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“La Argentina es rica y no lo sabe”. El análisis de un referente mundial del ambientalismo sobre el futuro “verde” del planeta

Para Mathis Wackernagel, la crisis climática, como también la deforestación y la pérdida de biodiversidad, se deben a una falla de mercado. Él es el creador del concepto de huella ecológica, ...

“La Argentina es rica y no lo sabe”. El análisis de un referente mundial del ambientalismo sobre el futuro “verde” del planeta

Para Mathis Wackernagel, la crisis climática, como también la deforestación y la pérdida de biodiversidad, se deben a una falla de mercado. Él es el creador del concepto de huella ecológica, ...

Para Mathis Wackernagel, la crisis climática, como también la deforestación y la pérdida de biodiversidad, se deben a una falla de mercado. Él es el creador del concepto de huella ecológica, es decir, el indicador que mide cuántos recursos naturales utiliza una persona, comunidad o país en comparación con la capacidad que tiene la Tierra para regenerarlo. Además, es el director de la Global Footprint Network, en el que se dedican a calcular esa variable por país.

Llegó a la Argentina el lunes, invitado por el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, a la Conferencia Climática Internacional (CCI) “Compromiso Latinoamericano” y a la 5ta Cumbre Mundial de Economía Circular. Allí se congregaron, desde ayer, decenas de referentes internacionales y nacionales que discutirán formas de actuar frente a este problema global.

“La clave para mí es entender el problema como uno de seguridad de recursos: ¿cuánto tenemos en nuestro país y cuánto gastamos? A esto, nosotros nos referimos con biocapacidad”, dijo Wackernagel. Explicó que la naturaleza tiene tiempos y límites distintos respecto a los que las personas y las industrias están acostumbrados a explotar.

Según sus cálculos, en 2024, a nivel global se consumieron 1,8 veces lo que la Tierra puede abastecer en recursos. Y a pesar de este balance general, cada país tiene un impacto y una capacidad distinta. “Por eso digo que la Argentina es rica, pero los argentinos y el mundo no se dan cuenta”, añadió el experto.

En entrevista con LA NACIÓN, el especialista habló sobre los límites que tiene el mundo para resistir el desarrollo económico, sobre “la muerte del multilateralismo” y sobre la relevancia estratégica que la Argentina y América del Sur tienen en materia de biocapacidad.

Entrevista a Mathis Baker

—¿Por qué dice que la Argentina es rica?

—En realidad es un poco más grande que la Argentina. América del Sur tiene suerte de tener muchos recursos ecológicos en comparación con su población, si lo comparamos con el resto del mundo. Así que es una posición ventajosa, pero de alguna manera, no ve la riqueza y, como resultado, han vendido sus recursos demasiado baratos, aunque el mundo sea tan dependiente de estos recursos y no tenga suficiente. Creo que gran parte de la teoría del desarrollo de América Latina ha sido en gran medida influenciada por una especie de pensamiento occidental y se le llama derecho al desarrollo.

—¿A qué se refiere?

—Pienso que es una palabra que se interpreta como un “vendamos todos los recursos y así tendremos dinero y seremos como Suiza, tendremos mucho dinero, todo será genial”. Y eso es una confusión total.

—¿Podría darme un ejemplo?

—Recuerdo que tuvimos una discusión en Ecuador, los economistas mundiales, porque mostramos cómo Ecuador tenía cinco veces más biocapacidad de lo que se consumía en 1960. Ahora están muy cerca de tener un déficit ecológico, de haber tenido cinco veces más biocapacidad, a estar muy cerca de un déficit ecológico. Y su nivel de desarrollo no incrementó demasiado, no son Suiza.

—¿A qué se refiere con biocapacidad?

—El recurso más significativo, la madre de todos los recursos, es la biocapacidad, que es la capacidad de los ecosistemas de abastecer de insumos a todos los seres vivos que consumen algo de ellos. En ese sentido, América del Sur es el continente más rico en términos de biocapacidad. Solo que no se le da el valor que debería.

—¿Le parece que es solo una cuestión de perspectiva la que determina los precios de las materias primas?

—Creo que en un mundo de uso excesivo, no hay nada más valioso que los recursos ecológicos. Sin la naturaleza nada funciona.

—En general, América Latina tiene deudas que muchas veces superan su PBI y la exportación de materias primas se ve como la forma más rápida de generar divisas que alivien esas deudas.

—Creo que pensar que la deuda financiera de la Argentina fuerza al país a buscar formas aceleradas para salir del aprieto. Eso reduce inevitablemente su capacidad de actuar de manera estratégica con sus recursos. La deuda se convierte en una presión difícil de flanquear. La contraparte es que, si empiezas a generar ingresos basándote en la liquidación de la riqueza se vuelve peligroso en el futuro. Creo que si sumamos a que el gobierno no encuentra valor en preservar a la naturaleza, la cuestión agravará. Por eso creemos en la presupuestación de la biocapacidad.

