“Hay que crear una gerencia de expectativas”: el diagnóstico de Cussianovich sobre el boom minero argentino
En un contexto marcado por una nueva fiebre minera, con el litio como estandarte y el cobre como promesa, el desafío ya no es solo explicar qué es la minería, sino saber gestionar lo que genera ...
En un contexto marcado por una nueva fiebre minera, con el litio como estandarte y el cobre como promesa, el desafío ya no es solo explicar qué es la minería, sino saber gestionar lo que genera en la sociedad. Así lo sostuvo Ernesto Cussianovich, director del área de Recursos Naturales y Ambiente de Poliarquía, durante su presentación en el primer encuentro de Minería organizado por LA NACION.
Con una mirada basada en más de una década de relevamiento de opinión pública sobre el sector a nivel nacional y provincial, Cussianovich fue claro: el sector necesita no solo una estrategia de producción e inversión, sino también una “gerencia de expectativas” que sepa leer y anticipar los movimientos de la sociedad. “Hoy hay una expectativa muy grande, y las empresas deberían comenzar a mirarlas un poco más de cerca”.
Para el orador el gran cambio se dio en los últimos dos años, con una explosión de interés que no siempre fue acompañada de conocimiento. “Se ha creado un círculo de interés”, observó. Sin embargo, advirtió que “el nivel de conocimiento sigue siendo bajo”. Solo un 30% de la población nacional dice saber de qué se trata la minería. “El público escucha, sabe, identifica, pero no necesariamente con un grado de conocimiento como para decir ‘puedo hablar del tema’”, señaló.
Del desconocimiento al avalA pesar de ese bajo nivel de información, el apoyo al desarrollo minero creció de manera notable.
Según las últimas mediciones de Poliarquía, el 60% de los argentinos dice estar a favor de la actividad, incluyendo personas de provincias que no están relacionadas directamente al sector. “Eso es importante decirlo. Estamos hablando de vecinos de Almagro o residentes en Ushuaia que dicen que están a favor del desarrollo minero”, remarcó.
Tanto el litio como el cobre funcionan como “nuevos voceros” del sector minero, según Cussianovich. Si bien muchos dicen no conocer el detalle de los proyectos, hay un consenso generalizado a favor. En definitiva, la gente dice “sí a la producción de litio, sí a la de cobre”, pero al mismo tiempo dice: “desconozco, no sé mucho de qué se trata”.
Por un lado, a nivel nacional, el 85% de las personas afirma estar al tanto de que hay producción de litio en el país. Y frente a la pregunta sobre si están a favor de esa producción, los porcentajes positivos son altos.
En el caso del cobre, cerca del 69% de los argentinos dice saber que hay yacimientos en el país. “El cobre ha empujado muchísimo la agenda, no solamente a nivel nacional, sino también las provincias. En los últimos 5 años se puso de moda San Juan por el cobre”.
Esta conciencia y en gran parte aval, advierte Cussianovich, es una buena noticia para el sector, pero también compromiso. “Son buenas noticias, la minería quería ser escuchada, vista, reconocida, después de tantos años de detrimento y evasión. Pero también implica un desafío: cómo manejar la expectativa generada. Hay una serie de agendas que hay que empezar a mirar con mucho cuidado”.
Expectativa social y demandas localesEl crecimiento del interés no se detiene en las encuestas. En las comunidades locales, la minería aparece como una oportunidad concreta de mejora de vida.
Cussianovich señaló que en relevamientos recientes, “un 90% dice que está interesado en trabajar en minería”. Y quienes no se sienten preparados, reclaman formación: “Le voy a pedir a la empresa que me capacite y dentro de un año le traigo el currículum para que me contraten”.
También destacó el rol central de los proveedores locales, actores que impulsaron el mejoramiento de la imagen del sector.
“Vivo acá, tengo mi empresa de remises o de catering. La operadora tiene casi como una especie de obligación de escucharme y llamarme. Atenderá a sus estándares, pero también tiene que atender a mis necesidades”, ejemplificó.
En paralelo, la relación entre empresas y gobiernos gira en torno a la creación de empleo, infraestructura y carga impositiva, con una presión creciente para responder a esas expectativas.
“Hay un crecimiento geométrico de la imagen positiva de la minería, pero la expectativa crece exponencialmente”, advirtió. “Eso está poniendo al sector en una posición que debería comenzar a mirar, sobre todo en relación a comunidades, proveedores y gobiernos”.