“La Argentina tiene un lugar reservado”: el cultivo que, según un clúster, será una gran oportunidad de negocio
CÓRDOBA.- “La Argentina está frente a una oportunidad que no puede dejar pasar. Tiene un lugar reservado en el negocio mundial de la alfalfa, pero todavía no logra abrirse su camino”, señal...
CÓRDOBA.- “La Argentina está frente a una oportunidad que no puede dejar pasar. Tiene un lugar reservado en el negocio mundial de la alfalfa, pero todavía no logra abrirse su camino”, señala un documento del Clúster de Alfalfa de Córdoba, que hace tres años viene trabajando en la articulación de todos los actores de la cadena. Destaca que el país cuenta con “buenos suelos y un clima que permiten una larga ventana de producción”, además de buen nivel de conocimiento técnico, disponibilidad de tecnología de punta, producción en contraestación de los principales exportadores mundiales y una red creciente de productores.
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Desde el clúster sostienen que se logró “una mirada estratégica compartida, un norte claro, una agenda de acciones que permite avanzar con pasos firmes hacia un crecimiento real y sostenible del negocio de la alfalfa, y ocurrencia de sinergias, aprendizajes cruzados y colaboraciones”, todo lo que dinamiza al sector.
La organización, presidida por Fabián Russo, reconoce la “complejidad” de la actual coyuntura: sobreoferta de alfalfa, precios estancados, costos crecientes y un mercado que se mueve más por lo que pasa con el clima que por planificación.
Describe que, en los últimos años, muchos productores se volcaron al cultivo impulsados por la idea del “negocio fácil y rentable”. Sin embargo, la alfalfa “solo es rentable para quienes la producen con manejo profesional, eficiencia, tecnología y estándares claros de calidad”.
Advierte que la dependencia exclusiva del mercado interno mantiene al sector atrapado en un ciclo inmaduro, en años húmedos hay exceso de oferta y precios bajos; en los secos, la situación es la inversa. “Mientras sigamos dentro de esta lógica de dependencia del mercado interno, el negocio no puede crecer de forma estable”, subraya el reporte.
Con 115 socios, el clúster apunta que el fortalecimiento del sector “no solo mejora el negocio del productor primario: potencia a la ganadería de carne y leche y aporta beneficios concretos al sistema agrícola nacional”.
“Un mercado más profesional asegura productores tecnificados, volúmenes consistentes y comercialización por calidad -describe- permitiendo a la ganadería acceder a heno estable, previsible y de alto valor nutricional, clave para competir globalmente”.
Añade que el crecimiento del negocio alfalfero impulsa “rotaciones más sólidas, mayor estabilidad ecológica, menos fitosanitarios y más diversidad biológica; mejora el desempeño de maíz y soja, permite aprovechar zonas marginales y genera más empleo que otros cultivos extensivos”.
Para los próximos dos años, el clúster entiende que hay que acelerar la transformación estructural del negocio, consolidando “un sistema competitivo, sostenible y con proyección exportadora”. El primer paso es resolver el principal cuello de botella, la falta de capacidad de secado industrial y otras formas de industrialización.
Por eso, la apuesta central es “impulsar nuevas plantas de secado industrial en Córdoba y en otras provincias, construyendo una red distribuida que permita procesar grandes volúmenes y asegurar calidad constante”.
Después de un análisis detallado, la organización promueve tres tecnologías: tromeles tradicionales (modelo español), sistemas de aire forzado con púas (modelo canadiense) y fosas de aire seco (modelo hispano-italiano).
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Otro factor que menciona es que el recompactado ayuda a reducir costos logísticos -en un contexto donde el flete puede representar el 60% del valor de la tonelada-, pero la clave está en mejorar la calidad y bajar la humedad. Sin heno estable por debajo del 14% de humedad, las recompactadoras seguirán subutilizadas. Por eso, la red de plantas de secado es el punto de partida para cualquier salto competitivo.