Fabio Wardley, el campeón pesado surgido del circuito financiero inglés que sorprendió al mundo del boxeo
Cuando el inglés Fabio Wardley alzaba sus brazos exaltando su musculatura de ébano en un cuerpo de 1.96 metros de altura y 110 kilos de peso detectamos algo más que un flamante bicampeón mundia...
Cuando el inglés Fabio Wardley alzaba sus brazos exaltando su musculatura de ébano en un cuerpo de 1.96 metros de altura y 110 kilos de peso detectamos algo más que un flamante bicampeón mundial pesado interino (OMB-AMB) consagrado hace siete días en Londres; presagiábamos el surgimiento de un personaje peculiar con aristas de aquellos peleadores de ficción narrados por el gran escritor escocés Arthur Conan Doyle en sus Relatos del cuadrilátero, en donde épicos noqueadores del siglo XVIII y XIX participaban de combates inolvidables.
Wardley, de 30 años, no sólo sorprendía por su victoria por KOT en 11 rounds sobre el neozelandés Joseph Parker, sino que conmovía a la opinión pública por su origen y ligadura con este deporte: totalmente opuesto al contorno de sufrimiento y necesidades que mayormente azotó a los ídolos del ring.
Boxeo de cuello blancoEsta disciplina se puso de moda a mediados de los años 80 en el área de Wall Street, en Nueva York. Financistas, profesionales universitarios y usureros comenzaron a tirar golpes en un cuadrilátero en fiestas privadas o acciones de caridad buscando trascendencia social. Y comenzaron a tenerla rompiendo la rutina del horario de oficina: “de 9 am a 5 pm”.
Este hábito se expandió rápidamente por otros continentes. Y Wardley, un especialista en Recursos Humanos de las empresas financieras de su ciudad natal, Ipswich, distante 120 kilómetros de Londres, identificada por los edificios del Royal Bank y las acciones cambiarias del Willis Group. De esta cultura emergió el peso pesado mas popular de estos días, admirador de su madre, difusor del estímulo que ella siempre le brindó para creer en sí mismo, y padre de un niña de sólo meses.
Tras cuatro combates en esta metodología, Wardley debutó en el boxeo profesional en 2017. Su carrera resalta un clásico británico con Frazer Clarke, a quién noqueó en una vuelta en Dubái tras haber empatado en primera instancia en Londres. Ambas peleas fueron en 2024. Su nombre se escuchó por primera vez en Argentina cuando superó por KOT en 6 asaltos al cordobés Mariano Díaz Strunz, en 2019, en Inglaterra.
Está invicto: ganó 20 peleas (19 por KO) y empató la restante. No tiene una imagen depurada. Busca la iniciativa permanentemente, su defensa es mala, pero su absorción es buena. Mueve su torso en modo pendular. La pegada es respetable. El uppercut derecho es su mejor golpe, aunque no aparenta ser el atleta que cambiará el rumbo y la historia del peso completo. Así de directo y así de simple.
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Lejos de UsykWardley está muy lejos del nivel competitivo del ucraniano Olesandr Usyk, unificado campeón mundial pesado, más abocado a las tareas humanitarias para su patria en guerra que en el trazado de la lista de sus futuros oponentes. Fabio ha tenido como escenografía de sus combates el O2 Arena, el recinto pequeño del pugilismo británico; Usyk, en cambio, desbordó con 90.000 espectadores el Wembley Arena. No sólo en consumo masivo la diferencia es abismal. La formación de uno y otro no admite comparaciones.
Sin embargo, a esta altura de 2025 aparecen los primeros líderes del boxeo de cuello blanco o traje y corbata. Y nos lleva a una reflexión positiva en tiempos en que las fotos de exboxeadores con el rostro desfigurado participando de los torneos de BK-pro (Boxeo a puño limpio) invaden las redes sociales con miles de likes y corazones y donde los entusiastas youtubers desafían a los mediáticos del momento, en espectáculos cercanos a una exhibición de boxeo; de repente, surge alguien como Wardley que entendió seriamente de qué se trata todo esto: superándose y llegando a poseer una porción del título mundial.
Todo un personaje. Es real, de carne y hueso, como la vida misma, aunque parece una creación literaria de otra época. De otros siglos.