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Katya Fuks a los 50. Qué es de la vida de la chica Dotto que triunfó como modelo en los 90: “Me retiré antes de que las luces se apaguen”

A mediados de los noventa, su imagen fresca y desenfadada estaba en todas partes: campañas gráficas, vidrieras, tapas de revista. Porque Katya Fuks (50) fue una modelo famosa –integró el staff...

Katya Fuks a los 50. Qué es de la vida de la chica Dotto que triunfó como modelo en los 90: “Me retiré antes de que las luces se apaguen”

A mediados de los noventa, su imagen fresca y desenfadada estaba en todas partes: campañas gráficas, vidrieras, tapas de revista. Porque Katya Fuks (50) fue una modelo famosa –integró el staff...

A mediados de los noventa, su imagen fresca y desenfadada estaba en todas partes: campañas gráficas, vidrieras, tapas de revista. Porque Katya Fuks (50) fue una modelo famosa –integró el staff de Pancho Dotto– en una época en que las modelos eran superestrellas que despertaban fascinación, circulaban por el mundo en limusina y vivían una vida burbujeante, llena de emociones. Pero ahora camina por la calle y muy pocos la reconocen. Es que un día le dijo adiós a todo eso, desapareció de los circuitos de moda y se convirtió en la protagonista de su propio sueño: priorizar la felicidad, la familia y una existencia armoniosa, en contacto con la naturaleza, muy parecida a la que tuvo de chica en Verónica, su pueblo natal en la provincia de Buenos Aires, de apenas siete mil habitantes. Mamá de Juana (27) –fruto de su primer matrimonio–, está casada con el cirujano plástico Luis Corrales (48), al lado de quien se siente plena, disfruta consintiendo a su perro, Hugo, y le encanta cocinar para sus seres queridos. Espontánea, siempre sonriente y cercana, Katya parece moverse como flotando por ese universo regido por el amor que ella misma supo construir y que es su mayor orgullo, y, en la intimidad de su vida diaria, brilla más que hace treinta años arriba de una pasarela. De todo eso y más aceptó hablar con ¡HOLA! Argentina, después de más de veinte años de no dar una entrevista.

–¿Cómo es tu vida hoy?

–Estoy en un estado de goce permanente, de despertarme a la mañana con los pajaritos, antes de que salga el sol, y disfrutar de sentir el perfume del limonero, que está en flor, o del paraíso. Toda la vida viví en el campo, así que tengo mucha sensibilidad con respecto a la tierra. Este año cumplí 50, hace quince que estoy casada con Luis y trabajamos juntos. Somos un gran equipo, un hermoso equipo. Yo creía que trabajar con el marido podría ser difícil o aburrido, que me iba a llevar mal o a cansar, pero no, la verdad que no: compartimos muchos momentos y me encanta.

–¿Qué hacés exactamente?

–Articulo sus agendas de quirófano, del consultorio, y también soy un poco el nexo con sus pacientes.

–Tenés una hija de una relación anterior. ¿Cómo es tu vínculo con ella?

–Juana fue una beba muy buscada, muy deseada. Me costó un montón quedar embarazada y además fue toda una decisión, porque mi carrera de modelo estaba en un punto muy alto y sabía que iba a tener que dejar todo stand by por un tiempo. Nos llevamos súper y hasta hace poco vivió con nosotros, ahora se fue a vivir con el novio.

–¿Qué te pasó cuando se fue?

–Juanita es buena hasta en eso, porque lo hizo tan paulatino, tan despacio, que casi que no lo percibí. Y por suerte vive a diez minutos de casa, así que nada, estoy feliz por ella.

–¿Con Luis no tuviste hijos?

–Hicimos cinco tratamientos de fertilidad en tres años y no tuvimos éxito. Fue muy duro física, psicológica y emocionalmente superarlo. Por eso creo que fue un milagro que, a mis 22 años, haya tenido la claridad mental y el deseo tan marcado de que quería tener un hijo. ¡Juana fue un milagro! Me costó muchísimo tenerla y después no pude tener otro.

–¿Cómo fue quedarse solos cuando Juana se mudó?

–Fue como reencontrarnos desde otro lugar, porque todo el tiempo estás renovándote, reinventándote, descubriendo cosas nuevas del otro. Nosotros somos de agarrar la camioneta e irnos al interior a pasear, de hacer turismo aventura, disfrutamos mucho de estar solos, de nuestras escapadas, de nuestras salidas. Nos gusta ir a bailar también…

–¿Qué te enamoró de Luis cuando lo conociste?

-Su forma de ver la vida. Él piensa todo, es muy observador, analiza todo… Bueno, es cirujano plástico, ve las cosas desde otro ángulo. Nos conocimos en una librería en la que yo trabajaba.

–¿Sabía quién eras?

–No, no tenía ni idea. Es de otro mundo. Estudió durante catorce años, se recibió en la UBA con medalla de honor, cuando yo era modelo él estaba a full con lo suyo y no tenía tiempo de consumir revistas y nada que tuviera que ver con el mundo de las modelos. Pero creo que fue mejor así. Para invitarme a salir fue muy directo. Luis es un caballero, ubicado, correcto, con principios, como esos caballeros de antes. Y eso me sedujo: su manera de cortejarme. Es algo que nunca antes me había pasado.

–Se te ve muy bien, ¿te cuidás?

