Esta es la principal hipótesis sobre la desaparición de una yaguareté en Chaco
Este lunes dieron por muerta a una yaguareté liberada en el Parque Nacional El Impenetrable, en la provincia de Chaco. Su nombre era Acaí y tenía poco menos de tres años. Había nacido el 28 de...
Este lunes dieron por muerta a una yaguareté liberada en el Parque Nacional El Impenetrable, en la provincia de Chaco. Su nombre era Acaí y tenía poco menos de tres años. Había nacido el 28 de febrero de 2023 y fue liberada finalmente el 5 de octubre pasado, pero su vida en libertad duró poco. El cuerpo del animal aún no fue encontrado. Lo único hallado fue el collar geolocalizador, y su última señal satelital se registró el 25 de octubre. Hoy ese dispositivo reposa en el fondo del río Bermejo.
“Hay dos posibilidades: la primera es que Acaí esté en el fondo, pero todos sabemos que los cuerpos flotan. Lo más probable es que alguien la haya matado, le quitara el collar y lo arrojara al agua”, explicó Sebastián Di Martino, director de conservación de la Fundación Rewilding Argentina, uno de los científicos que acompañó a la hembra desde su nacimiento hasta su liberación.
25-08-25 De Dia, Camina Con MallaLa Administración de Parques Nacionales presentó una denuncia la semana pasada ante la Secretaría Penal del Juzgado Federal de Roque Sáenz Peña, en Chaco. En el caso interviene la Fiscalía Federal y la policía realiza operativos de búsqueda. Aunque oficialmente no hay conclusiones, fuentes vinculadas a la investigación aseguran que Acaí fue asesinada y que existen pruebas de ello. “Ya hay un sospechoso identificado”, afirmaron.
El gobernador chaqueño, Leandro Zdero, publicó un mensaje en redes sociales: “Si se confirma el hecho, la Provincia será querellante. Días atrás participamos de la liberación de Acaí, como de anteriores reintroducciones de yaguaretés en nuestro monte chaqueño. No habrá impunidad para quienes atentaron contra un símbolo de nuestra fauna”, escribió.
Como muchos pobladores, el mandatario también sospecha que una o más personas cazaron al felino. “Vamos a ir contra los responsables y los encubridores”, añadió. Desde la Fundación Rewilding comparten esa hipótesis.
25-08-25 Acaí De Noche, Se Rasca“El 28 de septiembre empezamos a ver varios mensajes y publicaciones en redes sociales que advertían sobre el supuesto peligro que representaban los yaguaretés. Decían que Parques Nacionales no tenía personal capacitado y que ponía en riesgo a la población. Todas eran denuncias anónimas, algunas firmadas por ‘Vecinos del Parque’”, contó Di Martino. Esas publicaciones se replicaron en medios locales y fueron acompañadas por otras anónimas que hablaban de presuntos ataques a personas, sin pruebas.
Di Martino vincula esos mensajes con algunos incidentes ocurridos en la zona: Acaí había cazado dos terneros y atacado a un perro. “Pero incluso el dueño del perro, que era mencionado en esas publicaciones, salió a aclarar que el primero en atacar fue su mascota”, señaló.
Para él, como para otros especialistas en conservación, la idea de que el yaguareté representa una amenaza para las personas es completamente infundada. Hace décadas que no se registran ataques a humanos, y en general, estos animales huyen ante su presencia.
“Los yaguaretés no atacan a las personas si no son acosados. Prefieren presas silvestres antes que el ganado doméstico. En caso de producirse un ataque al ganado, puede evitarse mediante mejoras en el manejo del rodeo, como ya se aplica con algunos vecinos de El Impenetrable”, explicaron desde la Fundación Rewilding Argentina en un comunicado.
¿Cómo hallaron el collar?El 25 de octubre fue el último día en que el GPS del collar de Acaí registró movimiento, en las cercanías del río Bermejo. Tras ese punto, la señal satelital se interrumpió. Luego de un intenso relevamiento por tierra y aire, lograron localizar el dispositivo mediante su señal de radio VHF de corto alcance pero más estable que la satelital. El collar fue ubicado bajo el agua, sumergido en el Bermejo, y se trabaja en su recuperación.
Una especie al borde de la desapariciónEl yaguareté es el mayor felino de América del Sur y su presencia en la Argentina es cada vez más escasa. Su población disminuyó drásticamente a lo largo del siglo XX. En aquel tiempo era común la caza por trofeos, e incluso existía la figura del “tigrero”. Hoy las causas de su muerte son distintas, pero igual de graves: la pérdida de hábitat por deforestación y la persecución humana.
La tala de bosques nativos destruye el entorno donde estos animales encuentran alimento y refugio, y los obliga a acercarse a zonas habitadas, donde se convierten en blanco fácil del miedo o la ira. No siempre los mata un cazador: a veces lo hace alguien que ve al felino cerca de su casa o teme por su ganado. En otros casos, basta con que circule en redes sociales un video falso o una historia exagerada sobre un supuesto ataque para desatar una ola de pánico.
El miedo, muchas veces infundado, ocupa un lugar central en las narrativas que justifican la caza de estos animales. Son relatos que se deforman con el tiempo, pero que mantienen viva una idea errónea: la del yaguareté como enemigo del hombre. Sin embargo, no hay registros de ataques a personas que no hayan sido provocados por una agresión previa.
El yaguareté fue declarado Monumento Natural Nacional y goza del máximo nivel de protección legal en la Argentina. Su caza está prohibida y penada con multas elevadas y penas de prisión. Las provincias donde aún habita —como Misiones, Salta, Jujuy y Chaco— también lo reconocen como especie protegida.
“Quedan apenas unos 200 ejemplares en todo el país y su número no crece porque los siguen matando”, advirtió Di Martino. “En Salta y Jujuy la población cayó, y en Misiones, en la zona de Iguazú y Yabotí, queda solo un macho”, agregó.
Desde la Fundación Rewilding Argentina lamentaron que la caza de yaguaretés siga ocurriendo con frecuencia. Las poblaciones remanentes en las selvas del noreste y noroeste del país continúan disminuyendo a causa de la caza furtiva, el avance de la frontera agropecuaria y la pérdida de corredores biológicos que les permitirían desplazarse y reproducirse.
El caso de Acaí reavivó la discusión sobre la convivencia entre humanos y grandes carnívoros en un territorio donde la expansión ganadera, la tala ilegal y la desinformación conviven con los esfuerzos de conservación. Su muerte —aún no confirmada pero casi segura— representa un golpe simbólico y biológico para un proyecto que busca restablecer el equilibrio en uno de los ecosistemas más degradados del país.
Acaí era parte de un ambicioso plan de reintroducción del yaguareté en El Impenetrable, donde la especie había desaparecido hace más de medio siglo. Su historia debía marcar un paso hacia la recuperación de ese paisaje y su fauna original. Pero su final abrupto recuerda que, más allá de los esfuerzos científicos, la supervivencia de los grandes felinos depende también de la capacidad de las sociedades para superar el miedo y asumir la convivencia con la naturaleza.