Felipe Contepomi, DT de los Pumas: “La convicción es lo mejor que hoy tienen estos jugadores”
Dos años transcurrieron desde que Felipe Contepomi asumió el control de los Pumas, dos quedan en su mandato. Del primero, al menos. Un buen punto como para pararse, repasar el trayecto desandado ...
Dos años transcurrieron desde que Felipe Contepomi asumió el control de los Pumas, dos quedan en su mandato. Del primero, al menos. Un buen punto como para pararse, repasar el trayecto desandado y analizar aciertos y errores para delinear el mapa y seguir. En el horizonte aparece el Mundial Australia 2027, el gran objetivo de este ciclo.
“La clave es evolucionar”, afirma el entrenador. Un mantra que adoptó el primer día y del que no se corre un centímetro. ‘Evolución’, ‘mejora’, ‘crecimiento’ y ‘desarrollo’ son palabras que se repiten a lo largo de esta entrevista para LA NACION a modo de balance anual. A juzgar tanto por los resultados como por el rendimiento, un asiento que arroja otro saldo positivo.
“La convicción es lo mejor que hoy tienen estos jugadores”, “tenemos un espíritu competitivo muy importante”, “excepto en un partido, en todos fuimos competitivos”, “el recambio es multicausal” y “el equipo se consolidó en el comportamiento fuera de la cancha” son algunas de las frases que dejó esta charla.
“Nosotros siempre hablamos de mejorar, y nuestras evaluaciones están focalizadas desde una perspectiva distinta de lo que se puede analizar desde afuera”, insiste Contepomi. “Tenemos nuestros objetivos internos y propósitos; evaluamos comportamientos y no tanto resultados. Si bien hubo buenos resultados, lo importante fue mejorar en el entendimiento de lo que queremos hacer y en nuestros comportamientos como equipo. Creo que dimos un paso adelante. Hay muchísimo por mejorar, pero el equipo se consolidó en ciertas áreas y está más maduro en el conocimiento de nuestra propuesta. Vienen a la mente seis partidos que se definieron en los últimos cinco minutos: perdimos cuatro y ganamos dos. En ese afán de mejora continua, podemos revertir esa estadística. Excepto un partido en el que no estuvimos en la cancha los últimos 20 minutos , en todos fuimos competitivos. Eso nos da consistencia: no la consistencia del resultado, sino la de competir de igual a igual contra los mejores y no tener picos de rendimiento opuestos entre un partido y otro”, evalúa el entrenador.
–Desde hace un tiempo se insiste con eso de la consistencia: no tener picos altos de rendimiento y al partido siguiente lo opuesto. En ese sentido hubo una mejoría, ¿no?
–Los rendimientos vienen aparejados con la cantidad y la calidad de las acciones que uno hace. Conseguir la regularidad de tener más acciones buenas que acciones por mejorar es lo que da esa consistencia. No es fácil, porque jugamos todo el tiempo contra los mejores, pero es el desafío que nos planteamos.
–Sin profundizar mucho en detalles técnicos, pregunto por dos aspectos. Primero, el scrum: ¿qué análisis hacés de su evolución desde que estás a cargo del equipo y en relación con las otras potencias?
–Creo que este año se llegó a tener un protocolo mucho más estandarizado en el setup y los cantos. Falta regularizar que todos hagan el canto al mismo tiempo, cosas que hace mejorar. No es una excusa, sino una realidad: todos los años jugamos cuatro partidos contra los dos mejores scrums del mundo, Sudáfrica y Nueva Zelanda. Ellos son superiores al 90% de los equipos. A veces la percepción externa se queda con un mal partido contra Sudáfrica por los penales en contra, pero si desmenuzamos el año, vemos que contra Nueva Zelanda hubo un paso adelante respecto a años anteriores. Australia nos vino a buscar en el scrum y no sacó rédito; al contrario, te diría. Tanto Escocia como Gales juegan un scrum 50 y 50, tiran a ver qué cobra el referí. Tampoco hubo diferencia contra Inglaterra: alguno que otro penal en favor, otro en contra... No fue influyente. Debemos mejorar porque es la base para tener buenos lanzamientos y está en el ADN del rugby argentino, pero en términos generales se dio un paso adelante. No es el paso gigante que todos quieren ver, pero estamos en el buen camino. No creo que vayamos a ser Sudáfrica, pero vamos a tener un buen scrum.
–Sobre el line-out, los números parecen mostrar un retroceso respecto a una formación que fue muy prolífica para el equipo en los años previos.
