Fue el “embajador de la noche”. Triunfó como dj y modelo en los 90 y ahora organiza fiestas al amanecer libres de alcohol
Fue el “embajador de la noche” de los años 90. Alejandro Lacroix (54), el famoso DJ de las fiestas esteñas que conquistó el mundo pasando su música en Ibiza, Nueva York, Ámsterdam, hoy adm...
Fue el “embajador de la noche” de los años 90. Alejandro Lacroix (54), el famoso DJ de las fiestas esteñas que conquistó el mundo pasando su música en Ibiza, Nueva York, Ámsterdam, hoy admite con una sonrisa que desde hace tiempo no se reconoce en ese rol. “Ahora me llaman ‘embajador de las 5 AM’”, cuenta el ex modelo y conductor de MTV en una clara referencia a los cambios de hábitos que lo llevaron a adoptar y promover una vida más saludable. Distanciado de la movida nocturna, Ale también le encontró un nuevo sentido a su pasión como DJ y desde hace dos años organiza fiestas al amanecer, las “sober parties”, cero alcohol, un proyecto que llamó “Awake up & dance”.
–¿Cómo nació la idea?
–A mí me encanta poner música. Entonces me dije: “¿Cómo puedo incorporar lo que más me gusta en este nuevo estilo de vida?, ¿cómo puedo combinar mis dos mundos?”. Así nació este concepto, el de disfrutar de una fiesta a la mañana, bien temprano, y sin venta de alcohol. Lo genial es que pongo los mismos temas que antes metía a las tres de la mañana, pero ahora a las diez. Y la energía de la pista es igual. Los ves a todos bailando y están al palo, creo que es una linda manera de empezar el día. Después te juntás con amigos o te vas a comer un asado, lo que quieras. La primera vez que lo hice no podía creerlo. Salís con las endorfinas y las dopaminas revolucionadas, todo al natural porque los genera el propio cuerpo. No hace falta tomar nada.
–En tus redes e incluso en este nuevo proyecto, hablás del “despertar”. En tu caso, ¿cómo fue ese despertar que te llevó hasta acá?
–Fue un proceso largo, pero los primeros destellos de ese cambio creo que surgieron con la llegada de mis hijos Felipe (17), Letizia (15) y Alfonso (14) –nacidos de su matrimonio con Cecilia Firpo, de quien se separó–. El vuelco importante lo di cuando descubrí en un aero - puerto el libro de Robin Sharma El club de las 5 de la mañana. Ese fue mi despertador. Lo que propone el libro es que todos los días te levantes bien temprano, puede ser a las cinco, a las seis o a las siete de la mañana, no importa, la idea es crear un hábito.
–¿Cuál es el propósito de hacer eso?
–Está demostrado que en la mañana hay una mayor productividad; la creatividad es una verdadera autopista. Cuando despertás a esa hora, te encontrás que el mundo está en silencio. Tu familia duerme, tu vecino duerme. Es una hora de completo silencio. Según dice el autor, en ese momento del día tenés una claridad mental que a la larga se vuelve muy productivo. Lo importante es que el cerebro está descansado, que la mente no está distraída.
–¿Y qué otros hábitos incorporaste?
–Además incorporé otros hábitos que también te invita a hacer el autor. Se trata de la fórmula 20-20-20: veinte minutos de ejercicio físico (yo salgo a correr); otros veinte minutos para practicar yoga o meditación y los últimos veinte minutos son para incorporar conocimiento, ya sea con un libro, un podcast, lo que sea. Entonces llegás a las seis de la mañana y ya saliste a correr, meditaste y aprendiste algo. Y recién arranca el día.
–¿En qué te cambió todo esto?
–Evidentemente yo necesitaba un cambio radical en mi vida. Claro que antes tuve que acomodar algunas piezas, pensá que yo todavía tocaba de noche y las salidas con amigos a partir de las diez de la noche también las tuve que ir eliminando de a poco. No es que ahora no lo haga nunca, lo hago cada tanto, hoy esas situaciones son excepcionales.
–¿Costó decir que no?