—¿A qué se refiere con presupuestación?

—Quiero decir que, para presupuestar, necesitas tener contabilidad de la capacidad de la naturaleza. Así podemos entender y elegir gastar más o menos. Lo importante es hacerlo de forma deliberada, no solo por casualidad. Creo que gran parte del debate económico, separándolo de lo financiero, se vincula con la asignación óptima de recursos escasos o que pueden ser escasos en el futuro. Y el futuro nunca ha sido más predecible. Nosotros incluso sabemos qué día del año consumimos más recursos de los que tiene la capacidad de abastecer la Tierra. Le llamamos el overshoot day o día de sobregiro.

—¿Qué significa el overshoot day -o sobregiro-?

—Podemos rastrear cuánto consumimos y podemos rastrear cuánto genera la naturaleza. Si consumimos más rápido de lo que la Tierra puede regenerarse, entonces podemos comparar cuánto se regenera en todo el año 2025 y luego qué tan rápido estamos agotando estos recursos. Este año será el 24 de julio. Es importante mencionar que no es que se acaban los recursos de un día para otro. Pero la naturaleza va a tardar más tiempo en recuperarse. Así que, año con año, se genera una deuda ecológica que sigue creciendo.

—¿Qué pasa en la Argentina?

—La huella ecológica de la Argentina por persona es ligeramente superior a la media mundial. Los datos dicen que su país tiene mucho potencial en energías renovables, como la eólica y la solar, es una de las más eficientes. Y cuando miro a mi alrededor, veo una ciudad de combustibles fósiles, ya sabes, los coches que pasan, los edificios hechos de concreto. Eso genera mucha presión sobre la biocapacidad del país. Conservar los bosques de la Argentina, y para tal caso de América del Sur es fundamental para reducir los días de sobregiro.

—La próxima Cumbre del Clima (COP30), que se celebrará en Belém do Pará, tiene como bandera la conservación del Amazonas justamente con ese argumento. ¿Piensa que allí se puede lograr este objetivo?

—La realidad de que el multilateralismo está en gran parte muerto, lo que plantea la pregunta de qué hacer frente a una crisis global sin él.

—¿Cómo abordar el problema entonces?

—Tenemos un problema global, pero no es nuestro problema global. No es un problema global en sí; tenemos un contexto global, pero no es un problema global. Es una multitud de problemas locales, al final.

−¿A qué se refiere?

—Cuando decís que es un problema global, pensás que solo podemos actuar si todos están de acuerdo, y eso... sería más fácil, pero es muy poco probable que ocurra. Así que hay que decir: no, en realidad es solo un contexto global. Y pienso que las soluciones deben ser más locales y no necesariamente que provengan de acuerdos globales. Si ves que otros no responden porque no hay acuerdos, el futuro que no queremos se vuelve aún más probable. Y eso muestra que, en un contexto de sobreexplotación, quienes tienen el recurso más significativo estarían en una posición muy ventajosa.

−¿Qué quiere decir con “una posición ventajosa”?

—Con que América del Sur es la región con mayor biocapacidad del mundo. Esta limita, a escala mundial, cuánta comida tenemos, cuánta madera tenemos, cuánta fibra, cuántos peces, etc. Pero también limita cuántos combustibles fósiles podemos usar, porque lo único que puede absorber CO₂ a gran escala son los ecosistemas. Entonces, podemos usarlos para absorber CO₂ o para producir zanahorias. Así que estamos compitiendo por la regeneración de la Tierra, y América del Sur es el continente más rico en términos de biocapacidad.

−Aunque la regeneración de la Tierra no se refleja en los precios de la materia prima. ¿Cómo hacer de la conservación algo competitivo?

—Quizás recuerdes que en los años 70 hubo una crisis del petróleo. Así que los países que producían mucho, que vendían mucho petróleo. Muchos de ellos eran colonias antes y estaban controlados por compañías petroleras del Reino Unido y de los Estados Unidos, y obtenían muy poco del valor del petróleo. Así que dijeron ‘eso no está bien’. Se dieron cuenta de que necesitaban obtener una parte más grande de esa cadena de valor y coordinaron sus políticas. Así desarrollaron una organización llamada OPEP. Y por eso, de la noche a la mañana, pudieron capturar diez veces más valor con el petróleo. Creo que, en ese sentido, una OPEP para la naturaleza es inevitable para conservar los bosques de América del Sur.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/sociedad/la-argentina-es-rica-y-no-lo-sabe-el-analisis-de-un-referente-mundial-del-ambientalismo-sobre-el-nid02072025/

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