–Estoy de acuerdo. El line, que había sido nuestra base de lanzamiento en los últimos años, sufrió algunos desajustes. Parte del análisis para nuestra autocrítica es ver si fuimos demasiado ambiciosos y quisimos cambiar algo; estamos buscando las soluciones para volver al nivel del año pasado. Si desmenuzamos las estadísticas de los 12 partidos, vemos que el Rugby Championship de este año fue mejor que el del año pasado en cuanto a line-out, tanto ofensivo como defensivo. El problema fue que caímos en las ventanas. Analizamos por qué pasó eso y cómo llevar ese buen nivel cuando jugamos contra los equipos del Norte. No sé si retrocedimos tanto, pero no fue lo que esperábamos. Hay que ocuparse para volver a tener esa plataforma, porque nuestro ataque empieza con esos lanzamientos.
–¿Las cuestiones por mejorar son más técnicas, y otras más difíciles, como la motivación y la unidad del plantel, ya están resueltas?
–Van de la mano. A lo técnico no hay que descuidarlo porque hoy el nivel de estudio de los rivales es enorme. La clave es evolucionar; si te quedás haciendo lo mismo, te atrapan. No hay que cambiar por cambiar, sino ver qué cositas se puede mejorar. Por otro lado, creo que el equipo se consolidó en algo que no se ve: sus comportamientos fuera de la cancha. Los chicos conviven bien, la pasan muy bien. A mí me sorprende porque hubo chicos que jugaron poco, y las giras son largas, de cuatro o cinco semanas. Vienen a la cabeza un Kiki Mendy, un Gonzalo Bertranou: no jugaron ni un minuto, y no sabés cómo se entrenaban. Los que se quedan afuera de los 23 son los que le dan el nivel a un equipo y lo que hace que podamos ser más consistentes.
–Fue un año de mucho recambio y de debutantes que ganaron continuidad. ¿Eso fue planificado o forzado por necesidad?
–Es multifactorial. Sería muy simple planificarlo, obviamente, pero no todo siempre va acorde con el plan. Las reglas son bastante claras; reglas no escritas. Los chicos saben que el que se esfuerza y juega bien... Acá nadie tiene asegurado su puesto. Ellos conviven con esas reglas y no sólo las aceptan sino que además las empoderan, porque las toman como un desafío. Los chicos a los que les tocó debutar vieron que haciendo bien las cosas en sus clubes, en las franquicias, en el Súper Rugby Américas, vienen, y nosotros los vemos. No es que llega uno y decimos ‘probemos, a ver qué puede darnos’. Los vemos, los seguimos, charlamos, compiten muy bien en el entrenamiento y los que mejor están para representarnos son los 23 que juegan. Esas son las reglas dichas, explícitas, pero no escritas. Los chicos las toman y creo que no sólo las respetan sino que también las hacen carne propia.
–A principios de año dijiste que el puesto en el ranking no era uno de los objetivos más allá de que influiría en el sorteo para el Mundial. ¿Lograron aislarse de ese tema para concentrarse en el juego, como era la intención?
–Sinceramente, no noté que afectara. No lo tratamos en el staff ni entre los jugadores. Entendemos que la única variable que controlamos es nuestra preparación. Después hay mil variables en un resultado: el rival, el referí, el clima y la suerte de cómo pica la pelota. Pero a esas variables no las controlamos. Sabíamos que si nos concentrábamos en el juego tendríamos mejores posibilidades de obtener resultados y eso nos haría terminar más arriba. Estamos sextos, donde tenemos que estar. Sabíamos que jugábamos contra rivales muy parejos. Hubo partidos que pudimos ganar, otros que no; perdimos contra los que están arriba de nosotros en el ranking. Lo que nos va a hacer ir hacia arriba, estar entre los mejores equipos del mundo, es cada acción que nosotros podemos controlar, nuestra preparación.
–¿Cuáles fueron los momentos más salientes del año?
–En cuanto a resultados, el partido con los Lions fue histórico. Fuimos muy eficientes, aunque quizás no jugamos tan bien y nos beneficiamos de enfrentarnos con un equipo que no tenía cohesión. Pero si tengo que quedarme con un momento, elijo la semana previa al segundo partido con Sudáfrica, porque veníamos de un traspié importante y el comportamiento de los chicos fue impecable. Enseguida se levantó la mano y dijimos “esto podemos hacer”, “esto no”. Fuimos muy autocríticos, pero bien, sin autoflagelarse, sino diciendo en qué teníamos que mejorar inmediatamente. En esa semana de entrenamiento no se cambió, no se entró ni en pánico ni en crisis; simplemente se dijo “bueno, seamos mejores”. Más allá de que no conseguimos el resultado que queríamos, creo que el partido en Twickenham contra Sudáfrica fue muy bueno. Otro momento importante fue contra Escocia: aunque íbamos perdiendo 21-0, los chicos nunca dudaron del plan de juego. En ningún momento dudaron de lo que se tenía que hacer; simplemente, había que hacerlo de mejor manera. Esa convicción es lo mejor que hoy tienen estos jugadores.