–Mucho. Al resto creo que le costó más que a mí aceptar mi nuevo estilo de vida. El camino de transformación es sumamente solitario. Nadie te acompaña. Hubo relaciones que tuve que soltar y otras que me soltaron a mí. También dejé un montón de amigos en el camino, pero no porque no los quiera, simplemente ya no tenía nada en común. Sé también que me pasé de rosca, me encerré mucho en mí y me fui. Por suerte me hicieron dar cuenta y logré encontrar un equilibrio.
–También hay un duelo en el dejar ir…
–Con el tiempo me di cuenta de que los amigos de la joda eran sólo amigos de la joda; amigos de verdad me quedan muy pocos. Me pasaba que cada vez que salía con mi grupo de amigos me decían: “¿Por qué no te tomás un whisky?”... “Porque no tengo ganas”, les contestaba. “Tomate un trago”. “No tengo ganas”. Y si siempre es así, a la próxima ya no te invitan más. La verdad es que me dolió mucho, pero entendí que eso era parte de la transformación. Entendí también que mi cambio iba a terminar afectando a mi familia, y así fue.
–Te separaste…
–Sí. Es re loco. Mi psicólogo me decía: “Ceci no se enamoró de este hombre. Se enamoró del Ale de MTV, del Ale más joven”. Por supuesto que ella también creció, pero reconozco que yo cambié muchísimo. Nosotros teníamos la costumbre de tomarnos todos los días una copita de vino. Y de repente, ella pasó a tomar sola porque yo ya no tomaba más. Eso, a la larga, cansa. Hoy, ya más tranquilo, me permito tomar un vinito cada tanto; creo que encontré un equilibrio.
–¿Cómo es el vínculo con ella ahora?
–Encontramos el amor después del amor y nos amamos de otra manera. Hablamos todos los días. Los lunes nos juntamos los cinco a comer.
–¿Qué cosas sentís que le estás enseñando a tus hijos?
–Creo que el legado que les estoy dejando es que saben que soy una persona sana, ben exactamente de dónde vengo, saben por todo lo que he pasado. Yo no les oculto nada. Saben que el tiempo que comparto con ellos estoy al ciento por ciento. El día que me llegue la hora de partir no quiero estar pensando todo lo que tendría que haber hecho y no hice. Soy feliz sabiendo que estoy con mi familia todo lo que puedo estar, disfruto cada amanecer, amo abrazar a mis hijos, caminar por la playa.
Mis hijos saben que soy una persona sana, saben exactamente de dónde vengo y por todo lo que he pasado. Saben que el tiempo que comparto con ellos estoy al ciento por ciento
–¿Tenés ganas de enamorarte?
–Sí, claro. Pero no es fácil. Un íntimo amigo mío me dice: “Ale, te vas a quedar solo. ¿Qué chica va a querer salir con vos? Si no tomás, no salís a ningún lado y a las nueve de la noche te vas a domir. Así, te vas a quedar solo”.
–¿Y vos qué pensás?
–Uno elige. Si esto va a hacer que me quede solo, lo transitaré de la mejor manera. También creo que se trata de momentos, de etapas. Hoy me hace muy bien esto, me ha ordenado la vida, me hace ser mucho mejor persona, más compasivo. Me deshice de mi ego enorme, destructivo, insoportable que tuve durante tanto tiempo. Ahora siento que soy más terrenal. Es un nuevo despertar y quiero vivirlo. No es que ahora llevo una vida de monje. Me encanta ir a bailar y la paso bárbaro, pero elijo pasarla bien, reírme, de otra manera. No quiero vivir en piloto automático. Hay una estadística que dice que se muere un cuarto de millón de personas por día. Entonces la vida es casi un milagro. A partir de hoy, ¿cómo quiero vivirla?
–¿Extrañás algo del Alejandro de antes?
–No. A ese Ale lo abrazo porque me trajo hasta acá. Todo lo que he vivido es extraordinario. Fui uno de los mejores DJ de Argentina, me morí de risa, la pasé bárbaro, gané un montón de guita, conocí el mundo, toqué en los mejores sunsets y cinco mil personas bailaron mi música… A ese Ale lo amo con locura, pero ya no me siento identificado con él porque desperté.