Estrenos de cine: La dicha en movimiento rescata, a través de una comedia de enredos, una interesante página del rock nacional
La dicha en movimiento (Argentina/2025). Dirección: Maxi Gutiérrez. Guion: Gutiérrez y Gonzalo Salaya. Fotografía: Augusto Huergo. Edición: Lucas Boran. Música: Gustavo Pomeranec. Elenco: Kev...
La dicha en movimiento (Argentina/2025). Dirección: Maxi Gutiérrez. Guion: Gutiérrez y Gonzalo Salaya. Fotografía: Augusto Huergo. Edición: Lucas Boran. Música: Gustavo Pomeranec. Elenco: Kevsho, Ornella D’Elía, Sofía Morandi, Julián Cerati, Romina Richi, Ronnie Arias, Campi, Lalo Mir y Pipo Cipolatti. Duración: 79 minutos. Calificación: Apta para todo público. Nuestra opinión: Buena.
Según se lee en la propia tapa de La dicha en movimiento, el primer disco de Los Twist, el álbum fue grabado en apenas 29 horas y media, no corridas como hubiera sido preferible para la leyenda sino repartidas en tres días. La leyenda sí dice que Charly García disponía de ese tiempo sobrante en el estudio, que ya había sido pagado por Daniel Grinbank, y decidió usarlo para grabar al grupo, tras verlos tocar en el café Einstein. El disco se registró a principios de 1983 en viejas cintas con grabaciones de Serú Girán, sin ensayos y sin mirar atrás: en el primer día, grabaron los instrumentos; en el segundo, grabaron las voces y en el tercero, Charly lo mezcló. El resultado fue poco menos que milagroso: un álbum totalmente anómalo dentro del rock nacional que, con un costo de producción minúsculo, vendió más de 120.000 copias.
Esta película nos hace espías de algunos momentos de este episodio de la historia a través de los ojos de dos jóvenes que se conocen y se enamoran en las horas contadas de la grabación del disco. Mario (Kevsho) es un chico de clase media que se lleva mal con su padre autoritario y prefiere ir a ver grupos del under antes que dar el presente la facultad. En un show de una banda ignota llamada Los Twist, conoce a Ana (Ornella D’Elía), una fan que sueña con colaborar de algún modo con sus ídolos. Mario queda automáticamente prendado y entre fanfarroneos, verdades a medias y confusiones nunca aclaradas, convence a Ana de que trabaja en un canal de TV y está en condiciones de grabar un clip para el grupo. En verdad, el chico pisó una sola vez un canal y apenas sabe sostener una cámara. De todos modos, decide apropiarse secretamente de unos equipos de video de su padre y al otro día llega a primera hora a los estudios Panda, donde Los Twist estarían grabando su primer disco, solo para volver a ver a Ana. Lo que sigue es una pequeña comedia de enredos en la que Mario pretende ser alguien que no es, ante las dudas cada vez mayores de algunos miembros de grupo, para tener una chance de seducir a la chica antes de que sus mentiras se desmoronen.
Ya en 1984, la extraordinaria comedia This is Spinal Tap, dejaba en evidencia los tópicos trillados en los que caían sin falta las historias de estrellas del rock. Unos 40 años más tarde es aún más difícil hacer una biopic rockera que no transite por el calvario de clichés del ascenso, la caída, las peleas, los celos, las traiciones y las reinvenciones de las bandas. Al encarar la historia del disco La dicha en movimiento como un telón de fondo, la película nos ofrece un collage de momentos que se permite esquivar todos esos lugares comunes. La contrapartida es que ese marco es mucho más interesante que el centro: el romance de Mario y Ana nunca logra cautivarnos del mismo modo que la grabación del álbum y sus escenas se sienten como una dilación de eso otro que realmente queremos ver.
El debut de Los Twist trajo un desparpajo nuevo al rock nacional y, desde ese punto de vista, hizo cosas que nunca se volvieron a hacer, como retratar con humor a la dictadura militar (en el clásico “Pensé que se trataba de cieguitos”). Solo muy ocasionalmente, en las escenas en que Pipo Cipolatti (Julián Cerati, en una excelente caracterización) habla a cámara tal como hizo el verdadero Pipo en su carrera televisiva, el relato se permite cierto desenfado. Tal vez, para ocuparse de uno de los discos más graciosos del rock argentino, no le hubiera hecho daño tener más humor. Esto no quiere decir que la película no sea amena. Cabe destacar que la forma elegida logra exprimir todo lo posible un presupuesto claramente acotado para contar una historia que transcurre en otra época. Su mayor mérito, de todos modos, es rescatar una página del rock nacional que merecía ser contada.