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Francia, de crisis en crisis

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, volvió a designar a Sébastien Lecornu como primer ministro, apenas cuatro días después de haberle aceptado la renuncia al mismo cargo tras presentar l...

Francia, de crisis en crisis

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, volvió a designar a Sébastien Lecornu como primer ministro, apenas cuatro días después de haberle aceptado la renuncia al mismo cargo tras presentar l...

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, volvió a designar a Sébastien Lecornu como primer ministro, apenas cuatro días después de haberle aceptado la renuncia al mismo cargo tras presentar la composición de su gobierno en medio de las críticas de la oposición. La decisión se tomó tras intensas negociaciones orientadas a resolver el estancamiento político que afecta al país galo desde hace semanas.

El reasumido primer ministro Lecornu, el quinto nombrado por Macron en dos años, designó a las apuradas al nuevo gabinete de ministros conformado por 34 funcionarios con perfil técnico, alguno de ellos provenientes del ámbito centrista, así como conservadores aliados y algunas personas ajenas a la política. Con carta blanca para tomar decisiones, declaró que estaba dispuesto a dimitir nuevamente si no lograba convocar apoyos. La pausa anunciada respecto de la iniciativa para elevar la edad jubilatoria busca preservar al frágil gobierno.

Esta inestabilidad no solo es inédita sino también preocupante tratándose de la segunda economía de la Unión Europea (UE), cuya solidez es clave para el proyecto europeo en el actual contexto geopolítico mundial. Además, simboliza el grado de disfuncionalidad institucional en el que ha caído el gobierno francés. Desde las elecciones parlamentarias de 2024, cuando Macron disolvió la Asamblea Nacional en un intento arriesgado por recuperar el control legislativo, Francia vive una parálisis política sin precedentes en su historia reciente. La ausencia de mayorías claras impide la formación de gobiernos estables y ha erosionado la credibilidad internacional de una de las principales potencias europeas.

Las consecuencias de estos vaivenes políticos se trasladan a la situación económica. El gasto del Estado francés alcanza el 57% del PBI -nueve puntos por encima de la media europea-, su deuda pública se sitúa en el 113% y su déficit público, en el 5,8%. El desempleo se sitúa en 7,5 % y sigue aumentando. El costo de los préstamos también sube. Algunos economistas afirman que el crecimiento anual podría no alcanzar ni siquiera el magro 0,7 % previsto por el gobierno. Fábricas que suspenden personal, crisis de consumo y poder de compra destruido reflejan la preocupante parálisis económica y provocan una indignación generalizada.

La incógnita es si el nuevo gobierno logrará superar la censura en el Parlamento. La era de las mayorías parlamentarias automáticas ha terminado y tres son los bloques enfrentados. El ascendente partido ultraderechista Reagrupamiento Nacional –de Marine Le Pen– está pidiendo nuevas elecciones, mientras que la izquierdista Francia Insumisa busca de manera declarada la renuncia del presidente.

Macron, antes símbolo de renovación, es percibido hoy como un mandatario sin aliados, sin margen y sin relato. Carente de los apoyos necesarios, su pretensión de contar con un gobierno ideológicamente afín ha desencadenado una inestabilidad permanente.

Lo cierto es que si Francia continúa como hasta ahora, sin recursos para estimular su economía, sin reformas estructurales y en un mundo tan competitivo como el actual, los problemas que ya afectan al país solo se verán multiplicados.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/editoriales/francia-de-crisis-en-crisis-nid16102025/

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