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El síntoma digestivo que cada vez más gente tiene y preocupa a la medicina: riesgos de sentir la panza hinchada

La sensación de “panza hinchada”, que muchas personas consideran parte normal de la rutina, no se ve de la misma forma por parte de médicos y especialistas. Lo que antes se atribuía al estr...

El síntoma digestivo que cada vez más gente tiene y preocupa a la medicina: riesgos de sentir la panza hinchada

La sensación de “panza hinchada”, que muchas personas consideran parte normal de la rutina, no se ve de la misma forma por parte de médicos y especialistas. Lo que antes se atribuía al estr...

La sensación de “panza hinchada”, que muchas personas consideran parte normal de la rutina, no se ve de la misma forma por parte de médicos y especialistas. Lo que antes se atribuía al estrés del día, comer apurados o dormir poco, hoy se reconoce como una señal que puede estar vinculada a cambios profundos en la salud intestinal, en un contexto donde aumentan los trastornos digestivos y las enfermedades inflamatorias del aparato digestivo.

La Fundación Internacional para los Trastornos Gastrointestinales estima que el síndrome de intestino irritable (SII) afecta entre el 5 % y el 10 % de la población mundial. A la par, Globocan advierte que el cáncer colorrectal es el tercer tipo de cáncer más frecuente, con 1,9 millones de diagnósticos nuevos al año. En ambos casos, un síntoma aparece repetidamente al inicio: una distensión abdominal persistente que muchos pasan por alto.

Rafael Carmona, gastroenterólogo de Clínica Medihelp, explica que el estrés crónico se ha convertido en uno de los principales motores de esta hinchazón continua. La liberación constante de hormonas del eje intestino–cerebro altera el movimiento del colon y cambia su sensibilidad. Personas que viven bajo mucha presión emocional pueden presentar diarrea, estreñimiento, dolor o intolerancias que antes no tenían. Lo mismo sucede con el insomnio: desregula los mismos circuitos y empeora todo el cuadro, detalla.

A esto se suman intolerancias alimentarias frecuentes —como al gluten o a la lactosa—, que facilitan la acumulación de gases y disparan episodios de distensión. Los hábitos diarios completan el escenario: poca actividad física, dietas pobres en fibra, consumo elevado de ultraprocesados y escasa hidratación.

El punto clave, subraya Carmona, es diferenciar cuándo la distensión es funcional y cuándo podría indicar un problema mayor. La consulta médica debe ser prioritaria si aparecen fiebre, sangrado, diarrea persistente, pérdida de peso de más de 10 kilos en seis meses, dolor intenso o cambios marcados en el hábito intestinal. En estos casos, pueden tratarse de enfermedades inflamatorias intestinales —como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn— o incluso de lesiones premalignas.

Las recomendaciones, señalan los expertos, suelen ser más simples de lo que muchos esperan: ajustar la alimentación según tolerancias individuales, aumentar la fibra y el agua, hacer ejercicio con regularidad, reducir el estrés mediante técnicas como respiración consciente o meditación, y utilizar probióticos o medicación solo cuando corresponda.

El llamado es especialmente urgente ante el incremento de cáncer colorrectal en personas menores de 50 años, una tendencia global que los organismos sanitarios describen como una “epidemia de diagnóstico tardío”. Detectar síntomas tempranos y consultar sin demora es crucial para frenar esta curva.

En un contexto donde el estrés, la falta de sueño y las dietas rápidas dominan la vida cotidiana, los especialistas recuerdan que la distensión abdominal persistente no es un signo trivial. Muchas veces, es el primer mensaje de un cuerpo que pide atención, cambios y cuidado sostenido.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/el-sintoma-digestivo-que-cada-vez-mas-gente-tiene-y-preocupa-a-la-medicina-riesgos-de-sentir-la-nid26112025/

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