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Es mexicana, vivió 20 años en EE.UU. y fue deportada nueve veces hasta que decidió renunciar al sueño americano

Esther Morales nació en Oaxaca, México, pero emigró a Estados Unidos en busca de una vida mejor. Vivió allí durante dos décadas, pero sus intentos se vieron interrumpidos por varias ...

Es mexicana, vivió 20 años en EE.UU. y fue deportada nueve veces hasta que decidió renunciar al sueño americano

Esther Morales nació en Oaxaca, México, pero emigró a Estados Unidos en busca de una vida mejor. Vivió allí durante dos décadas, pero sus intentos se vieron interrumpidos por varias ...

Esther Morales nació en Oaxaca, México, pero emigró a Estados Unidos en busca de una vida mejor. Vivió allí durante dos décadas, pero sus intentos se vieron interrumpidos por varias deportaciones. En 2009, su novena expulsión de EE.UU. fue definitiva: quedó varada en Tijuana y decidió no volver a cruzar la frontera. Desde entonces, se dedica a ayudar a otros migrantes que enfrentan la misma situación.

La separación de su familia y el inicio de una nueva vida en Tijuana

Morales todavía recuerda aquel día de 2009, en que la deportaron por última vez, como uno de los momentos más duros de su vida. “Fue muy triste”, afirmó.

Su hija pudo volver a cruzar a Estados Unidos, pero ella no. “La separación familiar me afectó mucho”, le contó a CNN. Así, decidió que se quedaría en su país natal, pero que trabajaría para convertir su dolor en acciones solidarias.

Dieciséis años más tarde, lo logró. Se consolidó como una de las activistas por los derechos de los migrantes más reconocidas en Tijuana, donde dirige una organización que brinda asistencia a personas deportadas o varadas en la frontera.

De cocinera a referente para los migrantes

La mujer explicó cómo inició su trabajo solidario. “Lo que me pasó me dolió mucho, pero no iba a quedarme llorando, llorando y llorando”, expresó. Por ello, se dedicó con todas sus fuerzas a un mismo objetivo: “Trabajar, trabajar y trabajar”.

Confiada en su talento culinario, Morales abrió un restaurante en el centro de Tijuana con platos típicos de Oaxaca, como tamales y champurrado. Además, preparaba comidas para los albergues donde vivían cientos de migrantes. “Estaba en un albergue cuando me deportaron. Así que conozco todas las necesidades de un migrante”, relató.

De esa experiencia nació el Proyecto Comida Calientita, que cada semana reparte ayuda en distintos refugios. “La gente trae sacos de arroz, sacos de frijoles, ropa de segunda mano y yo distribuyo todo”, explicó.

Con el tiempo, la labor solidaria de Morales alcanzó visibilidad internacional. Su historia fue publicada en medios de México, Rusia y otros países y recibió premios por su trabajo.

Cuando el presidente Donald Trump bloqueó el ingreso de solicitantes de asilo en la frontera y dio inicio a su avanzada contra los indocumentados, Esther redobló sus esfuerzos para ayudar a los deportados. “De este lado (de la frontera) también hay sueños”, resumió.

Historias de otros migrantes que tuvieron un nuevo comienzo

El caso de Morales no es único. Al igual que ella, muchos otros migrantes también quedaron varados en ciudades fronterizas tras intentos fallidos de llegar a Estados Unidos.

Uno de ellos fue Jean Bernaud Gelin, originario de Haití. Tras recorrer 10 países, se detuvo en Mexicali al temer una deportación bajo el gobierno de Trump.

Gelin logró ingresar en la Universidad Autónoma de Baja California y se convirtió en tutor de matemáticas. Con el tiempo abrió un negocio propio y formó una familia. “Si alguien tiene la mentalidad de crecer y alcanzar sus metas, no importa dónde esté, lo hará”, expresó.

Daniel Ruiz, nacido en México, pero criado en California desde bebé, contó que se “sentía como un ciudadano estadounidense”. Su vida cambió tras ser detenido en una embarcación con marihuana. Cumplió tres años de prisión y fue deportado a Tijuana, una ciudad que le resultaba extraña. “Cuando llegué a México, fue muy diferente porque nunca conocí esta cultura… La forma en que celebran, la forma en que actúan, la forma en que son, es una cultura diferente”, admitió.

Ruiz trabajó en diversos oficios hasta conseguir empleo en un call center. Allí escaló a la gerencia y más tarde fundó su propia empresa, que contrataba a otros deportados. “Pude hablar con la gente, conectar con ellos y escuchar sus historias… Todos se sentían bien juntos. Era un ambiente muy agradable”, dijo.

En 2018, lideró iniciativas de apoyo a solicitantes de asilo haitianos y creó el Border Line Crisis Center, una organización que hoy ofrece refugio, comida y ayuda legal a mujeres y niños deportados.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/estados-unidos/migraciones/es-mexicana-vivio-20-anos-en-eeuu-y-fue-deportada-nueve-veces-hasta-que-decidio-renunciar-al-sueno-nid14092025/

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