–Sin Rugby Championship y con el estreno del Nations Championship, 2026 será distinto, el último año antes del Mundial. ¿Va a ser de consolidación? ¿Vas a incorporar más jugadores?
–Queremos seguir creciendo. Tenemos un espíritu competitivo muy importante y comienza otro campeonato, el Nations. Va a ser un lindo desafío recibir a tres equipos del Norte en julio y luego ir allá en noviembre. Nos toca Irlanda como visitante, donde los Pumas todavía no han logrado ganar, y volvemos a recibir al bicampeón del mundo, Sudáfrica, y dos veces a Australia. Va a ser un año nutrido. Se puede ganar los 10 partidos como se puede perder los 10. Va a ser un lindo desafío encontrar cómo podemos mejorar, consolidar métodos y tecnicismos contra rivales distintos cada semana. Eso es un gran desafío de planificación.
–¿Tener menos partidos va a permitir contar con todos los jugadores y no tener que darles descanso?
–Nosotros no tenemos condicionamientos externos porque la regla 9 nos ampara, pero tratamos de cuidar al jugador, especialmente a los que juegan en Francia y no tienen descanso si no se lo damos nosotros. A veces tomamos decisiones pensando en el mediano y el largo plazos del jugador. No es que para un club el jugador es un número, pero puede incorporar a otro. Nosotros no podemos ir a buscar a otro lado. Hay que ver en qué momento se puede darle la vacación, porque si uno de Francia termina la temporada, viene en julio, juega los partidos de Sudáfrica y Australia y después vuelve a Francia y enseguida juega, no tuvo ningún descanso. Entonces hay que hablar con los clubes. Hoy no estoy focalizado en eso. En abril o mayo empezaremos a armar ese rompecabezas, poniendo siempre al jugador por delante de todo para que pueda ser exitoso tanto en los Pumas como en su club.
La queja al arbitraje y el caso Tom CurryEn 2025 Contepomi ocupó varias veces títulos de medios internacionales. No por el rendimiento de los Pumas, como él habría querido, y merecido. Fueron sus declaraciones altisonantes lo que lo convirtió en protagonista. Amparado por la reputación que forjó como jugador y está sosteniendo como entrenador, alzó la voz primero para evidenciar cómo reiteradas fallas arbitrales, luego reconocidas por las autoridades, conducían a derrotas de la Argentina, y luego para dejar en evidencia el comportamiento de Tom Curry cuando con un tackle a destiempo provocó una grave lesión en una rodilla a Juan Cruz Mallía.
–¿Fue espontáneo por el enojo del momento o premeditado para que se respetara más a los Pumas?
–No procuro ser una persona conflictiva ni vivo cómodo en el conflicto. Vivo cómodo haciendo lo que creemos correcto y comportándome como decimos que queremos ser. A veces hay situaciones que exceden los límites y toca defender lo que es justo, nuestro laburo y nuestros jugadores. No me expreso para generar juego en las redes sociales, sino genuinamente cuando algo llega a un límite. Con los arbitrajes hubo una sucesión de errores en contra, fuimos por los canales que correspondían y en algún momento había que decir algo. Tampoco fui tan crítico; entiendo que puede haber errores. Lamentablemente muchos de esos errores cayeron en contra de nosotros, y bueno, me salió. Sobre lo de Curry, sigo convencido de que no hice nada incorrecto. Si un tercera línea argentino tackleara a destiempo a George Ford, le rompiera los cruzados y después en el túnel Borthwick se le acercara a recriminarlo y nuestro jugador lo empujara y le dijera “f... off”, habría sido otra consecuencia. Lo expongo porque mi problema es con la justicia: lo que es muy injusto me supera. Eso no va a cambiar nuestra forma de ser.
–La investigación del Seis Naciones sobre ese incidente no tuvo consecuencias. ¿Cómo tomaste esa decisión?
–Soy institucionalista y acepto las decisiones aunque no las comparta. Presentamos todo y después el Seis Naciones hizo su investigación. ¿Vos viste el vídeo en el túnel?
–No.
–¿Por qué no salió?
–No sé. ¿Vos lo viste?
–Sí, lo tengo. Pero no soy yo el que tiene que exponerlo. Yo estoy tranquilo, acepto las decisiones por más que no las comparta. Evidentemente, para el Seis Naciones que un jugador empuje y le diga ‘f... off’ a un entrenador no es tan grave hoy en día.