–Me gusta entrenar todos los días, me di cuenta de que me hace bien. En mi época de modelo no era muy fanática de la actividad física y como era flaca por naturaleza, medio que no me importaba entrenar. Pero ahora, de grande, siento que me hace bien y además me gusta. Es como que me alinea los pensamientos, las ideas, me despeja. Además, probablemente voy a llegar a tener 80 años, y quiero llegar lo mejor posible, lo más dignamente posible. También tengo mi rutina de skincare, uso protector solar… Tengo mucha conciencia del cuidado de la piel. Y me pongo un poquito de botox cada tanto. El doc me dice: “A ver… enojate”, y me mira a ver si lo necesito o no. Estoy bajo su cuidado estético. .

–¿Es cierto que Pancho Dotto te descubrió en una estación de servicio?

–Siempre le agradezco a Pancho haberme visto cuando ni yo me veía. Pero no, no fue así. Terminé el secundario y durante el verano me fui a trabajar a una estación de servicio Puma en Pipinas, a 15 kilómetros de Verónica, mi pueblo. En un momento me avisan que era candidata para convertirme en encargada, pero para eso tenía que ir a Capital a una entrevista. Voy, quedo, y eso implicaba instalarme en Buenos Aires para hacer la instrucción, que la hice en una estación de servicio de Urquiza y Rivadavia, en el barrio de Once. Unos días antes de irme de Verónica, mi mamá estaba en la peluquería y ve en una revista la publicidad del concurso Dimensión Top Model, y me empieza a insistir para que me anote. El año anterior lo había ganado Dolores Barreiro. Bueno, la cuestión es que me anoté, mandé las fotos y la solicitud, y me olvidé del tema. Estoy trabajando en la estación de servicio y me llaman por teléfono de la agencia de Dotto. ¡Imaginate la sorpresa! Arreglo una cita, voy y enseguida empiezo a trabajar como modelo.

–¿Recordás cuál fue tu primera campaña?

–Sí, hice un casting para una marca de ropa interior, que la imagen era Bárbara Durand y estaban buscando una chica que se pareciera a ella, como una Bárbara teen, y quedé.

–¿Te pagaron mucha plata?

–Con esa primera platita que gané como modelo pude bancarme en Buenos Aires, porque mi mamá no podía pagarme todo para que yo probara suerte acá, así que eso me sirvió para comer, moverme, seguir yendo a castings… Pero sí, en comparación con lo que ganaba en la estación de servicio, era mucha plata, como cien veces lo que cobraba por mes.

–¿Supiste administrar el dinero o te mareaste?

–Yo trabajé muchísimo, especialmente con Kosiuko. Gracias a ellos que me renovaban y me renovaban, yo juntaba y juntaba plata. También iba mucho al interior, a hacer desfiles y presencias. Me fue bien con eso. Cobraba y guardaba, cobraba y guardaba. Y pude comprarme mi casita. Nunca perdí la cabeza por la plata y en eso fueron claves mi mamá y mis amigas, las de Verónica y las de acá. Ganaba bien, pero tampoco es que era millonaria. Lo bueno fue que supe administrar lo que ganaba.

–¿Conservás amigas de esa época?

–Cuando entré a la agencia de Pancho me instalé en un departamento que él tenía en la calle Arenales para las chicas que venían del interior. Y ahí conviví con varias chicas de las que sigo siendo amiga hasta el día de hoy.

–¿Quiénes eran?

–Una que ahora es muy conocida, Carolina Losada, Natalia Forchino, que había ganado el concurso Dimensión Top Model, y Laurita Tuells. Todavía nos vemos los jueves, cada quince días. Nos hicimos muy amigas porque estábamos todas en lo mismo: éramos nuevas en la ciudad, no conocíamos a nadie, empezábamos a trabajar como modelos… así que nos ayudábamos mucho. Los fines de semana nos volvíamos a nuestras casas y el lunes, de nuevo a la capital.

–¿Cuándo decidiste cerrar esta etapa?

–Después de tener a Juana, me quedé en casa tres años para estar con ella. Fui mamá full time, era lo que yo quería. Volví porque me llamaban de la agencia: “Katya, ¿estás para hacer esto?”, “Katya, ¿estás para hacer lo otro?”. Y así, de a poco, volví. Pero muy rápido me di cuenta de que había empezado eso de que si querías trabajar tenías que estar en el “Cantando”, o en el “Bailando”, o en el “Patinando”, y a mí no me gustaba. Pensaba: “Esto está mutando, y no me gusta para dónde va”. Yo estaba acostumbrada a vender moda y no quería vender escándalo. No habría sido yo, no habría sido genuino de mi parte. Además, en la cámara se nota todo, se nota cuando estás empoderada, cuando estás angustiada, cuándo no estás bien… No iba a poder trabajar así. Creo que me fui en el momento justo: me retiré de la moda antes de que las luces se apaguen y la música se corte.

–¿Te resultó difícil el cambio de vida?

–No, para nada, porque siempre llevé una vida muy tranquila. No me sentía observada y tampoco me sentía incómoda con la mirada del otro. No era de superada, de verdad no me molestaba, y tampoco me sentía mal si nadie me miraba. Nunca me interesó eso.

–Si hoy te llamaran para trabajar de modelo, ¿aceptarías o es una posibilidad completamente cerrada?

–No sé, tal vez, es cuestión de escuchar. Siempre dejo que la vida me sorprenda.

Peinado: Ivan Pampin (@ivohairstudio). Maquillaje: Vane Autino (@vaneautino). Agradecemos a Kosiuko (@kosiuko)

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/revista-hola/katya-fuks-a-los-50-que-es-de-la-vida-de-la-chica-dotto-que-triunfo-como-modelo-en-los-90-me-retire-nid04112025/

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