art déco con detalles neocoloniales abrió sus puertas en 1928. El proyecto de los arquitectos René Patouillard-Demoriane y Jorge Bunge fue el cuarto edificio construido en la Ciudad Universitaria, precedido por los de Francia, Canadá y Bélgica.

Su construcción se realizó con financiamiento mixto: una parte fue gestionada por el gobierno argentino, y otra, provino de la donación del empresario Otto Bemberg.

Las negociaciones para su construcción obedecieron a gestiones durante la presidencia de Marcelo T. de Alvear (1922-1928), quien ya había trabajado desde 1923 para este objetivo desde la dirección de la Legación Diplomática Argentina en París.

Según consigna la historia de la época “El gobierno argentino de la época se comprometía de esta manera con un ideal humanista y cosmopolita, propio del período posterior a la primera guerra mundial. Con un espíritu compartido con otras naciones, Argentina se sumará al feliz esfuerzo del Estado Francés de crear una Ciudad Internacional Universitaria en París abierta a los estudiantes de todo el mundo”.

Así nació la Maison de l’Argentine, un punto de encuentro, un sitio seguro al que llegar y del que partir, para toda la élite intelectual y académica. Además de sede de tertulias, lecturas y actividades culturales, la casa fue protagonista y testigo de diversos hechos políticos y sociales. Fue saqueada por las tropas nazis, también se transformó en enfermería del ejército estadounidense en 1944, y en Mayo de 1968 fue ocupada, y luego clausurada.

Entre los espacios más visitados se encuentra la Biblioteca Julio Cortázar, cuyo nombre se incorporó en 2011. Con amplios ventanales que dan al mismo paisaje arbolado que describía el autor de Casa Tomada, el mobiliario de estilo francés sigue intacto. Vitrinas de madera lustradas, sillas con asientos tapizados y dos mesas compartidas ocupan el espacio central, sobre una alfombra con arabescos.

Protegidos por los paneles de vidrio se destacan las primeras ediciones de escritores argentinos, como Leopoldo Lugones, Silvina Ocampo, Adolfo Bioy Casares, y Cortázar, desde ya. La biblioteca está abierta a los estudiantes que pasan sus temporadas durante los programas de residencias que coordina la Casa Argentina, inmersa en el campus universitario. Se la valora por ser un espacio cálido, de encuentro y concentración. Frente a las estanterías, un retrato del autor y en el hall, su máquina de escribir, reciben a los huéspedes con el espíritu literario y cultural que es el sello de la casa.

Además, la biblioteca conserva dos importantes archivos documentales de la historia argentina que aún son fuente de consulta: Asambleas Constituyentes Argentinas (1937-1939) –dirigidas y anotadas por Emilio Ravignani– y Biblioteca de Mayo publicada por el Senado de la Nación entre 1960 y 1974. Se conservan, además, ejemplares de la icónica edición crítica del Facundo (Domingo F.Sarmiento) y los célebres Cuadernos de Historia de España, creados por el historiador español Claudio Sánchez Albornoz en Argentina (publicados por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires).

El acervo incluye varias tiradas de libros donadas por la casa editorial Sur, fundada en 1933 por Victoria Ocampo. Y entre los incunables, la primera edición de Argentina en el callejón, de Tulio Halperin Donghi. En los últimos tiempos se incorporaron más de 5 mil volúmenes, bajo el asesoramiento de la Biblioteca Nacional de Maestros de Buenos Aires y la Biblioteca de la Ciudad Universitaria de París, además del aporte de muchas universidades y editoriales argentinas que donaron buena parte de su acervo.

Cultura y paisaje

La Casa Argentina cuenta con una ubicación inmejorable: justo en la entrada del campus universitario que este año celebró su 100ª aniversario. En 1925, bajo la iniciativa del abogado y político francés André Honnorat, junto con el industrial Émile Deutsch de la Meurthe, el campus internacional abría por primera vez sus puertas a los jóvenes de distintos países. El objetivo: impulsar la convivencia con un espíritu de entendimiento y cooperación.

Enmarcada en un parque que conserva la biodiversidad, la primera residencia fue la Fondation Émile et Louise Deutsch de la Meurthe, diseñada por el arquitecto Lucien Bechmann con inspiración en las villas francesas de la Île-de-France. Luego, con los años, se fueron sumando distintas representaciones de países que aportaron su identidad arquitectónica y cultural. Como el Pavillon Suisse (1933) que lleva las firmas de Le Corbusier y Pierre Jeanneret, y es una joya de la arquitectura moderna (hoy Patrimonio Mundial de la UNESCO). El edificio de Brasil también fue diseñado por Le Corbusier, con colaboración Lúcio Costa. En tanto, la Fondation des États-Unis (1930), de estilo art déco, cuenta coon murales del artista Jean Dunand. Y la Casa de Tunez, de 1953, es obra del arquitecto Jean Sebag: combina influencias del modernismo francés con elementos árabes.

Los estudiantes que acceden al campus ubicado junto al parque Montsouris disfrutan de este corredor verde continuo que cuenta con especies autóctonas y exóticas. Allí las caminatas son un clásico que combinan naturaleza, arte y arquitectura en el predio de 34 hectáreas. Hay senderos, jardines, estanques, pequeños bosques y césped de sobra para los picnics estudiantiles. En 2013, el campus fue declarado “Refuge LPO” (Ligue pour la Protection des Oiseaux), una categoría de reserva ecológica urbana destinada a proteger la fauna y flora locales.

Este espacio verde, uno de los más imponentes de la ciudad, está abierto al público entre las 7 y las 22. El pulmón del sur de París es una de las joyitas que no suelen estar incluidas en los itinerarios turísticos. Es una oportunidad para caminar por los mismos senderos que recorrió Julio Cortázar durante su estadía en la Casa Argentina.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/revista-lugares/la-casa-argentina-en-paris-como-es-por-dentro-la-residencia-universitaria-donde-vivio-julio-cortazar-nid21102025/

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